Así vemos que el principio
de ichinen sanzen revela la influencia recíproca entre el mundo de los
fenómenos y la realidad fundamental de la vida. También enseña que todos los
fenómenos, sin excepción, existen dentro de cada momento de la vida de un
individuo, y que por lo tanto cada uno de esos momentos contiene un potencial
infinito. En "Sobre cómo lograr la Budeidad", el Daishonin escribe:
"La vida, a cada momento, abarca el aspecto material y el espiritual; el
sujeto y el ambiente de todos los seres animados, en todos los estados de la
vida, así como el de todos los seres inanimados, desde las plantas, el cielo y
la tierra, hasta la más diminuta partícula de polvo. La vida, a cada momento,
es parte de todo el universo y se revela en todos los fenómenos." (MW1,3.)
Lo que él quiere dar a entender es que el ichinen individual la vida del
individuo a cada momento -simultáneamente es parte del universo entero y abarca
dentro de sí mismo todas las leyes y los fenómenos del universo.
Lo que, por lo tanto,
significa que se extiende paralelamente (en tiempo y espacio) con el universo.
Esta relación entre el microcosmos de la vida humana y el macrocosmos del
universo es misteriosa -y maravillosa. Si miramos el mundo físico, podemos ver
fácilmente que aún las cosas más pequeñas contienen un inmenso potencial. Todo
este vasto universo tiene sus orígenes en un "huevo cósmico" que los
físicos creen que fue indescriptiblemente diminuto -tal vez del tamaño de una
partícula subatómica. La fusión de un núcleo minúsculo puede producir la
potente energía de la bomba de hidrógeno. Cientos de millones de
"pizcas" de información están almacenadas en un gen tan diminuto que
es imposible verlo a través del microscopio. Se cree que el cerebro humano
contiene cerca de 14 millones de neuronas, cada una de las cuales extiende sus
dendritas a otras miles de neuronas, formando una red de comunicaciones de una
vastedad incomprensible.
Desde el punto de vista temporal, la vida a cada momento puede ser
enseñada como un corte transversal de una continuidad ininterrumpida, extendiéndose
desde el pasado infinito hacia el futuro infinito. Respecto a esto, podemos
pensar que el ichinen de una persona es como una película televisiva. En
cuestión de un segundo, treinta imágenes sucesivas aparecen a través de la
pantalla de la televisión, emergiendo para conformar una película de
movimientos coherentes. Pero la longitud del momento, como lo explican las
escrituras budistas, es mucho más corto que la duración de una de esas
imágenes. El Gran Comentario sobre el Abhidharma dice que hay "sesenta y
cinco instantes en un abrir y cerrar de ojos".
Sin embargo, de hecho el
concepto budista de un "momento" implica una duración
inconcebiblemente breve. Nuestra vida es una acumulación de una miríada de
tales minúsculos momentos que circulan sin interrupción desde el pasado a
través del presente y hacia el futuro. En cierto sentido, podemos ver cada
momento como el producto de todos los momentos previos.
De forma similar, la causa
hecha en el momento presente ayudará a determinar la naturaleza de cada momento
subsecuente. Por lo tanto, podemos decir que el pasado, el presente y el futuro
están contenidos en cada momento -cada momento es la condensación de una vida
entera. La cosa más importante, entonces, es nuestro estado de vida a cada
momento. La condición de vida de una persona de momento a momento determina el
curso general que su vida tomará.
Nosotros podemos observar
hasta cierto punto las actividades físicas y mentales de nuestra vida a través
de disciplinas tales como la biología, la bioquímica, la psicología y la
fisiología; pero los fenómenos que conciernen a todas estas ciencias son
meramente expresiones de la vida, no la vida misma. La realidad última de la
vida es intangible e invisible, incontrolable por el tiempo y el espacio. Sin
embargo, se manifiesta en el mundo fenoménico a cada momento.
Nuestros cuerpos físicos
están compuestos por muchos millones de células, que mueren constantemente y
son reemplazadas. Nuestra mente también cambia a medida que ocurren distintas
emociones y pensamientos. Nosotros estamos sujetos al cambio, tanto física como
mentalmente; y a medida que el tiempo pasa, continuamente repetimos el ciclo de
nacer y morir. Las circunstancias constantemente cambiantes de nuestro cuerpo y
nuestra mente son consideradas como las funciones inherentes de una realidad
fundamental inmutable.
La vida y la muerte son, por
lo tanto. expresiones naturales de la realidad eterna de la vida; esta realidad
eterna es, a su vez, el fenómeno inmutable del nacimiento y la muerte. La liberación
de los sufrimientos del cambio viene sólo al momento cuando despertamos a la
verdad eterna manifestada en nuestro ichinen. Entonces, como dice el Daishonin,
"repetimos el ciclo del nacimiento y la muerte en el eterno sendero de
nuestra inherente naturaleza iluminada" (Gosho Zenshu, p.724).
Aunque los momentos de
nuestra vida parecen pasar volando, podemos ver que, desde un punto de vista
profundo, todos juntos, ellos abarcan la realidad fundamental. Cada momento
trasciende los límites de espacio y tiempo para ser simultáneamente uno con la
fuerza vital cósmica - la realidad fundamental del universo. Todas las formas
de la vida se interrelacionan infinitamente en la vasta totalidad de la vida
cósmica, y aún así ninguna de ellas pierde su individualidad. Nichikan Shonin,
el décimo sexto sumo prelado de la Nichiren Shoshu, expresa la idea en su obra
"La Triple Enseñanza Secreta”: "Desde el punto de vista del Sutra del
Loto, la frase “tres mil mundos en un solo momento de vida” tiene dos significados:
“incluir” e “impregnar”. El universo entero está incluido en cada momento; y
cada momento penetra el universo entero. Cada momento es una partícula de polvo
que posee los elementos de todas la tierras del universo, o una gota de agua
cuya esencia no difiere en nada del mismo vasto océano.
