El Sutra del Loto
es la única enseñanza de Sakyamuni que afirma que el poder manifestar esa
verdad universal inherente a la vida, es decir manifestar la condición de Buda,
(condición de vida caracterizada por una total libertad interior, sabiduría
ilimitada y compasión o misericordia infinita) es una posibilidad real para
todas las personas sin diferencias de etnia, clase social, económica o
educación. Esto lo convierte en una enseñanza humanista y verdaderamente
democrática.
Con el paso de los años estas enseñanzas se propagaron
por la India y el resto del continente asiático, hasta que finalmente el
budismo llegó al Japón en el siglo VI. Durante mucho tiempo las escuelas
budistas estuvieron patrocinadas por el Estado y fueron desarrollando complejas
prácticas que se hicieron inaccesibles para el hombre común. Con la aparición
de una clase guerrera en el siglo XIII y la declinación de la aristocracia,
emergieron nuevas formas, más populares, de budismo.
Entre estas
nuevas formas de budismo, el de Nichiren (1222-1282) reconoce y enfatiza la
supremacía del Sutra del Loto sobre todas las otras enseñanzas budistas. Hijo
de un pescador, Nichiren ingresó al sacerdocio y después de un período de
intensos estudios llega a la conclusión de que todas las personas pueden
manifestar su máximo potencial a través de sus propios esfuerzos. De acuerdo a
sus enseñanzas, el funcionamiento de todo el universo está sujeto a un único
principio o Ley. Al entender esta Ley el individuo puede descubrir ese
potencial oculto dentro de su propia vida y lograr una armonía creativa con el
medio ambiente.
Esta filosofía
representa el vehículo para la transformación del hombre, no sólo estimula al
individuo a manifestar su infinito poder para enfrentar y transformar su
cotidianidad, sino que además se convierte en un individuo que influencia de
manera positiva su comunidad; asimismo permite desarrollar la sabiduría para
entender y realizar acciones con el conocimiento de la profunda conexión entre
nuestra felicidad y la felicidad de los demás, con la comprensión de que la
mayor de las satisfacciones personales se encuentra en ayudar a otros a ser
felices.
La verdadera
entidad de la vida (Fragmento de Los principales escritos de Nichiren
Daishonin, vol. 1, págs. 93 a 94.)
Sea como fuere,
mantenga su fe como devoto del Sutra del Loto y esfuércese siempre como
discípulo de Nichiren. Si usted comparte el mismo espíritu que Nichiren, tiene
que ser un Bodhisattva de la Tierra. Y puesto que usted es un Bodhisattva de la
Tierra, no cabe la menor duda de que ha sido discípulo del Buda desde el
remotísimo pasado. El capítulo Yujutsu señala: He enseñado a estas personas
desde el más remoto pasado.
No debería existir discriminación entre aquellos
que propagan los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo en el Último Día de la
Ley, se trate de hombres o de mujeres. Si no fueran Bodhisattvas de la Tierra,
no podrían invocar el daimoku. Al principio, sólo yo, Nichiren, invoqué
Nam-myoho-renge-kyo. Pero luego siguieron dos, tres y cien más, que lo
invocaron y enseñaron a otros. Así, de este mismo modo, se llevará a cabo la
propagación en el futuro. ¿Acaso no es éste el significado de irrumpir de la
Tierra? En el tiempo del kosen-rufu, toda la nación japonesa invocará Nam-myoho-renge-kyo,
con la misma certeza con que una flecha apuntada hacia la tierra no puede errar
el blanco.
Pase lo que pase,
usted tiene que forjarse una buena reputación como devoto del Sutra del Loto y
consagrarse a él. Los budas Shakyamuni y Taho, sentados en la Torre de los
Tesoros, en el aire, rodeados por todos los demás budas y bodhisattvas,
asintieron para mostrar su acuerdo. Lo que allí decidieron tenía el único fin
de perpetuar la Ley verdadera a lo largo del Último Día. El buda Taho había
ofrecido al buda Shakyamuni un lugar a su lado; cuando ambos desplegaron el
estandarte de Myoho-renge-kyo, los dos adalides de toda la asamblea tomaron la
decisión en conjunto. ¿Acaso podría haber algo falso en su decisión? El
propósito verdadero de su encuentro fue brindarnos a los hombres comunes un
medio para que alcanzáramos la Budeidad.
