jueves, 23 de agosto de 2012

RECITACIÓN DE LOS CAPÍTULOS HOVEN Y JURYO. "GOSHO DE LA MENSTRUACIÓN

En la carta que usted me envió por mensajero, me dice que antes solía recitar un capítulo del Sutra del Loto cada día, completando el Sutra entero en el espacio de 28 días, pero que ahora simplemente usted lee el capítulo Yakuo (1) una vez por día. Me pregunta si esto es satisfactorio o si sería mejor volver a su práctica original de leer un capítulo por vez.

En el caso del Sutra del Loto, se puede recitar el sutra entero con sus veintiocho capítulos en ocho volúmenes diariamente; o se puede recitar solo un volumen, o un capítulo, o un párrafo, o una frase, o una palabra; o se puede simplemente invocar el daimoku, Nam-myoho-renge-kyo, solamente una vez al día, o invocarlo solamente una vez en el curso de una vida; u oír a alguien invocarlo solo una vez en la vida y regocijarse al oírlo; o regocijarse oyendo la voz de alguien que se regocija al oírlo, y así hasta cincuenta veces desde el individuo que originalmente invocó el daimoku (2) .

En tal caso, por supuesto, el espíritu de la fe sería muy débil y el sentimiento de regocijo muy diluido, como las vagas nociones que pueden existir en la mente de un niño de dos o tres años, o como una vaca o un caballo, incapaces de distinguir el antes del después. Y aún así los beneficios obtenidos por tal persona son cien, mil, diez mil, cien mil veces mayores que aquéllos ganados por personas de excelente innata habilidad y sabiduría superior que estudian otros sutras: personas tales como Shariputra, Maudgalyayana, Monju y Miroku, quienes habían memorizado textos completos de diferentes sutras.

El Sutra del Loto mismo nos dice esto, y la misma opinión es expresada en los sesenta volúmenes de comentarios (3) de T'ien-t'ai y Miao-lo. De esta forma, el sutra establece concerniente a estos beneficios: "Aun si su número fuera medido con la sabiduría del Buda, su límite no podría hallarse"(4). Ni siquiera la sabiduría del Buda puede percibir los beneficios que esa persona obtendrá. La sabiduría del Buda es tan maravillosa que puede conocer hasta el número de gotas de lluvia que caen en este sistema mayor de mundos nuestro durante un periodo de siete días o dos veces siete días. Y también leemos que los beneficios adquiridos por aquél que recita aunque fuera una sola palabra del Sutra del Loto constituyen la única cosa existente que no puede ser percibido. ¿Cómo, entonces, podrían las personas comunes como nosotros, quienes hemos cometido tantas graves ofensas, ser capaces de entender tales beneficios?

No obstante, inmensos como estos beneficios son, ya han transcurrido 2200 años desde la muerte del Buda. Durante muchos años, las cinco impurezas (5) han florecido, y las buenas acciones en cualquier aspecto son verdaderamente raras. Ahora, aunque más no sea que una sola persona obre bien, al mismo tiempo que lleva a cabo una acción buena, también comete diez acciones malas, de forma que al fin, por hacer un pequeño bien comete un gran mal. Y encima, en su corazón, se enorgullece de haber llevado a cabo un "gran bien": tales son los tiempos en los cuales vivimos.

Más aún, usted ha nacido en la remota tierra de Japón, un delgado país insular situado al este separado por doscientos mil ri (6) de montañas y mares del país en el que el Buda nació. Y aún más, usted es mujer, agobiada por los cinco obstáculos y encadenada por las tres obediencias (7). ¡Qué indescriptiblemente maravilloso, por consiguiente, que a pesar de estos impedimentos, usted haya sido capaz de abrazar la fe en el Sutra del Loto!

Hasta el sabio o el erudito, tales como quienes estudiaron todas las sagradas enseñanzas propagadas por Shakyamuni a lo largo de toda su vida, y quienes dominaron tanto las doctrinas exotéricas como las esotéricas, están en estos días abandonando el Sutra del Loto y en su lugar recitando el Nembutsu. ¡Qué buen karma debe usted haber formado en el pasado, entonces, para haber nacido como una persona capaz de recitar tanto como un verso o una frase del Sutra del Loto!

