domingo, 16 de septiembre de 2012

ZANGUE EL ARREPENTIMIENTO BUDISTA...

El Buda preguntó:
 
“¿Sólo nací para volver a morir un día?”
 
En otras palabras; 
 
¿Cuál es el sentido de la vida, nuestro tiempo entre el nacimiento y la muerte? 
 
Una respuesta es:
 
Para florecer y desplegar todo nuestro potencial. Pero ¿cuál es  nuestro potencial? Puede que sea más de lo que alguna vez soñamos y es difícil  de evaluarlo porque no sabemos de dónde venimos ni a donde nos dirigimos. De  todos modos, somos aún responsables de hacer lo mejor de nuestras  vidas.La vida es relación, nuestra vida transcurre en sociedad de tal  forma que a cada momento estamos interactuamos con nuestro entorno y en este  interactuar cuando no estamos en observación constante -actuamos como personas  dormidas dominadas por el automatismo de los hábitos- podemos causar daño a  nuestro entorno y semejante de manera voluntaria o involuntaria. El budismo  ofrece estructuras abarcadoras para comprender el contexto de la vida humana y  para enseñarnos cómo obtener lo mejor.
 
El punto de comienzo, es el  autoconocimiento y los valores humanos fundamentales. Sin culpa ni miedo podemos  empezar a examinar nuestras vidas, explorando cómo interactuamos con los otros y  cuáles son las fuerzas con las que tenemos que enfrentarnos.Buda  dijo:“Si un persona ha cometido muchas ofensas y no se arrepiente de  ellas sino que meramente las quita de su mente, las ofensas lo sumirán, al igual  que las aguas cuando regresan al océano, gradualmente llegan a ser más profundas  y amplias”.(Dhammapada)La práctica del arrepentimiento budista recibe el  nombre de “Zangue”. El arrepentimiento budista no es pedir el perdón divino. Es  reconocer claramente nuestras acciones ignorantes hechas intencionalmente o  desatendidamente a través de nuestras palabras, pensamiento y acciones, que son  el resultado de nuestra falta de compasión y sabiduría originados de nuestros  apegos, aversiones y malentendidos o ignorancia.
 
Después de reconocer nuestra  dudas y temores, nosotros tomamos la determinación, la resolución, de  mantenernos tan atentos como podamos, para no repetirlos más bajo ninguna  circunstancias. En este sentido, el arrepentimiento es acerca de personarse a  uno mismo a través de expresar el remordimiento, dolor o sufrimiento y empezar  otro capítulo absolviéndonos a nosotros mismo de la insana culpabilidad mientras  se renueva la determinación para adicionalmente con gran meticulosidad y  atención plena ir corrigiendo la causa interna que traemos karmaticamente y  lograr de esta forma en iguales circunstancias obtener el efecto manifiesto  correcto (encontrar en nosotros mismos la verdadera causa y el verdadero  efecto)que nos permita hacer surgir la felicidad absoluta desde nuestro propio  ser.
 
De esta forma nadie es el responsable de lo que nos sucede, sino nosotros  mismos.Si uno ha hecho mal a alguien, uno debe reparar el error a esa  persona o la determinación del arrepentimiento que uno se ha hecho a si mismo -o  lo que es igual al buda que soy yo- será vacio y falta de sinceridad. Incluso si  la otra persona puede que no nos perdone, nosotros debemos hacer nuestra parte  en buscar su perdón –esta es también la práctica de la humildad, una acción  autentica para subsanar y remediar cualquier daño físico o psicología causado a  otro- o el arrepentimiento será decir simplemente “LO LAMENTO”.
 
Para los  seguidores del budismo de Nichiren, en nuestra época, el arrepentimiento  comienza por determinarnos a cambiar y entonar el mantra Nam-myojo-renge-kyo  para ir liberando conciencia atrapada por la oscuridad o ignorancia fundamental,  con el espíritu e intención de reconocer que la causa de cualquier sufrimiento,  enfermedad u obstáculo que estemos enfrentando ha de encontrarse dentro de  nuestras vidas y que la solución al mismo tiempo, también yace dentro de la  misma y se manifiesta mediante nuestra determinación, oración y acción.
 
Ya que  en el análisis final el sufrimiento emana de acciones opuestas a la Ley Mística,  prometer profunda y sinceramente apoyar esta Ley y cumplir con nuestra misión  individual por el bien del budismo, la paz y la felicidad, asumiendo total  responsabilidad por nuestra propia transformación, comprende el espíritu de  arrepentimiento.

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