LA RELACIÓN ENTRE LOS COMPONENTES
Analicemos ahora las
relaciones que existen entre los componentes principales de cada momento, o
ichinen sanzen. Ellos son los Diez Mundos, su inclusión mutua, los Diez
Factores y los Tres ámbitos. Al comienzo del Gosho "El Verdadero Objeto de
Veneración", Nichiren Daishonin cita un pasaje de "Gran Concentración
y Discernimiento" (Maka Shikan) de T'ien-t'ai: “La vida a cada momento
está dotada de los diez estados. Al mismo tiempo, cada uno de los Diez Mundos
está dotado de los otros diez, de modo que cada entidad de vida posee, en
realidad, cien estados. Cada uno de esos mundos por su parte posee treinta
aspectos, lo que significa que en cien mundos hay tres mil aspectos. Estos tres
mil aspectos de la existencia están presentes en cada entidad del ichinen. Sin
la vida se acaba la materia. Pero si existe el menor soplo de vida, allí están
contenidos los tres mil aspectos.” (MW-I,pág. 45).
Cuando T’ien-t’ai escribe :
"La vida a cada momento está dotada de los Diez Mundos", quiere decir
que en cada momento de vida existe el potencial para las diez condiciones:
Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Tranquilidad, éxtasis, Aprendizaje,
Comprensión, Bodhisattva y Budeidad. Ninguno de los diez estados es fijo. La
vida en cualquiera de los diez estados contiene en sí mismo todos los demás; en
otras palabras, una persona en cualquier estado tiene, a cada momento, el
potencial de manifestar cualquiera de los otros nueve estados. Este es el
concepto de inclusión mutua, o "posesión mutua", de los Diez Mundos.
Nuevamente, porque cada uno de los diez estados contiene en sí mismo los diez
estados en su totalidad, es que llegamos al total de cien estados.
La expresión de T’ien-t’ai
de que "cada uno de esos mundos posee treinta aspectos" se explica al
entender que cada uno de los diez estados incluye Diez Factores de la vida, y a
su vez, cada factor posee los tres aspectos de existencia. Esto podría
entenderse como que los diez estados juntos tienen trescientos aspectos, sin
embargo, desde que cada uno de los diez estados contiene los otros nueve además
del suyo, el total es de tres mil aspectos. Los Diez Factores de la vida son:
apariencia, naturaleza, entidad, poder (fuerza inherente), influencia, causa
interna, causa externa, efecto latente y efecto manifiesto, y finalmente
consistencia del principio al fin. Los Tres ámbitos de la existencia son: el
ámbito de los cinco componentes de la vida (forma, percepción,
conceptualización, volición y conciencia); el ámbito de los seres vivientes y
el ámbito del medio ambiente. Tres mil no es un número elegido al azar, sino
que más bien es la expresión de un conjunto de principios que refleja la
inmensidad y diversificación de la vida.
A través de la historia, las
personas han comprendido que todos los fenómenos naturales son ilusorios e
inciertos, y por ello han buscado la eterna e inmutable verdad de la vida.
Diferentes maestros han ofrecido diferentes explicaciones de la relación entre
esta verdad absoluta y el mundo efímero que experimentamos. Algunos han
sugerido que esta verdad suprema gobierna este mundo desde un plano superior;
otros, que yace más allá o detrás de los fenómenos, o que los fenómenos son en
realidad mera ilusión y que sólo la verdad suprema es real. Una tendencia
dualista similar se encuentra en algunas de las enseñanzas budistas anteriores
al Sutra del Loto. éstas generalmente sostienen que la mente es la base de
todos los fenómenos, y que todos los fenómenos provienen de la mente.
En contraste, el principio
de ichinen sanzen, basado en el Sutra del Loto, sostiene que la mente (o cada
momento de nuestra vida) y los fenómenos del universo son "dos pero no
dos". Todos los fenómenos son manifestaciones de la realidad suprema, y
esta realidad fundamental existen sólo en los fenómenos mutables: en otras
palabras, ninguno puede existir independientemente del otro. Es así que todos
los eventos del universo, por ser manifestaciones de nuestro Ichinen, están
integrados formando una sola entidad, de tal forma que cada individuo está
directamente conectado con el resto del universo.
Cada momento en la vida de
cada individuo penetra los tres mil aspectos y éstos están comprendidos en cada
uno de esos momentos. O sea que las formas de todos los fenómenos del universo
derivan de esta interrelación, A través del principio de
ichinen sanzen, cada ser humano tiene el potencial de ser un Buda, despertado a
la eternidad y la infinidad de la vida. Sin embargo, lo que las personas
realmente experimentan es más bien algo diferente. Así, este principio, puede
ser dividido en dos tipos: el ichinen sanzen teórico y el ichinen sanzen real.
El ichinen sanzen teórico se refiere a la vida de los mortales comunes o las
personas que no se han iluminado, a través de los nueve estados desde el
Infierno hasta el de Bodhisattva, en el cual la Budeidad permanece en estado
latente. En contraste, el ichinen sanzen real indica la vida de la Budeidad, o
sea, la vida que activa y plenamente manifiesta la Budeidad.
El ichinen sanzen descrito
en el "Hoben", segundo capítulo del Sutra del Loto es reconocido como
teórico porque explica la Budeidad como un potencial inherente a las personas
de los nueve estados inferiores. El ichinen sanzen indicado en el décimo sexto
capítulo, "Juryo", es descrito como real porque presenta la Budeidad
como una realidad manifestada en la vida de Shakyamuni. De acuerdo al Budismo
de Nichiren Daishonin, sin embargo, la versión de ichinen sanzen descrita en el
décimo sexto capítulo es incompleta, porque está explicada sólo como efecto, o
sea, como la iluminación de Shakyamuni alcanzada en el pasado remoto.