Si bien no estuve presente en la
ceremonia, cuando examino el sutra, todo se vuelve claro como el agua. Por otro
lado, tal vez haya estado en la ceremonia, pero como soy sólo un mortal común,
conocer el pasado excede mi capacidad. Sin embargo, no caben dudas de que, en
esta existencia, soy el devoto del Sutra del Loto y, por lo tanto, en el
futuro, llegaré al sitial de la iluminación. Si juzgo el pasado desde este
punto de vista, tengo que haber estado en la Ceremonia en el Aire: no puede
haber discontinuidad entre el pasado, el presente y el futuro. [...]
Antecedentes:
Este gosho fue escrito en Ichinosawa, isla de Sado, y
enviado a Sairen-bo, el 17 de mayo de 1273. La posdata afirma: Ya le he
transmitido muchas de mis importantes enseñanzas. Las que le revelé en esta
carta son especialmente importantes. [...] En ninguna circunstancia comente
estas cuestiones con los demás. En esta carta, me consagré a escribir las
enseñanzas de mi iluminación.
Por lo tanto, La
verdadera entidad de la vida concierne al propio Nichiren Daishonin;
específicamente, a la iluminación y la práctica del Buda original del Último
Día de la Ley. Podemos presumir que Sairen-bo ya conocía algo acerca de la
verdadera entidad de todos los fenómenos, concepto fundamental en la escuela
Tendai. Sin embargo, no podía comprenderlo acabadamente sólo a través de la
teoría de Tien-tai, por eso pidió una explicación al Daishonin. Ésta fue la
respuesta.
Aunque comparado
con otros el texto es corto, este documento contiene dos elementos importantes
del Budismo del Daishonin. Fue escrito un mes después de El verdadero objeto de
veneración, en el que revelaba la base de la práctica budista en el Último Día
de la Ley, al explicar el Dai-Gohonzon, el supremo objeto de veneración, y la
forma en que todas las personas pueden lograr la iluminación.
La verdadera
entidad de la vida comienza con un pasaje del capítulo Hoben, el corazón de la
enseñanza teórica del Sutra del Loto, que dice: La verdadera entidad de todos
los fenómenos sólo puede ser comprendida y compartida por budas. Esta realidad
consiste en apariencia, naturaleza, [...] y su coherencia del principio al fin.
Esto significa que ningún fenómeno es en modo alguno diferente de la verdadera
entidad de la vida, es decir, de Myoho-renge-kyo; y que las innumerables formas
y realidades que existen en el gran universo, tanto concretas como abstractas,
son manifestaciones de Myoho-renge-kyo. De este modo, revela la esencia del
Sutra del Loto: la Ley de Myoho-renge-kyo y su corporificación en el Gohonzon.
Este es el primer elemento, llamado ho-honzon, el objeto de veneración desde el
punto de vista de la Ley.
Después de
elucidar la enseñanza fundamental del Sutra del Loto, el Daishonin declara que
sólo el bodhisattva Jogyo, el líder de los Bodhisattvas de la Tierra, puede
propagar esa enseñanza y que el Daishonin llevó a cabo por sí mismo la misión
encomendada al bodhisattva Jogyo. A la luz de su propia conducta y del
cumplimiento de las predicciones del Sutra del Loto, Nichiren Daishonin sugiere
que él es la manifestación del bodhisattva Jogyo. Sin embargo, una interpretación
más profunda lo identifica como el Buda original de kuon-ganjo que estableció
el Dai-Gohonzon para la salvación de todas las personas en el Último Día.
Asimismo, La verdadera entidad de la vida revela nin-honzon, al explicar el
objeto de veneración desde el punto de vista de la Persona. Éste es el segundo
elemento. A través de la Persona y de la Ley, el Daishonin revela el máximo
objeto de veneración para la gente del Último Día, al proporcionar juntos los
principales temas expuestos en La apertura de los ojos (nin-honzon) y El
verdadero objeto de veneración (ho-honzon).