Cuando releí su carta, sentí como si mis ojos estuvieran contemplando algo aún más extraordinario que la flor de udumbara, algo aún menos frecuente que una tortuga de un solo ojo encontrando un tronco flotante con un agujero por el que ella quepa exactamente (8). Sintiendo una sincera admiración, pensé que me gustaría agregar una sola palabra o una expresión de mi propio regocijo, procurando de esta manera destacar su mérito. Sin embargo, me temo que así como las nubes oscurecen la luna o el polvo empaña un espejo, mis breves y torpes intentos de descripción solo servirán para opacar y oscurecer los incomparables beneficios que usted recibirá, y el solo pensamiento me apena. No obstante, me sería imposible permanecer callado frente a su pregunta. Por favor comprenda que estoy meramente añadiendo una gota a los ríos y océanos o sumando mi candil al sol y la luna, abrigando de este modo la esperanza de aumentar, aunque más no fuera levemente, el volumen del agua o el resplandor de la luz.

Antes que nada, cuando del Sutra del Loto se trata, ya sea que uno recite los ocho volúmenes o solo un volumen, un capítulo, un verso, una frase o simplemente el daimoku o título, usted debería entender que los beneficios que resultan son en todos los casos los mismos. Es semejante al agua del gran océano, del cual una sola gota contiene agua de todos los incontables arroyos y ríos, o como la joya que cumple los deseos y que, a pesar de ser simplemente una joya, puede hacer llover toda clase de tesoros sobre el que desea. Y lo mismo es válido para cien, mil, diez mil o cien mil gotas de agua o joyas semejantes. Un solo carácter del Sutra del Loto es como esa gota de agua o tal joya, y todos los cien millones de caracteres (9) del Sutra del Loto son como cien millones de esas gotas o joyas.

Por otro lado, un solo carácter de los otros sutras, o el nombre de cualquiera de los varios Budas, es como una gota del agua de determinado arroyo o río, o como una sola piedra de una montaña o de un mar en particular. Tal gota no contiene el agua de los otros incontables arroyos y ríos, y tal piedra no posee las virtudes que existen en innumerables otras variedades de piedras.

Por lo tanto, respecto del Sutra del Loto, es digno de encomio el recitar cualquier capítulo en el que usted haya depositado su confianza, cualquiera que este capítulo sea.

Hablando en términos generales, entre todas las sagradas enseñanzas del Tathagata, no se sabe de ninguna que contenga palabras de falsedad. Y aún cuando analizamos las enseñanzas budistas más profundamente, encontramos que entre las palabras de oro del Tathagata existen diferentes categorías, tales como Mahayana y Hinayana, enseñanzas provisorias y verdaderas, y doctrinas exotéricas y esotéricas. Estas distinciones surgen de los sutras mismos, y consecuentemente encontramos que éstas se encuentran rudimentariamente esbozadas en los comentarios de numerosos estudiosos y maestros.

Para zanjar la esencia de la cuestión, entre las doctrinas propagadas por el Buda Shakyamuni en los cincuenta o más años de su vida dedicados a la enseñanza, aquéllas impartidas durante los cuarenta y algo primeros años son de naturaleza cuestionable. Podemos afirmar esto porque el mismo Buda claramente establece en el sutra Muryogi: "En estos más de cuarenta años, yo no he todavía revelado la verdad". Y en el Sutra del Loto, el Buda mismo proclama respecto de toda palabra o frase del mismo: "Honestamente descartando las enseñanzas provisorias, expondré solamente el Camino Supremo" (10).

Más aún, el Buda Taho surgió desde las profundidades de la tierra para añadir su testimonio, declarando "El Sutra del Loto... todo lo que tú, el Buda Shakyamuni, has expuesto, es la verdad" (11). Y los budas de las diez direcciones se reunieron en la asamblea en la cual el Sutra del Loto estaba siendo predicado y extendieron sus lenguas para brindar mayor apoyo a la afirmación de que no existe una sola palabra dentro del Sutra del Loto que sea falsa. Fue como si un gran rey, su consorte y sus más venerables súbditos, todos de común acuerdo, hubieran dado su promesa.

