El siguiente material ha sido extraído de Los principales escritos de
Nichiren Daishonin, vol. 1, pág. 13 a 16.
No puedo expresar lo suficiente mi gratitud por sus reiteradas cartas. En
el momento de mi persecución, en el duodécimo día del mes pasado,1 usted no sólo
me acompañó a Tatsunokuchi,2 sino también declaró que moriría a mi lado. ¡Cuán
místico fue su proceder!
He muerto en muchos lugares, en existencias pasadas, en bien de mi familia,
de mis tierras y de mi clan. He dejado la vida en montañas, mares y ríos, en las
costas y a la vera de los caminos, pero ni una vez fallecí por el Sutra del Loto
ni sufrí persecuciones por el daimoku. Por tal razón, ninguno de los finales que
tuve me permitió alcanzar la iluminación. Y porque no obtuve la iluminación, los
mares y ríos donde morí no son tierra de Buda.
Sin embargo, en esta vida, como devoto del Sutra del Loto, fui exiliado y
casi ejecutado; desterrado a Ito y casi decapitado en Tatsunokuchi.
Tatsunokuchi, en la provincia de Sagami, es el sitio donde Nichiren dio la vida.
Ya que allí murió por el Sutra del Loto, ¿podría acaso ser menos que una tierra
de Buda? Un fragmento del sutra dice: “En todas las tierras de Buda de las diez
direcciones no existe más que un vehículo supremo...”.3 ¿Acaso esto no respalda
mi afirmación? “Un vehículo supremo” es el Sutra del Loto. No hay enseñanza
verdadera fuera del Sutra del Loto, en ninguna de las tierras de Buda de las
diez direcciones. Las enseñanzas provisionales del Buda quedan excluidas, como
explica el sutra en otra parte.4 Así pues, cada sitio donde yo, Nichiren,
enfrenté persecuciones es tierra de Buda.
Entre todos los sitios de este mundo saha, el sitio donde mora la vida de
Nichiren es Tatsunokuchi, Katase, provincia de Sagami, Japón.5 Y como allí di mi
vida por el Sutra del Loto, Tatsunokuchi bien puede ser llamado tierra de Buda.
Este principio se encuentra en el capítulo “Jinriki”, que señala: “Ya sea en un
bosquecillo, en un jardín, en una montaña, en un valle o en un ancho prado,
[...] los budas entran en el nirvana”.
Usted acompañó a Nichiren y juró dar la vida como devoto del Sutra del
Loto. Su acción es diez mil veces más grande que la de Hung Yen,6 quien se abrió
el estómago e introdujo allí el hígado de su amo fallecido, el Duque Yi, para
salvarlo de la deshonra y de la vergüenza. Cuando llegue al Pico del Águila, lo
primero que diré es que Shijo Kingo, al igual que Nichiren, resolvió morir por
el Sutra del Loto.
Supe, en secreto, que seré exiliado a Sado por orden del regente Hojo. De
las tres deidades celestiales, la deidad de la Luna me salvó la vida en
Tatsunokuchi, cuando apareció con la forma de un objeto luminoso. Y la deidad de
las estrellas descendió a saludarme hace cuatro o cinco días.7
Ahora sólo resta la deidad del Sol, y, sin falta, me protegerá. ¡Qué
reconfortante! El capítulo “Hosshi” señala: “[El Buda] enviará deidades con
diversos aspectos para proteger al devoto del Sutra del Loto”. Este fragmento no
deja lugar a dudas. El capítulo “Anrakugyo” dice: “Ni las espadas ni las varas
lo podrán herir”. El capítulo “Fumon” afirma: “La espada será instantáneamente
partida en pedazos”. No hay nada falso en estas citas. Lo esencial es la fe
poderosa y firme.
Con mi profundo respeto,
Nichiren.
De mi puño y letra.
En el vigésimo primer día del noveno mes, en el octavo año de Bun’ei
(1271).
1.12 de setiembre de 1271.