En la última
parte de la carta, informa a Sairen-bo que aquellos que se dedican a propagar
el Budismo verdadero con el mismo espíritu del Buda original son Bodhisattvas
de la Tierra. Predice que, en el futuro, se logrará el kosen-rufu y concluye
enunciando el corazón de la práctica budista el camino de la fe, la práctica y
el estudio para el Último Día y hasta la eternidad.
Los capítulos
«Hoben» y «Juryo»
El Sutra del Loto
tiene veintiocho capítulos, y, entre e tos, los capítulos segundo -«Hoben»- y
decimosexto «Juryo»-, son especialmente importantes. La preeminencia d Sutra
del Loto sobre todos los demás sutras yace en su afirmación de que todas las
personas pueden convertirse en budas como lo hizo Shakyamuni, y en su
filosofía, que brinda la explicación teórica de esta posibilidad.
En el capítulo
«Hoben», Shakyamuni comienza a enseñar su iluminación a sus discípulos. Revela,
por primera vez, que todas las personas tienen igual potencial para lograr la
Budeidad En el capítulo «Juryo», declara que él, en verdad, logró Budeidad
antes de su existencia de ese momento, en el pasado distante llamado
gohyaku-jintengo. Al mostrar su propia iluminación como algo que ha durado
tanto tiempo, señala la naturaleza de buda eternamente inherente a todos los
seres humanos.
Nichiren Daishonin enseñó que Nam-myoho-renge-kyo es la Ley que
Shakyamuni reverenció para lograr la Budeidad en el pasado distante. Recitar el
capítulo «Juryo» durante el gongyo es alabar el gran poder de
Nam-myoho-renge-kyo, la Ley implícita en ese capítulo, mientras que recitar el
capítulo «Hoben» es expresar la creencia de que el poder de
Nam-myoho-renge-kyo, que es inherente a la propia vida, se manifestará y nos
conducirá a la Budeidad. Con esta expectativa en lo profundo de] corazón, uno
alaba la Ley suprema, Nam-myoho-renge-kyo.
Alabar esta ley
es, al mismo tiempo, expresar gratitud a la Persona, Nichiren Daishonin.
Recitar el capítulo «Juryo» es una expresión de gratitud a Nichiren Daishonin,
quien reveló por primera vez la Ley de Nam-myoho-renge-kyo, inmersa en las
profundidades de este capítulo, y que es el maestro de todos los budas del
pasado, el presente y el futuro. Por otra parte, al recitar el capítulo
«Hoben», expresamos nuestra admiración y respeto por el Daishonin como el Buda
que hizo posible que las personas del último Día de la Ley se convirtieran en
budas y disfrutaran del mismo estado iluminado que él.
Los capítulos
«Hoben» y «Juryo» son, claramente, los más importantes de los veintiocho
capítulos del Sutra del Loto, y por eso, en el Gosho, Nichiren Daishonin
exhorta a los creyentes a recitarlos y a invocar Nam-myoho-renge-kyo.
La palabra hoben,
literalmente, 'medios hábiles', indica aquí las enseñanzas preparatorias que se
concibieron para conducir a las personas a la enseñanza verdadera. Se las puede
comparar con un colectivo, un auto o un tren que llevan a las personas desde su
hogar hasta la escuela o la oficina. SI' su destino es el estudio o el trabajo,
hoben es el medio para llegar a esos lugares. Puesto que, tanto el estudio como
el trabajo son vitales, si las personas quieren mejorar su vida y llevar una
existencia más humana, estos 'medios' son en verdad muy importantes.
Una razón por la
cual el capítulo «Hoben» recibe este nombre es que en él, Shakyamuni declara la
naturaleza preparatoria de todo lo que enseñó en los cuarenta y dos años
anteriores al Sutra del Loto. Todo apuntó, únicamente, a conducir a las
personas a este sutra. Este capítulo es, entonces, una declaración de que el
Sutra del Loto es la única enseñanza verdadera. Se llama «Hoben», porque revela
que las actividades de la vida de los mortales comunes de los nueve estados
(desde el de Infierno hasta el de Bodhisattva) son medios para manifestar la
Budeidad.