Suponga que un hombre o una mujer que recitan aunque sea una sola palabra del Sutra del Loto fueran condenados a caer en los malos caminos a causa de haber cometido los diez actos malignos (12), los cinco pecados cardinales, las cuatro ofensas mayores (13) u otras incontables malas acciones graves. Aun cuando el sol y la luna nunca volvieran a surgir por el este, aun cuando la gran tierra misma se diera vuelta, aun cuando las mareas del gran océano dejaran de correr y fluir, aun cuando una piedra rota se convirtiera en una entera o las aguas de los arroyos y los ríos dejaran de verterse en el océano, ninguna mujer que hubiera depositado su fe en el Sutra del Loto sería jamás arrastrada a los malos caminos a causa de ofensas mundanas.

Si una mujer que hubiera depositado su fe en el Sutra del Loto cayera alguna vez en los malos caminos a causa de la envidia, de su mal carácter o a causa de su excesiva avaricia, entonces el Buda Shakyamuni, el Buda Taho y los Budas de las diez direcciones serían inmediatamente culpables de quebrar el juramento que hicieran a lo largo de incontables eones de jamás decir una mentira. Sus ofensas serían aún mayores que las desenfrenadas falsedades y engaños de Devadatta o las atroces mentiras dichas por Kokalika (14). Pero ¿cómo podría suceder semejante cosa? De este modo, una persona que abraza el Sutra del Loto puede estar absolutamente segura de los beneficios de éste.

Por otro lado, aunque uno no cometa una sola acción mala en toda su vida y, por el contrario, observe los cinco preceptos (15), los ocho preceptos (16), los diez preceptos (17), los diez buenos preceptos (18), los doscientos cincuenta preceptos (19), los quinientos preceptos (20), o incontable número de preceptos; aunque esa persona aprenda todos los demás sutras con el corazón, haga ofrendas a todos los otros Budas y Bodhisattvas y acumule inmensurable mérito; si él deja de poner su fe en el Sutra del Loto; o si él tiene fe pero lo considera en la misma categoría de los otros sutras y enseñanzas de los otros Budas; o si reconoce su superioridad pero constantemente se dedica a otras disciplinas religiosas, practicando sólo de vez en cuando el Sutra del Loto; o si se relaciona en términos amistosos con sacerdotes del Nembutsu, quienes no creen el Sutra del Loto y en cambio calumnian la Ley; o si cree que aquellos que argumentan que el Sutra del Loto no se acomoda a la capacidad de las personas en esta época no son culpables de falta alguna, entonces todos los méritos de los incontables actos que ha realizado a lo largo de toda su vida repentinamente se desvanecerán. Más aún, los beneficios resultantes de su práctica del Sutra del Loto se verán oscurecidos durante algún tiempo, y caerá en la gran ciudadela del Infierno Avichi tan seguro como que la lluvia cae del cielo o las rocas ruedan desde los picos hacia los valles.

Y aunque uno haya cometido los diez actos malignos o los cinco pecados cardinales, mientras no vuelva su espalda al Sutra del Loto, esta persona sin duda renacerá en la Tierra Pura y alcanzará la Budeidad en su próxima existencia. Por otro lado, leemos en el Sutra que aunque una persona observe los preceptos, abrace todos los otros sutras y crea en los varios Budas y Bodhisattvas, si no tiene fe en el Sutra del Loto, está destinado a caer en los malos caminos.

Limitada como es mi capacidad, cuando observo la situación del mundo actual, me parece que la gran mayoría tanto de laicos como de miembros del clero son culpables de calumniar la Ley.

Pero retornando a su pregunta: tal como expresé anteriormente, a pesar de que ningún capítulo del Sutra del Loto es menos importante que otro, de entre todos los veintiocho capítulos, el capítulo Hoben y el capítulo Juryo son particularmente destacados. Los restantes capítulos son, de alguna manera, como las ramas y hojas de estos dos capítulos. De esta forma, para su recitación diaria, le recomiendo que practique la lectura de las secciones en prosa de los capítulos Hoben y Juryo. Además, sería provechoso si pudiera escribir copias separadas de estas secciones.