Como la descripción de
ichinen sanzen en este décimo sexto capítulo fracasa en revelar la causa que
permitió que Shakyamuni alcanzara su iluminación original; carece de una clarificación
completa de la realidad fundamental de la vida. Nichiren Daishonin fue la
persona que identificó la causa original de la iluminación de Shakyamuni -y,
por lo tanto, la iluminación de todos los Budas- como Nam-myoho-renge-kyo, o la
Ley Mística. En "La Esencia del capítulo ‘Juryo' ", él escribe:
"Nam-myoho-renge-kyo, el corazón del capítulo 'Juryo,' es la madre de
todos los Budas en las diez direcciones y en las tres existencias del pasado,
presente y futuro (MW-3,35).
La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómo los
mortales comunes de los nueve estados inferiores pueden despertarse y
manifestar su Budeidad latente? El Budismo de T’ien-t’ai fue, y es,
extremadamente difícil de entender, y la meditación y prácticas que prescribe
para "observar la esencia de la vida", o percibir los tres mil
aspectos dentro de uno mismo, era poco factible para la vasta mayoría de la
gente, siendo adecuado solamente para una pequeña élite monástica. Más aún,
esas prácticas se concentraban solamente en las funciones internas de la vida y
tenían muy poca relevancia al mundo exterior - la vida que todos tenemos que
vivir en la sociedad. Nichiren Daishonin, por otro lado, buscó establecer una
forma de percibir el ichinen sanzen que sería accesible para todos, una práctica
que no sólo iluminaría el ámbito interno de la vida sino que también
transformaría el mundo en que vivimos.
De acuerdo a ello, él
incorporó su iluminación a la ley de Nam-myoho-renge-kyo en la forma de un
mandala llamado Gohonzon, el cual, en sus enseñanzas es el objeto fundamental
de veneración. El Daishonin enseña que creer en el Gohonzon y entonar
Nam-myoho-renge-kyo constituyen en sí mismos "observar la esencia de la
vida" o el logro de la Budeidad. Por lo tanto, a través de la inscripción del
Gohonzon, estableció un camino por el cual, todas las personas por igual,
podrían percibir el ichinen sanzen y lograr la Budeidad en sus vidas comunes.
Para usar una analogía,
aunque no sepamos nada de electrónica o del funcionamiento de un aparato de
televisión, nosotros aún podemos disfrutar simplemente prendiendo el aparato.
La fe en el Gohonzon es análoga al acto de prender la televisión y seleccionar
el canal; la imagen que entonces vemos está ligada a la Budeidad que
disfrutamos mientras se manifiesta desde dentro de nuestra vida. Nichiren
Daishonin, por lo tanto, da una expresión concreta y práctica a la filosofía
budista enseñada por Shakyamuni y sistematizada más tarde por Tíien-tíai.
LOS DIEZ MUNDOS
Los Diez Mundos, el primero
de los principios que componen el ichinen sanzen, son los diez estados o
condiciones de vida que experimentamos. Tomados conjuntamente, los Diez Mundos
comprenden un análisis de las condiciones que una vida individual manifiesta en
el transcurso del tiempo. La idea de los Diez Mundos describe las sensaciones
subjetivas experimentadas por el yo, en el nivel más fundamental de la vida.
Como hemos visto, los Diez Mundos comenzando con el más inferior hasta el más
elevado, son: Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Humanidad, éxtasis, Aprendizaje,
Comprensión, Bodhisattva y Budeidad.
La idea de los Diez Mundos
tuvo sus orígenes en una teoría cosmológica. En ésta se creía que había diez
ámbitos distintos y separados en los que la gente renacía, y donde cada ámbito
en particular estaba determinado por la naturaleza del karma acumulado por el
individuo. Por ejemplo, la Humanidad denota el mundo de los seres humanos; la
Animalidad el reino de las bestias, y el Infierno una prisión subterránea.
Sin embargo, en la doctrina
de ichinen sanzen, los Diez Mundos no son vistos como lugares físicos sino más
bien como estados o condiciones inherentes a cada uno de nosotros que
experimentamos de momento a momento a través de nuestra interacción con el
ambiente.
Nichiren Daishonin discute
este aspecto de los seis primeros estados en "El Verdadero Objeto de
Veneración": "Cuando miramos de tanto en tanto el rostro de una
persona, la encontramos algunas veces alegre, otras encolerizada, y otras en
calma. Por momento la avaricia aparece en la cara de las personas, por momentos
la necedad y a veces la perversidad. La cólera es el estado del Infierno, la
avaricia es el del Hambre, la necedad es el de la Animalidad, la perversidad es
el de la Ira, la alegría es el del éxtasis y la calma es el de la Humanidad (MW-I,
52).
Los cuatro mundos superiores
son, del mismo modo, inherentes a la vida. De acuerdo con el Budismo de
Nichiren Daishonin, el Infierno, el éxtasis y aún la Budeidad son condiciones
de la vida: " En cuanto al interrogante de dónde exactamente existen el
Infierno y el Buda, un sutra dice que el Infierno existe debajo de la tierra y
otro sutra dice que el Buda está en el Oeste. Sin embargo, un análisis más
profundo revela que ambos existen en nuestro cuerpo de cinco pies" (MW I,
271). Como podemos ver, los Diez Mundos en su totalidad existen dentro de
nuestra vidas cotidianas comunes.
LOS DIEZ MUNDOS CONSIDERADOS INDIVIDUALMENTE
1.- El primer mundo, el Infierno
(jigoku), indica un estado totalmente desprovisto de libertad, una condición de
extremo sufrimiento y desesperación, en el que uno es impulsado por la cólera a
destruirse a sí mismo y a los demás. Los sutras budistas describen varias
clases de infiernos, tales como los ocho infiernos candentes, los ocho
infiernos fríos y los dieciséis infiernos menores. Muy semejante a la manera en
que el Dante describió en su Divina Comedia los nueve niveles del Infierno, los
nueve niveles del Purgatorio y los diez niveles del Paraíso -un esquema típico
de la cosmología medieval cristiana.