SI, como lo
muestra el capítulo «Hoben», la naturaleza de Buda es inherente a la vida, y,
por lo tanto, uno es un buda en potencia, manifestar la naturaleza de buda es
nuestra meta, y los nueve estados son los medios para lograrla. Por ejemplo,
todos tenemos problemas en la vida cotidiana. Pueden ser familiares, laborales
o sufrimientos que surgen de fallas en el carácter. Pero cuando esos problemas
nos llevan a orar al Gohonzon, se convierten en los medios que conducen a
nuestra revolución humana.
El significado de
hoben también se aplica a la enseñanza de Shakyamuni en el propio Sutra del
Loto. Este Sutra es, básicamente, un medio que conduce a la verdad última:
Nam-myoho-renge-kyo de las Tres Grandes Leyes Secretas. Ni siquiera en el Sutra
del Loto el buda Shakyamuni enseñó claramente la Ley a la que se había
iluminado.
Nichiren
Daishonin reveló esta verdad última. Aun así, desde una perspectiva, lo que el
Daishonin enseñó es, con todo, un medio él único medio en el último Día para
lograr la iluminación. La verdad puede ser experimentada en las profundidades
de nuestro ser y formar la base de nuestra vida mediante la fe, la práctica y
el estudio basados en el Gohonzon, en el cual el Daishonin corporificó su
iluminación. Nichiren Daishonin le escribió a la señora Nichinyo: «Jamás busque
este Gohonzon fuera de usted misma. El Gohonzon existe sólo en la carne mortal
de nosotros, las personas comunes que abrazamos el Sutra del Loto e invocamos
Nam-myoho-renge-kyo'.
Hasta aquí, nos
hemos referido a los medios como algo distinto del fin, la verdad o el
resultado. Pero existen también instancias en las que el medio no sólo está
íntimamente conectado con el fin, sino que se convierte en el propio fin. El
propósito de participar en los deportes, por ejemplo, no es sólo ganar una
medalla de oro. Un objetivo aún mayor es fortalecer el cuerpo y la mente
mediante la práctica seria de dicha actividad. En este caso, el medio y el fin
son inseparables.
En el Budismo, la enseñanza preparatoria (medio) que
contiene simultáneamente la enseñanza verdadera (fin) se denomina himyo hoben.
«Hí» significa 'oculto', o sea, la verdad que subyace en las enseñanzas
preparatorias; «myo» significa 'más allá de la concepción' o 'insondable'. En
ese sentido, el hoben o 'medio' al que hace referencia el segundo capítulo son
las enseñanzas introductorias que conducen a la verdad y, observando más
profundamente, las enseñanzas que contienen la verdad.
Puede resultar
útil considerar lo que se ha dicho hasta ahora sobre hoben a la luz de himyo
hoben. Desde esta perspectiva, es evidente que los sutras enseñados antes que
el Sutra del Loto no son meras enseñanzas preparatorias establecidas para
conducir a las personas a la enseñanza verdadera, sino que cada uno de ellos contiene
parte de la verdad. Pero aun así, la verdad completa está contenida únicamente
en el Sutra del Loto. Sólo después de aprehender la verdad en el Sutra del
Loto, puede uno volver a las enseñanzas anteriores a éste y discernir los
puntos importantes dentro de las verdades parciales que contiene. Una parte de
la verdad puede ser una guía confiable, cuando es vista en relación apropiada
con el todo.
Existe una
relación similar entre la Budeidad y los otros nueve estados. En cierto
sentido, los nueve estados no son más que un medio para alcanzar el estado más
elevado: la Budeidad. Pero consideremos si la vida del Buda podría existir sin
los nueve estados. Incluso imaginar tal posibilidad es perder de vista la
perspectiva cabal de la enseñanza del Sutra del Loto. No existe estado de
Budeidad sin los otros nueve estados; ellos son componentes necesarios e
integrales de la vida.
Mientras los seres humanos estén compuestos de carne y
sangre, sean o no budas, tendrán los deseos e instintos indispensables para su
vida como hombres y mujeres. Ellos poseen intrínsecamente los nueve estados,
desde el de Infierno hasta el de Bodhisattva. Los nueve estados son, cada uno,
estados distintos, pero también son inseparables y, cuando están basados en la
Ley de la vida, Nam-myoho-renge-kyo, todos funcionan para crear valor en
relación con las circunstancias externas.