Los veintiséis capítulos restantes son como las sombras que siguen a una forma o el valor inherente de una joya. Si usted recita los capítulos Hoben y Juryo, entonces los capítulos restantes naturalmente se hallarán incluidos aún cuando usted no los recite. Es verdad que los capítulos Yakuo y Devadatta (21) tratan específicamente acerca del logro de las mujeres de la budeidad o del renacimiento en la Tierra Pura. Pero el capítulo Devadatta es una rama y hojas del capítulo Hoben, y el capítulo Yakuo es una rama y hojas de los capítulos Hoben y Juryo (22). De esta manera, usted debería recitar regularmente estos dos capítulos, el Hoben y el Juryo. En cuanto a los demás capítulos, usted puede le¬erlos de tanto en tanto cuando tenga un momento de descanso.

También en su carta me dice que tres veces al día usted se inclina en reverencia frente a los siete caracteres del daimoku, y que cada día repite las palabras Namu-ichijo-myoden (23) diez mil veces. Sin embargo, durante el período de menstruación usted se abstiene de leer el sutra. Me pregunta si es aceptable recitar el daimoku y el Namu-ichijo-myoden sin enfrentar el objeto de veneración en tales momentos. También me pregunta si usted debería simplemente abstenerse de leer el sutra durante su período menstrual y, en ese caso, cuántos días después de la finalización de su período debería esperar para retomar la recitación del sutra.

Esta es una cuestión que concierne a todas las mujeres y acerca de la cual siempre ellas se preguntan. También en épocas pasadas encontramos numerosas personas que se cuestionan acerca de este tema concerniente a las mujeres. Pero debido a que las enseñanzas sagradas dejadas por el Buda durante el transcurso de su vida no contemplan este punto, nadie ha sido capaz de ofrecer ninguna prueba documental sobre la cual se pueda fundamentar una respuesta. A través de mi propio estudio de las enseñanzas sagradas, a pesar de que encuentro claras prohibiciones contra la impureza de ciertos actos sexuales o el consumo de carne o vino o de las cinco comidas condimentadas durante determinados días del mes, nunca he hallado pasaje alguno en los sutras o tratados que hable de abstenciones relacionadas con la menstruación.

Mientras el Buda estuvo en el mundo, muchas mujeres en la plenitud de su vida se convirtieron en monjas y se devocionaron a la Ley Budista, pero nunca fueron rehuidas a causa de sus períodos menstruales. A juzgar por esto, yo diría que la menstruación no representa ninguna clase de polución proveniente de una fuente externa: constituye simplemente una característica del sexo femenino, un fenómeno relacionado con la perpetuación de la semilla del nacimiento y la muerte. O, en otro sentido, podría ser considerada como una especie de enfermedad crónica recurrente.

En el caso de las heces o la orina, a pesar de que estas son sustancias producidas por el cuerpo, mientras uno observe hábitos de higiene, no existen prohibiciones especiales que se deban observar respecto de éstos. Seguramente lo mismo será aplicable a la menstruación. Esa es la razón por la que, creo, no oímos de ninguna regla en particular de prohibición tanto en lo que respecta a India como a China.

Japón, no obstante, es una tierra de dioses. Y es costumbre de este país que, a pesar de que los Budas y bodhisattvas se han manifestado aquí bajo la forma de dioses (25), de manera muy curiosa estos dioses, en muchos casos, no se acomodan a los sutras y tratados.

No obstante, si vamos contra ellos, es probable que seamos pasibles de recibir algún castigo.

Cuando revisamos con cuidado los sutras y tratados, encontramos que existe una doctrina denominada el precepto de zuiho bini (25) que corresponde a tales casos. La esencia de este precepto consiste en que, en tanto que no implique un acto ofensivo, aún cuando nos apartemos en grado leve de las enseñanzas del Budismo, uno debería evitar el ir contra los usos y costumbres del país. Este es un precepto expuesto por el Buda, pero sucede que algunos hombres sabios, ignorantes de este hecho, sostienen que debido a que los dioses son seres semejantes a los demonios, es que son indignos de reverencia. Y a través de su insistencia en la rectitud de su punto de vista, sucede que lastiman la fe de muchos creyentes.

Si nos guiamos por este precepto de zuiho bini, entonces desde el momento que los dioses del Japón han deseado que las prohibiciones relacionadas con el período de menstruación sean observadas, las personas nacidas en este país probablemente harían bien en tener en cuenta y cumplir con estas prohibiciones.

Sin embargo, no creo que tales prohibiciones puedan interferir con las devociones religiosas diarias de una mujer. Me atrevería a afirmar que aquellas personas que le aconsejan lo contrario nunca han tenido fe alguna en el Sutra del Loto: están tratando de pensar en alguna manera de lograr que usted deje de recitar el sutra, y como no se atreven a venir directamente y aconsejarle que deje al sutra de lado, utilizan el pretexto de la impureza corporal para tratar de distanciarla de él. La intimidan diciéndole que si continúa sus devociones regulares durante un período de polución, estará faltándole respeto al sutra. De esta manera la engañan para inducirla a cometer una falta.

Espero que siempre tenga presente todo lo que le acabo de decir respecto de este tema. Sobre esta base, aún si su período menstrual llegara a durar siete días, si así lo sintiera, entonces deje temporalmente de leer el sutra y simplemente recite Nam-myoho-renge-kyo. Además, cuando realice sus devociones, no necesita inclinarse enfrentando al sutra.

Si inesperadamente se sintiera próxima a morir, aún cuando esté consumiendo pescado o pollo (27), si se siente capaz de leer el sutra, hágalo, e igualmente invoque Nam-myoho-renge-kyo. Es innecesario decir que el mismo principio es aplicable durante su período de menstruación.

Invocar las palabras Namu-ichijo-myoden equivale a lo mismo, pero es mejor si usted solamente invoca Nam-myoho-renge-kyo, tal como hicieron el Bodhisattva Vasubandhu y el Gran Maestro T'ien-t'ai (28). Existen razones específicas por las cuales digo esto.

Respetuosamente

Nichiren

El decimoséptimo día del cuarto mes en el primer año de Bun'ei (1264), signo cíclico kinoe-ne.

NOTAS

1- El capítulo 23 del Sutra del Loto. Contiene un pasaje que establece que un hombre y una mujer que practican el Sutra del Loto, al finalizar sus vidas irán directamente a la Tierra Pura, por lo cual fue considerado de particular relevancia al afirmar que las mujeres podían alcanzar la iluminación.

2- El Daishonin se refiere aquí al principio de “continua propagación hasta la quincuagésima persona” descrito en el capítulo 18 (Zuiki Kudoku) del Sutra del Loto. Supongamos -afirma el texto- que luego de la muerte de Shakyamuni, una persona oyera el Sutra del Loto y se regocijara, entonces se lo predicara a una segunda persona quien también se regocijara y, a su vez, se lo predicara a una tercera y así sucesivamente hasta que una quincuagésima (50°) persona oyera el sutra. Los beneficios recibidos por esta última persona que oyera el sutra serían millones de veces más grandes que los que recibiera alguien que hiciera ofrendas a todos los seres de los cuatro mil millones de mundos asogi y los condujera al estado de arhat.

3- Constituyen las tres obras más importantes de T'ien T'ai que demuestran su profunda comprensión del Sutra del Loto (son el Hokke Gengi, el Hokke Mongu y el Maka Shikan) cada una de ellas constando de diez volúmenes, más los respectivos comentarios de Miao-lo sobre estas tres obras, cada uno de ellos constando también de diez volúmenes.

4- Capítulo 23 del Sutra del Loto.

5- También llamadas “las cinco contaminaciones”. Son las impurezas de la época, del deseo, de la gente, del pensamiento (o puntos de vista) y de la vida misma y se encuentran enumeradas en el capítulo 2 (Hoben) del Sutra del Loto.