2.Tatsunokuchi: Lugar cercano a Kamakura, que solía usarse como sitio de
ejecución.
3.Sutra del Loto, cap. 2.
4.Ib., cap. 2.
5.Se simplificó la traducción para evitar referencias geográficas
redundantes.
6.Vasallo leal de la Antigua China, cuyo amo, el Duque Yi, cayó muerto en
la batalla. Hung Yen sacrificó su vida para evitar la profanación del cuerpo de
su amo. Para los chinos, el hígado era sinónimo de vitalidad.
7.En la noche del 13 de setiembre, mientras el Daishonin estaba confinado
en la residencia de Honma Rokurozaemon, en Echi, un objeto luminoso cayó del
cielo y quedó suspendido ante el Daishonin, sobre las ramas de un ciruelo. Desde
el punto de vista científico, parece haber sido un fenómeno provocado por
descargas eléctricas atmosféricas.
El 21 de setiembre de 1271, sólo nueve días después de la persecución de
Tatsunokuchi, Nichiren Daishonin escribió esta carta a Shijo Kingo, quien lo
había acompañado hasta el lugar preparado para la ejecución, dispuesto a morir
con su maestro. El Daishonin tenía entonces cincuenta años y estaba detenido en
la residencia de Homma Rokurozaemon, en Echi, al norte de Tatsunokuchi.
Entretanto, el gobierno estudiaba las acciones que tomaría con respecto a él.
Ésta fue la primera misiva extensa que redactó después de la persecución.
En ella expresa su profunda admiración por Shijo Kingo, quien había jurado
morir como mártir al lado de su mentor. A su fidelísimo discípulo le revela algo
acerca de su verdadera identidad, que más tarde describe en “La apertura de los
ojos”, gosho también dirigido a Shijo Kingo. En esta oportunidad afirma:
“Tatsunokuchi, en la provincia de Sagami, es el sitio donde Nichiren dio la
vida. Ya que allí murió por el Sutra del Loto, podría acaso ser menos que una
tierra de Buda?”.
¿Por qué dice “murió”, cuando en realidad sobrevivió al intento de
ejecución? En “La apertura de los ojos” da más detalles cuando expresa: “Una
persona llamada Nichiren fue decapitada el año pasado (1271), en medio de la
noche, en el duodécimo día del noveno mes, pero su espíritu llegó a la isla de
Sado...”. Ciertamente, esto no significa que su espíritu haya abandonado su
cuerpo en el momento de la muerte. Lo que el Daishonin quiere decir es que el
mortal común llamado Nichiren murió en Tatsunokuchi, pero el Buda original
Nichiren llegó a la isla de Sado para cumplir su misión.
En “La persecución de Tatsunokuchi”, afirma que la tierra de Buda no es un
lugar específico donde todos habitan en un feliz estado de elevada comprensión.
Conforme al principio de que el individuo y su entorno son inseparables,
cualquier lugar donde uno dedique la vida a proclamar la suprema Ley del Budismo
es tierra de Buda. Puede parecer que con esto se insta al creyente a morir por
el Sutra del Loto, pero esa no es la intención. Tal como lo expresa en otro
texto: “Cada lugar donde Nichiren encuentra una persecución es tierra de
Buda”.
Al superar las dificultades mediante la práctica, el individuo desarrolla
su naturaleza de Buda. Podemos decir, con seguridad, que dedicar la vida al
Gohonzon significa consagrar tiempo y esfuerzo para venerarlo, estudiar las
enseñanzas del Daishonin y alentar la fe de los demás.
El Daishonin afirma que, con sus devotas acciones, Shijo Kingo creó las
causas que lo conducirán a la iluminación. Esto está implícito en el anuncio de
que, cuando llegue al Pico del Águila, reportará la dedicación de Kingo.
Finalmente, este gosho explica que las deidades budistas seguramente
protegerán a aquellos que lleven a cabo una práctica seria del Budismo. Nichiren
Daishonin expresa su alegría y su confianza en ello
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