El 26? Sumo Prelado Nichikan Shonin, se
refiere igualmente a la cosmología tradicional cuando escribe en su "La
Triple Enseñanza Secreta": ì...el Infierno es la morada incandescente y el
Hambre, un lugar de 500 yojanas debajo del mundo humano. Aquéllos en el estado
de Animalidad viven en el agua, en la tierra y en el aire. La Ira tiene su
morada junto al océano o en el fondo del mar. La Humanidad es la vida en la
Tierra, y los seres en éxtasis residen en un palacio".
Sin embargo, como hemos
notado, el concepto de los Diez Mundos puede considerarse no sólo como un
sistema cosmológico sino también como un esquema de potencias inherentes en
toda vida. En este sentido, la afirmación de que "el Infierno es una
morada de hierro incandescente" puede entenderse como la tormenta ineludible
que sufrimos cuando estamos en el estado de Infierno.
2.- El segundo mundo es el
Hambre (gaki). En este estado somos gobernados por unas ansias constantes de
objetos o de ciertas experiencias tales como riqueza, fama, poder y placer. Las
causas de este estado pueden encontrarse en tendencias como la avaricia, la
mezquindad y los celos. Originalmente el mundo del Hambre era visto como un
ámbito habitado por los espíritus de los muertos, quienes se creía, estaban
sufriendo de inanición como retribución kármica por la avaricia y el egoísmo
demostrado mientras vivían.
En el mundo del arte son representados con vientres
abultados y cuellos angostos. En su "Tratado conforme a la Doctrina
Correcta", Samghabhadra, el erudito oriundo de la India que vivió durante
el Siglo V A.C., describe tres tipos de espíritus hambrientos cada uno de los
cuales se subdivide en tres.; el Sutra de la Meditación sobre la Ley Verdadera
enumera treinta y seis clases.
El reino habitado por esos espíritus hambrientos
se creía estar localizado 500 yojana debajo de la superficie de la Tierra. (
Una yojana era una medida métrica usada en la India Antigua: los cálculos de su
longitud varían entre los 9.6 y los 24 Km.). La imagen de una morada oscura y
estrecha en las profundidades de la tierra, expresa vívidamente las
restricciones del estado de Hambre, en la cual somos prisioneros de nuestros
insaciables deseos.
3.- El tercer mundo es el de la
Animalidad (chikusho). En este estado, somos como animales gobernados por
instintos de supervivencia y por la falta de virtudes coercitivas tales como la
razón o la moral. Las personas en este estado solamente observan "la ley
de la jungla". Se aprovechan de los que son más débiles que ellos y adulan
a los que son más fuertes.
4.- El cuarto de los mundos es
el de la Ira (shura). Los primeros tres estados -Infierno, Hambre y Animalidad-
se conoce, en conjunto, como los tres caminos del mal. La vida en estos estados
está dominada por deseos instintivos y pasiones. En este estado, la Ira, existe
una conciencia del ego -pero es un ego voraz y distorsionado, decidido a
triunfar sobre los demás, a cualquier precio, y viéndolo todo como una posible
amenaza a sus supervivencia.
Se decía que este estado estaba caracterizado por
asuras, demonios contenciosos que aparecen en la mitología de la India antigua.
Como hemos visto, el Sumo sacerdote Nichikan escribió que "la Ira reside
junto al océano; las olas rompen en el océano y su temible potencia para
sumergir cualquier cosa en fracción de segundos pueden verse como una representación
de un ego agresivo y arrogante, que es la carácter distintivo de la Ira.
En
este estado solamente nos valoramos a nosotros mismos, despreciando a todos los
demás. Nos creemos superiores a otros y no podemos soportar ser considerados
inferiores a ninguna otra persona, en ningún aspecto. Los tres caminos del mal,
junto con la Ira, se llaman "los cuatro caminos del mal" o los cuatro
mundos inferiores.
5.- El quinto de los Diez
Mundos, es el de la Humanidad (nin). Este mundo se caracteriza por la
estabilidad vasta y llana de la Tierra. La Humanidad es el estado en el cual
podemos usar la razón para controlar los deseos instintivos permitiendo así que
las cualidades verdaderamente humanas, tales como el amor y la benevolencia,
puedan emerger. Las personas en el estado de Humanidad experimentan
tranquilidad y en general viven una existencia calma.
6.- El sexto de los mundos es el
éxtasis (ten). Este estado puede entenderse mejor si pensamos en el intenso
placer que experimentamos cuando, por ejemplo, tenemos las satisfacción de
lograr algo que hemos deseado por mucho tiempo, o cuando un largo sufrimiento
se alivia. Aunque es intenso, el placer experimentado en este estado es de
corta duración y extremadamente vulnerable a influencias externas.
Estos primeros seis estados,
desde el Infierno al éxtasis, se llaman en conjunto, los "Seis
Caminos" o los seis mundos inferiores. Todos ellos tienen una cosa en
común: se originan mediante la satisfacción o la frustración de diferentes
deseos e impulsos. Por lo tanto, su aparición o desaparición está gobernada por
circunstancias externas.
El budismo señala que la mayoría de las personas pasan
su vida fluctuando entre los seis estados, sin comprender que están
completamente a la merced de sus reacciones al ambiente. Cualquier felicidad o
satisfacción que podamos obtener en este estado están totalmente gobernadas por
las circunstancias y por lo tanto son transitorias.
Pero cuando estamos
atrapados en los seis mundos inferiores fracasamos en comprender esto, y en su
lugar basamos toda nuestra felicidad en realidad toda nuestra entidad en
factores externos, que por definición, están más allá de nuestro control. Sin
embargo, cuando reconocemos que todo lo experimentado en los seis mundos
inferiores es impermanente - una aceptación que nos impulsa comenzar una
búsqueda por una verdad duradera- es cuando entramos los dos estados siguientes
del Aprendizaje y la Comprensión. Estos dos estados, junto con los dos últimos,
de Bodhisattva y el de Budeidad, se llaman los "Cuatro Mundos Nobles".
A diferencia de los Seis Caminos, que en esencia constituyen una reacción
pasiva al ambiente, éstos cuatro estados superiores se logran solamente por
medio de un esfuerzo continuo y deliberado.
7.- En el estado de Aprendizaje,
buscamos la verdad indirectamente, por medio de las enseñanzas o experiencias
de otras personas. La palabra japonesa para este estado, shomon, puede ser
traducida como "el que oye la voz". Originalmente, fue usada para
aquellos discípulos del Buda que lo habían escuchado predicar en persona.
Luego del Aprendizaje, está
el octavo mundo de la:
8.- La Comprensión (engaku). Este estado es similar al del
Aprendizaje, excepto que aquí, buscamos la verdad no a través de las enseñanzas
de otras personas sino a través de nuestra propia percepción directa. La
palabra sánscrita para este estado es pratyekabuda, y denota una persona que
llega independientemente a un entendimiento de las verdades budistas. Juntos,
el Aprendizaje y la Comprensión, se describen como los "dos
vehículos".
En esos estados, habiendo comprendido la impermanencia de
todas las cosas, hemos ganado cierto grado de independencia: ya no estamos
sujetos a nuestras reacciones hacia el ambiente, como cuando estamos
transitando por los seis estados inferiores.
Pero nada es perfecto. Las
personas de los dos vehículos tienen la tendencia a mirar con desdén a aquellos
que aún no alcanzado su mismo nivel de entendimiento - o sea, aquellos que
marchan penosamente por los Seis Caminos. Además, su búsqueda de la verdad es
en gran parte una cuestión de interés propio; de modo que las personas en esos
dos estados pueden retener un poco de egoísmo.
Después de estos mundos se
encuentra el de:
9.- Bodhisattva (bosatsu). Este estado, en contraste con los dos
vehículos, está caracterizado por la compasión y el comportamiento altruista.
Los Bodhisattvas, aunque aspiran a la iluminación suprema, al mismo tiempo
tienen la determinación de que todos los demás seres humanos, también alcancen
el mismo estado. Conscientes de los lazos que nos unen a los demás cuando estamos
en el estado de Bodhisattva, comprendemos que la felicidad que disfrutamos en
forma solitaria es ilusoria y sólo parcial, y por lo tanto nos dedicamos a
aliviar los sufrimientos de otras personas- aunque sea a costa de nuestra
propia vida.
Cuando estamos en este estado encontramos que nuestra mayor
satisfacción proviene de un comportamiento altruista. Nichiren Daishonin señala
el objetivo y el espíritu del Bodhisattva en una frase de la "Recopilación
de la Enseñanzas Transmitidas Oralmente" (Ongi Kuden): "La alegría
significa que tanto uno mismo como los demás se regocijan" (Gosho Zenshu,
pág.761).
Dr. Hans Selye, en su libro El Stress de la Vida (1956), enfatiza la
importancia de expandir los horizontes personales. él dice que transformando los
impulsos egoístas en acciones altruistas -provocando así un sentimiento de
gratitud en otras personas- es el camino hacia la verdadera seguridad interna.
Esta preocupación por los demás es característica del estado de Bodhisattva.
Los estados desde el
Infierno hasta el Bodhisattva son conocidos colectivamente como los "nueve
mundos". El término es con usado con frecuencia para indicar la condición
no iluminada de los mortales comunes, en contraste con el décimo de los Diez
Mundos:
10.- La Budeidad (butsu). El estado de Budeidad implica una condición de
libertad perfecta y absoluta; el estado supremo en el cual despertamos a la
verdad perfecta y fundamental que es la realidad de todas las cosas.
Se
considera que en conjunto, los diez epítetos o títulos honoríficos del Buda,
que aparecen en el Comentarios sobre las Diez Etapas de Nagarjuna, describen el
gran poder, la sabiduría, la virtud y la capacidad única de aquellos en el
estado de la Budeidad.
LOS EPÍTETOS SON:
1.- "El que así
llega"- El cual se refiere a alguien que ha venido del mundo de la verdad.
Un Buda personifica la verdad fundamental de todos los fenómenos y capta la ley
de causalidad que penetra el pasado, el presente y el futuro.
2.- "Digno de
ofrendas"- Se refiere a una persona que está calificada para recibir
ofrendas tanto de los seres humanos como los celestiales.
3.- "Conocimiento correcto
y universal"- Lo que implica alguien que comprende todos los fenómenos
correcta y perfectamente.
4.- "Claridad y conducta
perfectas"- es el título que describe una persona que entiende la
eternidad del pasado, el presente y el futuro y quien realiza buenas acciones
hasta la perfección.
5.- "Bondad
alcanzada"- Esto significa una persona que ha alcanzado el mundo de la
iluminación.
"Entendimiento del mundo"- Esto implica una persona quien, mediante su comprensión de la ley de causalidad, entiende todos los asuntos seculares y religiosos.
"Entendimiento del mundo"- Esto implica una persona quien, mediante su comprensión de la ley de causalidad, entiende todos los asuntos seculares y religiosos.
6.- "Valor
insuperable"- Una persona que se distingue supremamente entre los demás
seres humanos.
"Instructor de las personas"- Este título describe alguien quien instruye y guía a las personas a la iluminación.
"Instructor de las personas"- Este título describe alguien quien instruye y guía a las personas a la iluminación.
7.- "Maestro de los seres
humanos"- en otras palabras, un maestro que puede guiar a todos los seres
humanos y a los celestiales.
8.- Buda, el Honrado por el
mundo"- Este título significa una persona dotada de perfecta sabiduría y
virtud, quien puede ganar el respeto de todas las personas. El Budismo
constituye un sistema práctico de enseñanza que en su totalidad provee de los
medios para comprender este estado ideal de la Budeidad.
Hoy, por todos lados vemos
evidencias de los logros remarcables de la ciencia y la tecnología durante las
últimas décadas pasadas, y sin embargo, irónicamente, esos mismos avances han
actuado a menudo para restringir nuestra libertad, dando la impresión de que
sólo somos una pieza en la gigante maquinaria de la sociedad burocrática. Aún
más, las enfermedades que han aparecido por la naturaleza de nuestra
civilización moderna -tales como las relacionadas con el stress y varios
desórdenes emocionales- son endémicas. A pesar de nuestros beneficios,
entonces, todavía nos tenemos que liberar de los sufrimientos de los seis
mundos inferiores.
La Budeidad trae como
consecuencia la sabiduría de reconocer la realidad fundamental de nuestra vida,
la compasión infinita, un perfecto yo eterno, y una pureza de vida total e
incorruptible. De acuerdo con las enseñanzas budistas, sólo cuando hemos
establecido como nuestra base este estado superior la Budeidad es que podemos
transformar nuestra existencia, dirigiendo todas las actividades mentales y
físicas de nuestros nueve mundos hacia metas altruistas y valiosas.
LA POSESIÓN MUTUA DE LOS DIEZ MUNDOS
"El concepto de ichinen sanzen
comienza con un entendimiento de la posesión mutua de los Diez Mundos o estados
de la existencia" (MW-2, 80). Posesión mutua o inclusión mutua significa
que cada uno de los Diez Mundos comprende los otros mundos dentro de sí.
Podemos interpretar esto como que todos los diez estados son inherentes en cada
individuo.
Una persona que experimenta el estado de Humanidad en un momento
puede, en el momento siguiente, permanecer en ese estado o manifestar cualquier
otro de los nueve mundos. Lo que este principio nos dice, entonces, es que la
vida no permanece fija en cualquiera de las diez condiciones sino que a cada
momento puede manifestar cualquiera de las diez; y también que la vida en
cualquiera de esas condiciones, posee todas las otras condiciones en forma
latente dentro de sí mismas.
La idea de la posesión mutua
explica la interrelación de los Diez Mundos en como uno o el otro pasa de su
estado latente a una manifestación activa, o de una manifestación activa a un
estado latente. Por ejemplo, en un momento podemos estar experimentando la
alegría del éxtasis, pero en el momento siguiente algún factor de nuestro
alrededor puede cambiar repentinamente y así nosotros nos zambullimos en las
profundidades del Infierno. Pero esto no significa el estado de éxtasis ha
dejado de existir en nosotros, sino que simplemente a pasado a un estado
latente; y con el estímulo externo apropiado, emergerá nuevamente de su
latencia.
De esta manera, los diez
estados desde el Infierno a la Budeidad pueden ser activados a través de
nuestra relación con el mundo externo, manifestándose tanto en el aspecto
físico como en el espiritual de nuestra vida cotidiana.
Podemos ver, entonces, que
la idea de la posesión mutua de los Diez Mundos es un concepto que describe la
dinámica estructura de la vida en una forma total. Nichiren Daishonin explica
el concepto en su " El Verdadero Objeto de Veneración": "Aún un
villano despiadado ama a su esposa y a sus hijos" (MW-1, 53). Por lo tanto
el estado de la Budeidad -así como todos los otros estados- existe aún en el
mundo del Infierno. Konrad Lorenz (un científico en comportamiento, oriundo de
Austria) señala que aunque los animales actúan normalmente sólo de acuerdo con
sus instintos, algunos ayudarán a otra criatura que sufre. Podemos tomar esto
como un ejemplo de que el estado de la Budeidad existe en el mundo de la
Animalidad.
Cuál de los Diez Mundos se
manifestará en un momento dado, depende no sólo de las influencias externas
sino también de las propias tendencias básicas. Una cierta influencia externa
no necesariamente hará que el mismo mundo se manifieste en dos personas
diferentes. Por supuesto, nuestras condiciones fluctúan de un momento al otro,
pero en una perspectiva más amplia, siempre existe una condición o un conjunto
de condiciones alrededor de las cuales se centran nuestra actividades y a las
cuales estamos más propensos a regresar. Por ejemplo, algunas vidas giran en
los tres caminos del mal, otras oscilan entre los seis mundos inferiores, y la
motivación de algunas personas es la búsqueda de la verdad, lo que caracteriza
los dos vehículos.
En definitiva, el concepto
de la posesión mutua de los Diez Mundos -que clarifica la igualdad fundamental
y el potencial infinito de cada ser humano, explica que cada individuo posee la
potencia para elevar sus tendencias básicas. En otras palabras, a través de un
esfuerzo continuo en la práctica budista, podemos elevar gradualmente nuestras
tendencias básicas hasta que a lo largo del tiempo establezcamos el estado
supremo de la Budeidad como nuestra fundación.
Aunque es imposible
describir el estado de la Budeidad -incluso imposible de imaginar- podemos
pensar en éste como una condición de júbilo y confianza absolutas
experimentadas en lo profundo de nuestro ser, y expresadas a través de los
nueve mundos de la vida cotidiana. Durante el proceso de elevar nuestras
tendencias básicas, nuestras percepciones y valores seguramente cambiarán.
En una carta a su discípulo
Soya Kyoshin, Nichiren Daishonin escribe: ìEspíritus hambrientos perciben el
río Ganges como fuego, los seres humanos lo perciben como agua, y los seres
celestiales lo perciben como amrita (néctar divino). El agua es la misma, pero
parece diferente de acuerdo con la capacidad kármica de los individuosî (Gosho
Zenshu, pág.1050).
El Daishonin está diciendo que la vida en el estado de Hambre
percibe las aguas del Ganges como si fueran sus propias llamas abrasadoras de
la avaricia, mientras que una vida en un estado diferente tiene una percepción
totalmente distinta. Aunque el párrafo se refiere sólo a la percepción en el
estado de Hambre, Humanidad y éxtasis, de igual forma el mismo principio
obviamente se aplica a todos los otros estados.
En el análisis final, entonces,
cuando establezcamos la Budeidad como una fundación inmutable, de tal manera
que nuestra vida individual se fusione con la Budeidad del cosmos, entonces con
toda seguridad crearemos una vida de júbilo ilimitado y libertad absoluta.
LOS DIEZ FACTORES
Cada uno de los Diez Mundos
tienen sus únicas y propias características -el Infierno por ejemplo, es muy
diferente del estado de Aprendizaje. Los Diez Factores (junyoze), por otra
parte, son el mecanismo por el cual un estado cambia con cada momento que pasa.
La vida en el Infierno, Hambre, Animalidad o cualquiera de los otros Diez
Mundos, posee los mismos Diez Factores. La palabra nyoze, literalmente "es
como" es un prefijo de los nombres de los Diez Factores que se recitan en
el capítulo "Hobenî del Sutra del Loto. Los Diez Factores explican cómo
cambia la vida de uno de los
DIEZ MUNDOS AL OTRO. LOS DIEZ FACTORES SON:
1.- Apariencia (nyoze-so): Esos
aspectos que pueden ser percibidos o pueden discernirse desde el exterior. La
apariencia incluye atributos tales como el color, la forma y el comportamiento,
y en términos de los seres humanos señala el aspecto físico de nuestra existencia,
incluyendo el cuerpo y sus funciones.
2.- Naturaleza (nyoze-sho): La
disposición inherente o esas cualidades que no pueden discernirse desde el
exterior. En términos de la vida humana, la naturaleza indica los aspectos
espirituales como la mente y la conciencia.
3.- Entidad (nyoze-tai): La
entidad o esencia de la vida que se manifiesta como una apariencia externa y
una naturaleza interna pero en sí misma no es ninguna de las dos. Es la entidad
de la vida en cualquiera de los Diez Mundos.
Estos primeros tres factores
describen la vida desde un punto de vista estático. Analizan lo que la vida es
y forman también una base teórica para el concepto budista de la unidad del
cuerpo y la mente (shiki shin funi). Los seis factores siguientes analizan las
funciones dinámicas de la vida. El poder y la influencia describen el
funcionamiento de la vida en términos del espacio, mientras que la causa
interna, relación, efecto latente y efecto tienen que ver con la causalidad y
explican las funciones de la vida en términos del tiempo.
4.- Poder (nyoze-riki): La
capacidad de actuar inherente a la vida, su fuerza latente o energía para
lograr algo. Cada uno de estos diez estados tiene su poder correspondiente. La
vida en el estado de Ira tiene el poder de destruir valor, mientras que la vida
en el estado de Bodhisattva tiene el poder de aliviar el sufrimiento de los
demás.
5.- Influencia (nyoze-sa): La
acción o el movimiento producido cuando el poder latente de la vida es
activado. Es el empleo de la influencia, ya sea buena o mala, en pensamientos,
hechos o acciones.
Estos dos factores, el poder
y la influencia, presuponen la existencia de algún objeto externo hacia el cual
se dirige un movimiento o una acción. La entidad, cuando es acompañada por los
factores dinámicos del poder y la influencia, podría considerarse como un
sujeto autónomo que puede actuar en relación con otras existencias. Más aún. El
poder y la influencia no están necesariamente en proporción uno con el otro.
El
poder inherente puede ser grande, pero la influencia pequeña; o el poder
inherente de uno puede ser pequeño pero la influencia inmensa. Una persona de
gran talento (poder inherente) que está en estado de Infierno, donde la fuerza
vital es insignificante, ejercerá muy poca influencia en el ambiente. Mientras
que una persona que pueda tener un talento promedio pero se encuentra en un
estado de vida superior como el de la Humanidad o el de Bodhisattva, revelará
una gran parte de su poder inherente y producirá un impacto mayor en el
ambiente. Los próximos cuatro factores explican cómo las acciones del sujeto
causa el fluctuación desde uno de los Diez Mundos al otro.
6.- Causa interna (nyoze-in): La
causa latente en la vida que simultáneamente contiene un efecto en una latente
posibilidad. Causas buenas producen efectos buenos, mientras que malas causas,
producen malos efectos.
7.- Relación (nyoze-en): La
causa auxiliar o el estímulo ambiental que ayuda al karma a producir su efecto.
Aunque se le llama causa externa, no es el ambiente en sí mismo sino la
conexión entre la vida y el ambiente. Cuando es activada por la relación, una
causa interna sufre un cambio y simultáneamente produce un nuevo efecto
latente. Es también a través de esta función de relación que los efectos
latentes se manifiestan.
8.- Efecto latente (nyoze-ka):
El efecto latente producido en las profundidades de la vida cuanto la causa
interna es activada por la relación. Como tanto la causa interna y el efecto
latente están dormidos en la profundidad de la vida, no hay lapso entre las
dos, tal como ocurre frecuentemente entre la acción y su resultado perceptible.
9.- Efecto manifiesto
(nyoze-ho): El resultado concreto, perceptible que emerge después de cierto
tiempo como consecuencia de una causa interna y un efecto latente.
Para clarificar cómo los
primeros tres factores (apariencia, naturaleza y entidad), los cuales componen
una vida humana, demuestran los seis factores siguientes desde el poder hasta
el efecto manifiesto, tomemos como ejemplo una escultora principiante. Su
capacidad artística (poder) encuentra su expresión en los esfuerzos concretos
(influencia) de perfeccionar el uso del martillo y el cincel. A través de su
interacción con la madera o la piedra (relación) sus habilidades artísticas
innatas (causa interna) son estimuladas (efecto latente) y con el tiempo ella
se convertirá en una artista magistral (efecto manifiesto).
Consistencia desde el
principio hasta el fin se forma el décimo fartor que es el:
10.- (nyoze-honmmatsu-kukyo-to) El factor integrante que
unifica todos los otros nueve factores a cada momento en una sola entidad de la
vida. Donde hay un factor, los otros nueve estarán invariablemente presentes.
No importa en cuál de los Diez Mundos uno se encuentre, el décimo factor afirma
que los otros nueve estarán en consistencia con ese estado. Los primeros tres
factores son la entidad (principio) y los seis factores siguientes son su
función (fin). Tanto el principio como el fin, que son la entidad y la función
de todos los fenómenos, son inseparables.
LOS TRES AMBITOS DE EXISTENCIA
Los Tres ámbitos son el
último de los componentes de ichinen sanzen. Ellos son: el ámbito de los cinco
componentes, el ámbito de los seres vivientes, y el ámbito del medio ambiente.
Podemos considerar estos Tres ámbitos como las tres dimensiones del mundo
fenoménico en el cual los Diez Mundos se manifiestan.
Los cinco componentes se
combinan para formar un ser viviente. Los seres vivientes son seres
individuales que manifiestan los Diez Mundos. El ambiente es donde los seres
vivientes llevan a cabo sus actividades.
Los cinco componentes son:
1.- Forma (shiki): El aspecto
físico de la vida que posee atributos tales como la forma y el color. Forma
también indica los cinco sentidos - vista, oído, olfato, gusto y tacto- a
través de los cuales uno percibe su mundo externo.
2.- Percepción (ju): La función
de recibir información externa a través de los cinco órganos sensoriales (los
cinco sentidos) más la mente ( que integra las impresiones sensoriales).
3.- Conceptualización (so): La
función por la cual uno forma una idea o un concepto sobre lo que ha sido
percibido.
4.- Volición (gyo): La voluntad
de tomar acción hacia lo que ha sido percibido. (La acción misma sería
clasificada como "forma").
5.- Conciencia (shiki): La
función discerniente de la vida que puede hacer juicios válidos, distinguir
entre lo bueno y lo malo y así sucesivamente. La conciencia también actúa para
apoyar e integrar los otros cuatro componentes.
La forma corresponde al
aspecto físico de la vida y los otros cuatro al aspecto espiritual. Sin
embargo, como el Budismo sostiene que los aspectos materiales y espirituales de
la vida son inseparables, no hay forma sin percepción, conceptualización,
volición y conciencia y tampoco puede haber conciencia sin forma, percepción
conceptualización y volición. Los cinco componentes deben ser entendidos como
un todo y asimilados en términos de su interrelación.
Las diferencia entre los
Diez Mundos son reflejadas en el funcionamiento de los cinco componentes. Por
ejemplo, en el estado de Infierno, uno percibe y reacciona a un fenómeno dado
en forma muy diferente que si hubiera encontrado en el estado de Bodhisattva.
El karma que uno crea por lo tanto también diferirá. Por ello, los cinco
componentes están coloreados por el karma individual formado en vidas sucesivas
y ellos también funcionan para acumular karma posterior.
El segundo ámbito es el de
los seres vivientes. Todos los seres vivientes, desde aquellos en el estado de
Infierno a aquellos en el estado de Budeidad, están formados por la unión
temporaria de cinco componentes -temporaria porque se desintegrará al morir.
Cualquiera de esos Diez Mundos que sirva de base para el funcionamiento de los
cinco componentes, se manifestará también en el ser viviente formado por esos
cinco componentes.
Ya que los seres vivientes son percibidos como una unión
temporaria de los cinco componentes, surge la interrogante de por qué se
debiera establecer un ámbito separado para ellos, aparte del ámbito de los
cinco componentes. La respuesta es que esos dos ámbitos consideran los seres
vivientes desde ángulos diferentes. El ámbito de los cinco componentes analiza
los seres vivientes en el funcionamiento de los componentes físicos y
espirituales, mientras que el ámbito de los seres vivientes lo considera como
un individuo integro capaz de interactuar como el ambiente.
El ámbito de los
seres vivientes también puede interpretarse en el plural como un grupo de seres
vivientes. En este sentido, el reino de los seres vivientes indica la verdad
que nosotros vivimos en un estado de interrelación perpetua y dependencia mutua
con otros seres vivientes. Sin embargo, a menudo caemos bajo la ilusión de que
el "yo" es de alguna manera absoluto e independiente de los demás. El
Budismo enseña que el sufrimiento nace finalmente de este egocentrismo. La idea
de que "los seres vivientes no son más que una unión temporaria de los
cinco componentes" tenía la intención de ayudar a romper la el apego a una
idea de uno mismo como fija y absoluta.
El tercer ámbito es el del
medio ambiente en el lugar donde los seres vivientes habitan y del cual dependen
para subsistir. Este incluye toda forma de vida como las plantas, arboles,
montañas, ríos y así sucesivamente. Cualquiera de los Diez Mundos que sea
manifestado por un ser viviente, se manifestará en el medio ambiente. Como se
explicó anteriormente, los Diez Mundos fueron originalmente concebidos como
ambientes físicos distintos.
El Infierno se consideraba estar bajo de la
tierra, el Paraíso en la cima del Monte Sumeru, y así sucesivamente. De acuerdo
con la teoría de ichinen sanzen, sin embargo, la tierra misma, como los seres
vivientes, posee todos los Diez Mundos. La única diferencia es que el ambiente
no tiene una condición de vida independiente. Manifiesta uno u otro de los Diez
Mundos en respuesta a la condición de vida de los seres vivientes que la
habitan. Por ejemplo, aquellos en el estado de Hambre experimentarán un
ambiente determinado en una forma diferente que lo harían en el estado de
Humanidad. La implicación más significativa aquí es que los seres humanos
pueden transformar su ambiente elevando su propio estado de vida.
No hay un
ámbito especial donde mora el Buda. Mejor dicho, al manifestar nuestra Budeidad
innata, los seres humanos pueden hacer del ambiente inmediato la tierra del
Buda.
Mientras los Diez Mundos y
los Diez Factores son comunes a todos lo seres, los Tres ámbitos explican que
no hay seres iguales. La diferencias más básicas expresadas en los Tres ámbitos
de existencia son las de los Diez Mundos. Aún entre los seres vivientes en el
mismo mundo de Aprendizaje, no habrá dos que tengan la misma forma física, o
dos que percibirán, conceptualizarán y responderán al mundo exactamente de la
misma manera. Tampoco ninguno de ellos tendrá el mismo ambiente, pues cada
persona se interrelaciona en forma única con el resto del mundo.
Es un extraordinario texto de estudio , muchisimas gracias. es hermosamente asimilable.
ResponderEliminarWaooo, me encantó😊
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