6- Unidad lineal de medida. Originalmente un ri equivalía a 6 chô (0.65 km), pero a partir del período Heian (794-1185) se lo consideró como equivalente a 36 chô (4 km).

7- Limitaciones que tradicionalmente se afirmaba que condicionaban a la mujer tanto en su pensamiento monástico como secular. Los cinco obstáculos son 1) que no puede convertirse en un Bonten, 2) ni en un Taishaku, 3) ni en un rey demonio, 4) ni en un rey que hace girar la rueda de la Ley, 5) ni en un Buda.
Las tres obediencias derivan del Confucianismo y exigen que una mujer obedezca a sus padres durante su infancia, a su marido en su matrimonio y a sus hijos cuando es anciana.

8- Metáforas budistas que simbolizan algo que es extremadamente difícil que ocurra. La udumbara es una planta legendaria que se decía que florecía una vez cada tres mil años para anunciar el advenimiento de un rey que hace girar la rueda de la Ley o de un Buda. La tortuga de un solo ojo se menciona en el capítulo 27 del Sutra del Loto, que afirma que encontrar el budismo es tan raro como que una tortuga de un solo ojo encuentre un madero de sándalo con un agujero.
 
9- Es una expresión figurada: en realidad el Sutra del Loto consta de 69.384 caracteres.
 
10- Sutra del Loto, capítulo 2.
 
11- Sutra del Loto, capítulo 11.
 
12- Actos malignos condenados en el Kusha Ron. Son: matar, robar, conducta sexual impropia, mentir, maledicencia o lenguaje irresponsable, difamación, hipocresía, avaricia, ira y estupidez (o poseer visiones distorsionadas).
 
13- También denominadas las cuatro ofensas imperdonables. Eran transgresiones especialmente graves que implicaban la expulsión automática de un monje de la orden budista.. Consistían en matar, robar, conducta sexual impropia y mentir (especialmente alardear de haber alcanzado alguna comprensión que de hecho no se había alcanzado).
 
14- Miembro de la tribu Shakya y enemigo del Buda Shakyamuni. Cayó bajo la influencia de Devadatta y calumnió a los discípulos Shariputra y Maudgalyayana. También se dice de él que cayó vivo en el infierno.
 
15- Preceptos básicos que debían ser observados por los budistas laicos. Eran: no matar, no robar, no tener comportamiento sexual impropio, no mentir y no beber alcohol.
 
16- Preceptos que debían ser observados por los budistas laicos durante días específicos del mes. Corresponden a los preceptos que observaban los monjes y monjas novicios. Eran no matar, no robar, no tener relaciones sexuales, no mentir, no beber alcohol, no usar joyas, ni perfumes ni escuchar música ni cantar ni mirar danzar, no dormir en una cama elevada, no ingerir alimento luego del mediodía y no poseer bienes de valor tales como oro o plata.
 
17- Preceptos válidos tanto para novicios y novicias de la orden budista. Consistían en los cinco preceptos enumerados en la nota 15 más no usar joyas ni perfumes, no escuchar canciones o mirar danzar, no dormir en un lecho elevado, no ingerir alimento luego del mediodía y no poseer bienes preciosos tales como oro y plata.
 
18- Preceptos que debían seguir los creyentes laicos del Mahayana, que consistían en prohibiciones contra los diez actos malignos explicados en la nota 12.
 
19- Reglas de disciplina a ser observadas por los monjes del Hinayana. Están establecidas en el Shibun Ritsu (Cuádruple Reglamento de Disciplina), el vinaya o regulaciones monásticas de la escuela Dharmagupta.
 
20- Reglas de disciplina a ser observadas por todas las monjas del Hinayana. No eran en realidad quinientas sino que esta es una cifra simbólica: su número real difiere según la fuente. Por ejemplo, el Shibun Ritsu enumera 348.
 
21- El capítulo 12 (Devadatta) del Sutra del Loto narra la historia de la hija del Rey Dragón, quien en determinado momento alcanzó la suprema iluminación gracias al poder del este sutra. Ella simboliza el potencial de la mujer para alcanzar la iluminación.
 
22- Esta afirmación proviene de la tradición que consistía en analizar sutras o porciones de ellos de manera tal que cayeran en las “tres divisiones” (preparación, revelación y transmisión). En términos de la enseñanza teórica (los primeros catorce capítulos del Sutra del Loto), el capítulo Hoben está caracterizado como revelación, mientras que el capítulo 12 (Devadatta) corresponde a la transmisión. Por lo tanto, el Daishonin afirma que este último capítulo constituye una “rama y sus hojas” del capítulo 2 Hoben. Cuando el sutra es considerado en términos de las tres divisiones, tanto los capítulos Hoben como Juryo pertenecen a la revelación, mientras que el capítulo 23 (Yakuo) pertenece a la transmisión. En este caso, el capítulo Yakuo es una “rama y hojas” tanto del capítulo Hoben como del Juryo.
 
23- Significa “devoción al Sutra Místico del Vehículo Único”. Es una expresión de devoción al Sutra del Loto que se invocaba a la manera de un mantra.
 
24- Cinco tipos de hortalizas picantes: puerros, escalonia, cebollas, ajo y jengibre. Se consideraba que el consumo de estos alimentos producía irritabilidad, ira y deseo sexual y, debido a eso, estaban prohibidos por los preceptos monásticos.
 
25- El Daishonin se refiere aquí a la entonces difundida creencia de que las deidades del Japón eran manifestaciones locales de Budas y boddhisattvas. Este concepto, que se encontraba muy arraigado ya en el siglo X, reflejaba una tendencia hacia una síntesis entre elementos budistas y sintoístas.
 
26- Es el precepto de adaptarse al lugar donde uno vive. Está enunciado en el Gohun Ritsu, el Vinaya o regulaciones monásticas de la escuela Mahishasaka. Este precepto establece que, respecto de aquellos asuntos que el Buda no estableció expresamente prohibiciones o permisos, uno debería actuar de acuerdo con las costumbres locales, siempre y cuando el espíritu fundamental del budismo no sea violado.
 
27- Comer carne también era considerado una forma de contaminación.
 
28- El Hokke Ron (Tratado acerca del Sutra del Loto), atribuido a Vasubandhu, contiene una oración en alabanza a los tres tesoros del Sutra del Loto, lo cual el Daishonin interpreta como una expresión de devoción a la Ley Mística. El Hokke Zanmai Sengi (Ritual de arrepentimiento basado en la meditación sobre la Ley del Sutra del Loto), un texto chino tanto atribuido a T´ien T´ai como a su maestro Nan-yüeh, también contiene la frase “Nam-myoho-renge-kyo” en varios lugares.
 
ESCENARIO
 
Nichiren Daishonin escribió esta carta en 1264, mientras residía en Kamakura, y la dirigió a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Yoshimoto había estudiado confusionismo en la capital imperial Kyoto y había servido al retirado emperador Juntoku.
 
Más tarde, se mudó a Kamakura, donde fue empleado por el gobierno militar como maestro de confusionismo. Se cree que Yoshimoto se convirtió en discípulo del Daishonin alrededor de 1260.
 
Según la tradición, decidió abrazar las enseñanzas del Daishonin después de leer un borrador del Rissho Ankoku Ron. Tanto él como su esposa eran firmes creyentes.
 
Evidentemente, la esposa de Yoshimoto le había escrito una carta a Nichiren Daishonin haciéndole preguntas específicas acerca de las formalidades que debían observarse al venerar el Sutra del Loto.
 
Este gosho constituye la respuesta del Daishonin a su carta.
 
Su primera pregunta era: ¿Qué capítulos del Sutra del Loto deberían recitarse en la práctica diaria? En respuesta, en la primera parte de este gosho, el Daishonin explica que el Sutra del Loto es la culminación de las enseñanzas de toda la vida del Buda Shakyamuni, y que esta verdad ha sido atestiguada por todos los budas del universo. Al igual que el océano contiene las aguas de todos los ríos y arroyos, el Sutra del Loto alberga dentro de sí todos los beneficios de todas las demás enseñanzas. De este modo, en un sentido amplio, el sólo hecho de recitar cualquiera de sus partes es, definitivamente, la acción más meritoria y generará beneficios más allá de lo que uno pueda imaginar.
 
No obstante esto, de entre los veintiocho capítulos, el Hoben y el Juryo son de vital importancia. Mientras que estos capítulos constituyen la raíz, los restantes son como las hojas y ramas. Debido a eso, cuando uno recita los capítulos Hoben y Juryo, todos los demás capítulos se encuentran incluidos en estos dos. Este pasaje en especial, y que da su nombre al gosho, demuestra que Nichiren Daishonin había claramente establecido la recitación de los capítulos Hoben y Juryo como la forma básica de la práctica diaria de apoyo a la invocación del daimoku.
 
La segunda pregunta de la esposa de Yoshimoto tenía que ver con qué prohibiciones especiales debería observar al hacer gongyo durante su período menstrual.
 
Por esta razón, este gosho es conocido también como el “Gosho de la menstruación”.
 
Tanto la pregunta misma como la respuesta del Daishonin deben ser entendidas dentro del contexto histórico de la época. El Sintoísmo (el “camino de los dioses”), la religión autóctona de Japón, enfatizaba fuertemente el mantenimiento de la pureza ritual y había establecido una serie de prohibiciones o tabúes para evitar la contaminación. Muerte, enfermedad, heridas, partos, menstruación y otras eran considerados así como fuentes de contaminación, y una persona que entrara en contacto con cualquiera de estos contaminantes debía luego realizar purificaciones rituales antes de emprender su práctica religiosa. Consecuentemente, a las mujeres les estaba vedado participar en la práctica religiosa durante su periodo menstrual.
 
Estos tabúes se encontraban profundamente enraizados en la conciencia popular y continuaron siendo observados hasta mucho tiempo después de la introducción del budismo, siendo frecuentemente mezclados con prácticas budistas al punto de que pocos eran conscientes de su origen no budista. Por ejemplo, para evitar la contaminación en los monasterios budistas, se prohibía la entrada a las mujeres.
 
En respuesta a la pregunta de la esposa de Yoshimoto, el Daishonin primero afirma que ninguno de los sutras menciona tabúes relacionados con la menstruación. De esta manera, él claramente establece que no existe absolutamente ninguna referencia en los textos budistas respecto de la pureza ritual o del evitar la contaminación. Desde el punto de vista budista, explica el Daishonin, no existe razón alguna para considerar a la sangre como impura; constituye simplemente una función natural del cuerpo.
 
No obstante, continúa, la costumbre de observar tales prohibiciones y tabúes ha sido firmemente establecida en la sociedad japonesa, y uno no debería rechazar categóricamente los usos y costumbres sociales solamente porque no estén relacionadas con el budismo. Sobre este punto, aquí enuncia el principio de zuiho bini (el precepto de seguir las costumbres del lugar donde uno vive) que establece que, aún si uno debe apartarse en detalles menores de la enseñanza budista, se debería evitar la violación innecesaria de las reglas sociales.
 
Tal flexibilidad es característica del budismo, que se preocupa solamente de posibilitar a los seres humanos a despertar a la verdad fundamental de la existencia y no a reglamentar los detalles de sus vidas.
 
De este modo, en su propagación, el budismo se ha hábilmente adaptado a los aspectos periféricos de época y lugar, incorporando las costumbres locales pero manteniendo intacto su mensaje.
 
No obstante lo expuesto, mientras que los detalles menores del budismo pueden ser adaptados a la sociedad, sus principios básicos no deben ser comprometidos. De este modo, el Daishonin le dice a la esposa de Yoshimoto que, si bien ella debe cumplir con las convenciones sociales, no debería seguirlas ciegamente al punto que interfieran con su práctica diaria. La recitación del sutra y la invocación del daimoku constituyen la práctica más fundamental de un creyente en las enseñanzas de Nichiren Daishonin y deberían ser devotamente observadas.

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