Para ser de
utilidad, las partes deben estar relacionadas con el todo. Un brazo no puede
funcionar si está separado del cuerpo. Sólo cuando es parte del cuerpo puede
cumplir con las funciones específicas de escribir, pintar o sostener cosas.
Cuando nuestra existencia está basada en la Ley Mística, la verdad última de la
vida, todas nuestras actividades producen valor. Esto se logra realizando el
gongyo diariamente. Ello crea un vínculo entre las funciones vitales de los
nueve estados y la Ley Mística, y permite activar la energía de la Budeidad.
Como se mencionó
más arriba, las enseñanzas de Shakyamuni contenidas en el Sutra del Loto son
los «medios», y la «verdad» es Nam-myoho-renge-kyo. Desde ese punto de vista,
incluso la práctica que reveló y enseñó Nichiren Daishonin es un medio que
conduce al «fin»: el logro de la Budeidad. Sin embargo, desde una perspectiva
más profunda, llevar a la práctica este medio contiene, en sí, el fin. Recitar
una parte del Sutra del Loto e invocar daimoku es un medio, mientras que
manifestar la Budeidad es el fin. Pero uno manifiesta la Budeidad a través del
mismísimo acto de recitar el Sutra del Loto y el daimoku; medio y fin son, así,
inseparables.
El capítulo
«Juryo» revela la insondable profundidad de la iluminación de Shakyamuni y
cuánto tiempo permaneció en ese estado. De ahí su título: «¡u» significa el
período de vida del Buda, específicamente, el de Shakyamuni, y «ryo»,
'escrutar'. 'Escrutar la extensión de la vida del Buda' significa conocer
durante cuánto tiempo ha sido un buda. No significa que el capítulo «Juryo»
revele la «eternidad de la vida» misma. La creencia en la eternidad de la vida
era algo difundido entre virtualmente todos los filósofos de la antigua India,
mucho antes de la llegada del Budismo y, por lo tanto, no era algo digno de
discutirse en el capítulo «Juryo». El capítulo se centra en la duración de la
vida de Shakyamuni como buda, es decir, cuánto tiempo ha transcurrido desde que
logró originariamente la Budeidad.
Aquí, Shakyamuni introduce un tiempo inimaginablemente
distante llamado gohyaku-jintengo, cuando logró por primera vez la Budeidad, y
declara que, desde entonces, ha estado continuamente aquí, en este mundo,
exponiendo la Ley para salvar a la humanidad. Sus contemporáneos lo veían como
un príncipe que había comenzado con las austeridades religiosas siendo muy
joven y que, finalmente, había obtenido la iluminación cerca de la ciudad de
Gaya. Nadie consideraba siquiera la posibilidad de que pudiera haber sido un
buda desde antes, y cuando logró la Budeidad, pensaron que se debía a que era
alguien especial. El capítulo «Juryo» muestra el error de esa idea.
Pero aún así la
gente dudaba. Se preguntaba por qué el Buda, habiendo logrado la iluminación
tanto tiempo atrás, había nacido como un mortal común que llevaba a cabo
prácticas religiosas como otras personas, que todavía estaban buscando el
camino. Por qué no había nacido buda. La respuesta a esa pregunta es que, aun
cuando uno haya logrado la Budeidad, los otros nueve estados no desaparecen de
la vida. Un buda aparece en el mundo como una persona común que posee los nueve
estados.
Eso corresponde
al principio revelado en el capítulo «Hoben», de que los mortales comunes de
los nueve estados poseen inherentemente el estado de Buda. La Budeidad no puede
existir separada de los nueve estados, ni viceversa, porque ambos son
eternamente inherentes a la vida. Esta relación se describe como himyo hoben.
Aunque ambos enseñan la inseparabilidad de la Budeidad y de los nueve estados,
los capítulos «Hoben» y «Juryo» están escritos desde puntos de vista
diferentes. El capítulo «Hoben» revela que los nueve estados poseen
inherentemente la Budeidad, mientras que el capítulo «Juryo» muestra que la
Budeidad retiene los nueve estados. Además, el capítulo «Hoben» exhibe la
Budeidad sólo como un potencial que existe en la vida de las personas, mientras
que el capítulo «Juryo» la describe como una realidad manifiesta en la persona
de Shakyamuni.
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