El
Buda preguntó: 
“¿Sólo nací para volver a morir un día?”
En otras palabras;  
¿Cuál es el sentido de la vida, nuestro
tiempo entre el nacimiento y la muerte? 
Una respuesta es:
Para florecer y desplegar todo nuestro potencial. Pero
¿cuál es  nuestro potencial? Puede que
sea más de lo que alguna vez soñamos y es difícil  de evaluarlo porque no sabemos de dónde
venimos ni a donde nos dirigimos. De 
todos modos, somos aún responsables de hacer lo mejor de nuestras  vidas.La vida es relación, nuestra vida
transcurre en sociedad de tal  forma que
a cada momento estamos interactuamos con nuestro entorno y en este  interactuar cuando no estamos en observación
constante -actuamos como personas 
dormidas dominadas por el automatismo de los hábitos- podemos causar
daño a  nuestro entorno y semejante de
manera voluntaria o involuntaria. El budismo 
ofrece estructuras abarcadoras para comprender el contexto de la vida
humana y  para enseñarnos cómo obtener lo
mejor. 
El
punto de comienzo, es el 
autoconocimiento y los valores humanos fundamentales. Sin culpa ni miedo
podemos  empezar a examinar nuestras
vidas, explorando cómo interactuamos con los otros y  cuáles son las fuerzas con las que tenemos
que enfrentarnos.Buda  dijo:“Si un
persona ha cometido muchas ofensas y no se arrepiente de  ellas sino que meramente las quita de su
mente, las ofensas lo sumirán, al igual 
que las aguas cuando regresan al océano, gradualmente llegan a ser más
profundas  y amplias”.(Dhammapada)La
práctica del arrepentimiento budista recibe el 
nombre de “Zangue”. El arrepentimiento budista no es pedir el perdón
divino. Es  reconocer claramente nuestras
acciones ignorantes hechas intencionalmente o 
desatendidamente a través de nuestras palabras, pensamiento y acciones,
que son  el resultado de nuestra falta de
compasión y sabiduría originados de nuestros 
apegos, aversiones y malentendidos o ignorancia. 
Después
de reconocer nuestra  dudas y temores,
nosotros tomamos la determinación, la resolución, de  mantenernos tan atentos como podamos, para no
repetirlos más bajo ninguna 
circunstancias. En este sentido, el arrepentimiento es acerca de personarse
a  uno mismo a través de expresar el
remordimiento, dolor o sufrimiento y empezar 
otro capítulo absolviéndonos a nosotros mismo de la insana culpabilidad
mientras  se renueva la determinación
para adicionalmente con gran meticulosidad y 
atención plena ir corrigiendo la causa interna que traemos
karmaticamente y  lograr de esta forma en
iguales circunstancias obtener el efecto manifiesto  correcto (encontrar en nosotros mismos la
verdadera causa y el verdadero 
efecto)que nos permita hacer surgir la felicidad absoluta desde nuestro
propio  ser.
De esta forma nadie es el
responsable de lo que nos sucede, sino nosotros 
mismos.Si uno ha hecho mal a alguien, uno debe reparar el error a
esa  persona o la determinación del
arrepentimiento que uno se ha hecho a si mismo -o  lo que es igual al buda que soy yo- será
vacio y falta de sinceridad. Incluso si 
la otra persona puede que no nos perdone, nosotros debemos hacer nuestra
parte  en buscar su perdón –esta es
también la práctica de la humildad, una acción 
autentica para subsanar y remediar cualquier daño físico o psicología
causado a  otro- o el arrepentimiento
será decir simplemente “LO LAMENTO”.
Para los 
seguidores del budismo de Nichiren, en nuestra época, el
arrepentimiento  comienza por
determinarnos a cambiar y entonar el mantra Nam-myojo-renge-kyo  para ir liberando conciencia atrapada por la
oscuridad o ignorancia fundamental,  con
el espíritu e intención de reconocer que la causa de cualquier
sufrimiento,  enfermedad u obstáculo que
estemos enfrentando ha de encontrarse dentro de 
nuestras vidas y que la solución al mismo tiempo, también yace dentro de
la  misma y se manifiesta mediante
nuestra determinación, oración y acción.
Ya que 
en el análisis final el sufrimiento emana de acciones opuestas a la Ley
Mística,  prometer profunda y
sinceramente apoyar esta Ley y cumplir con nuestra misión  individual por el bien del budismo, la paz y
la felicidad, asumiendo total 
responsabilidad por nuestra propia transformación, comprende el espíritu
de  arrepentimiento. 

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario