El siguiente material ha sido extraído de Los principales escritos de Nichiren
Daishonin, vol. 1, págs. 269 a 271.
Su mensajero me acaba de informar que
usted está sufriendo una grave enfermedad. Espero que se recupere pronto y que
pueda venir a verme.
También recibí los obsequios que me envió: dos sacos de
sal, uno de porotos de soja, un talego de algas marinas y un recipiente de bambú
lleno de sake. No lo he visto desde que regresó a su hogar desde la provincia de
Kozuke y estuve preguntándome cómo estaría. Me es difícil encontrar palabras
para expresarle cuánto aprecio su sinceridad al haberme escrito y enviado tantos
obsequios.
Como bien sabe, uno de los sutras nos cuenta la historia de
Tokusho Doji, quien ofreció al Buda una torta de barro y, tiempo después,
renació como el rey Ashoka, que gobernó casi todo el territorio de la India.1
Puesto que el Buda es digno de respeto, el niño pudo recibir esta gran
recompensa, aunque la torta era sólo de barro. Sin embargo, el buda Shakyamuni
enseña que la persona que hace ofrendas al devoto del Sutra del Loto en el
Último Día de la Ley, aunque sea por un solo día, obtendrá una fortuna
incomparablemente mayor que la que acumularía ofrendando incontables tesoros al
Buda durante cien mil eones. Entonces, ¡cuán maravillosa es su sinceridad
genuina, que lo ha llevado a proteger al devoto del Sutra del Loto durante años!
De acuerdo con las palabras del Buda, es seguro que usted renacerá en la tierra
pura del Pico del Águila. ¡Qué gran buena fortuna posee!
Éste es un lugar
montañoso, alejado de todo asentamiento humano. No hay una sola aldea en ninguna
dirección. Aunque vivo en una choza abandonada, en lo profundo de este cuerpo
mortal preservo la suprema Ley secreta heredada del buda Shakyamuni en el Pico
del Águila. Mi corazón es el lugar donde todos los budas entran en el nirvana;
mi lengua, donde ellos hacen girar la rueda de la doctrina; mi garganta, donde
nacen en este mundo, y mi boca, donde logran la iluminación. Ya que esta montaña
es el lugar donde vive el prodigioso devoto del Sutra del Loto, ¿podría ser
menos sagrada que la tierra pura del Pico del Águila? Puesto que la Ley es
suprema, la Perso-na es digna de respeto; puesto que la Persona es digna de
respeto, la Tierra es sagrada. En el capítulo “Jinriki” se lee: “Ya sea en un
bosquecillo, bajo un árbol o en un monas-terio, los budas entran en el nirvana”.
Los que visitan este lugar pueden, de inmediato, expiar las malas causas que han
cometido desde el infinito pasado y convertir el mal de los tres karmas
—ilusiones, errores y sufrimientos— en las tres virtudes —sabiduría, verdad y
libertad.2
Cierta vez, un viajero afligido de la India central llegó hasta el
lago Munetchi, para extinguir las llamas de la angustia que consumían su
corazón. Proclamó que sus aguas habían satisfecho todos sus deseos, del mismo
modo que el agua de un estanque fresco y cristalino sacia la sed. Aunque el lago
Munetchi y este lugar son diferentes, el principio es exactamente el mismo. Por
eso, el Pico del Águila de la India ahora se encuentra aquí, en el monte Minobu.
Ya ha pasado mucho tiempo desde la última vez que usted estuvo en este sitio.
Debe venir a verme tan pronto como le sea posi-ble. Espero ansiosamente el
momento de verlo.
¡Es imposible describir su sinceridad, su sinceridad
real-mente espléndida!
Nichiren.
De mi puño y letra.
En el
undécimo día del noveno mes, en el cuarto año de Koan (1281).
1 Esta historia
figura en el Sutra Zo-agon (Samyuktagama), uno de los cuatro sutras Agama o
Agon.
2 Las ilusiones (en sánsc.: klesa) se convierten en sabiduría (prajna),
los errores (karma), en verdad (dharmakaya), y los sufrimientos (duhkha), en
libertad (vimukti). Los términos técnicos del original se ampliaron en la
traducción, en beneficio de la claridad.
Antecedentes:
Después de la
persecución de Atsuhara, en la que Nanjo Toki-mitsu desempeñó un papel
extremadamente importante, ya que protegió a los sufridos creyentes, el gobierno
hostigó a su familia exigiendo impuestos elevados e irrazonables. Final-mente,
este seguidor no pudo ni siquiera mantener un caballo —toda una afrenta para un
joven samuray— o comprar ropa para su esposa e hijos. A pesar de sus propias
dificultades económicas, continuó enviando provisiones al Daishonin, que se
hallaba en Minobu. “La Persona y la Ley” fue escrito como expresión de gratitud
por algunos obsequios, el 11 de se-tiembre de 1281.
Nanjo Tokimitsu tenía
apenas veintidós años cuando recibió esta carta. Como se desprende del texto,
estaba sufriendo de una grave enfermedad. Sin embargo, de todo corazón sostenía
al Daishonin sin pensar en sus problemas personales. Nichi-ren Daishonin le
asegura que definitivamente recibirá bene-ficios por sus acciones
devotas.
Cuando Nichiren Daishonin afirma: “Mi corazón es el lugar donde
todos los budas entran en el nirvana; mi lengua, donde ellos hacen girar la
rueda de la doctrina; mi garganta, donde nacen en este mundo, y mi boca, donde
logran la ilumi-nación”, se identifica como Buda original y revela que su vida
es la entidad de Nam-myoho-renge-kyo, mediante el cual todos los budas en el
universo logran la iluminación. Por lo tanto, concluye que el monte Minobu puede
compararse con el Pico del Águila, donde el buda Shakyamuni expuso el Sutra del
Loto, su enseñanza más elevada. Esto concuerda con el principio: “Puesto que la
Ley es suprema, la Persona es digna de respeto; puesto que la Persona es digna
de respeto, la Tierra es sagrada”.
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