El siguiente material ha sido extraído de Los principales escritos de Nichiren
Daishonin, vol. 1, págs. 119 a 121.
Justo cuando ansiaba tener otra vez
noticias suyas, llegó el mensajero que se molestó en enviarme. En mis actuales
circunstancias, su ofrenda de dinero es mucho más valiosa que cualquier tesoro
que pueda hallarse en la montaña o en el mar.
Desde que usted me informó la
situación de Kyo’o Gozen, estuve orando a las deidades del Sol y de la Luna por
ella, a cada instante del día. Cuide siempre el Gohonzon que hace un tiempo le
envié para la protección de la niña. Este Gohonzon nunca había sido conocido —y
mucho menos inscrito— por nadie en los días Primero y Medio de la Ley. Se dice
que el león, rey de las bestias, avanza tres pasos, luego se agazapa para saltar
y despliega la misma fuerza, ya sea para capturar una diminuta hormiga, como
para atacar a un feroz animal. Cuando Nichiren inscribió este Gohonzon para la
protección de Kyo’o, fue como un rey león. A esto se refiere el sutra cuando
dice “la fuerza de un león en el ataque”.1 Crea en este mandala con todo su
corazón. Nam-myoho-renge-kyo es como el rugido del león. Por lo tanto, ¿qué
enfermedad puede ser un obstáculo?
Está escrito que aquellos que abrazan el
daimoku del Sutra del Loto serán protegidos por Kishimojin y las diez demonios.
Disfrutarán la felicidad de Aizen y la buena fortuna de Bishamon.2 Dondequiera
que su hija juegue o retoce, nada podrá hacerle daño; estará libre de todo
temor, como el rey león. Entre las diez demonios, Kodainyo es la que brinda la
protección más profunda.3 Pero lo único que determinará todas estas cosas es su
fe. Una espada será inútil en manos de un cobarde. La poderosa espada del Sutra
del Loto debe ser blandida por alguien que tenga coraje en la fe. Quien así lo
haga será tan fuerte como un demonio armado con una barra de hierro.4 Yo,
Nichiren, diluí mi vida y en ella impregné la tinta sumi con la cual inscribí
este Gohonzon. Por eso, crea en él con todo su corazón. La voluntad del Buda es
el Sutra del Loto, pero el alma de Nichiren no es otra cosa que
Nam-myoho-renge-kyo. Miao-lo señala en sus interpretaciones: “El corazón del
sutra es la revelación de la iluminación del Buda original”.5
Los infortunios
de Kyo’o Gozen se convertirán en buena fortuna. Ármese de fe y ore a este
Gohonzon. Así, ¿habrá algo que no pueda lograrse? Debe creer en el Sutra del
Loto, cuando dice: “Este sutra cumple nuestros deseos. Es el agua fresca y
límpida del estanque, que apaga la sed”,6 y “ellos tendrán paz y seguridad en
esta vida y buenas circunstancias en la próxima”.7 Cuando sea perdonado del
exilio en esta provincia, iré a toda prisa a Kamakura, donde nos encontra-remos.
Si uno considera el poder del Sutra del Loto, ante sus ojos sólo hallará
juventud perpetua y eterna vida. Mi única preocupación es que la niña pueda
morir joven; por esa razón, estoy orando con todas mis fuerzas para que las
deidades la protejan. Edúquenla para que sea como la dama Jotoku8 o como la hija
del Rey Dragón. Nam-myoho-renge-kyo,
Nam-myoho-renge-kyo.
Respetuosamente,
Nichiren
De mi puño y letra
En el decimoquinto día del octavo mes.
Respetuosamente,
Nichiren
De mi puño y letra
En el decimoquinto día del octavo mes.
1 Sutra del Loto,
cap. 15.
2 Uno de los Cuatro Reyes Celestiales.
3 Kodainyo: Una de las
jurasetsunyo, o diez hijas de Kishimojin.
4 En las leyendas japonesas, el
demonio aparece como figura simbólica de fuerza. Hay demonios buenos y malos,
según su característica, a diferencia de lo que ocurre en la tradición
occidental.
5 Hokke mongu ki, vol. 10.
6 Sutra del Loto, cap. 23.
7
Ib., cap. 5.
8 Jotoku: Fiel creyente mencionada en el capítulo 27 del Sutra
del Loto. Fue madre de Jozo y de Jogen.
Antecedentes:
Este gosho fue
escrito el 15 de agosto de 1273 y enviado a Kyo’o, la pequeña hija de Shijo
Kingo.
Por entonces, Kyo’o tenía sólo un año; por eso, es dable suponer que
Nichiren Daishonin se dirigía a sus padres, Shijo Kingo y Nichigen-nyo. Ellos
tenían dos hijas: Kyo’o y su hermana Tsukimaro, un año mayor que ella.
Aparentemente, ambos nombres habían sido elegidos por el Daishonin. Shijo Kingo
ya tenía cuarenta años cuando nació Tsukimaro y, por esa razón, las niñas deben
de haber sido doblemente preciosas para los esposos. Como puede adivinarse por
la frase inicial, la carta fue escrita en respuesta a un mensaje en el cual
Kingo o su mujer le informaban al Daishonin sobre la grave enfermedad de la
hija. En ese momento, éste vivía exiliado en Ichinosawa, isla de Sado.
Aunque
es una carta relativamente corta, entraña un profundo sentido, pues el
Daishonin, que había otorgado el Gohonzon a Shijo Kingo, le explica el
significado de tan raro honor. Pocas personas habían recibido el objeto de
veneración. Por eso dice: “Este Gohonzon nunca había sido conocido —y mucho
menos inscrito— por nadie en los días Primero y Medio de la Ley”.
El
Daishonin declara que el Gohonzon es la corporificación de su propia vida y el
verdadero objeto de veneración. Insta a Kingo y a su esposa a creer firmemente
en él.
Usa el ejemplo de un león al ataque para explicar que había puesto
toda su energía al inscribir el Gohonzon. Sigue diciendo que si Shijo Kingo y su
esposa aplican la misma intensidad a su práctica, podrán determinar,
definitivamen-te, la recuperación de su pequeña y constituirán una fami-lia
feliz, libre de preocupaciones.
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