El budismo es una religión no teísta perteneciente a la familia dhármica y, según la filosofía
induista-védica, de tipo nastika.[3] El budismo ha ido evolucionando en la
historia hasta adquirir la gran diversidad actual de escuelas y prácticas.
Más de la mitad de
la población mundial vive en países que han recibido una gran influencia de las
ideas y prácticas budistas. Sin embargo, desde los tiempos de Buda -quinientos
años antes de la aparición del cristianismo- hasta mitad del siglo XX en
Occidente no se sabía casi nada acerca del Budismo.
El Budismo se
extiende a occidente
No obstante, a
mediados del siglo XX esta situación empezó a cambiar, y se dice que hoy en día
el budismo es una de las religiones que con más rapidez se extiende en
Occidente.
El Budismo
¿Qué es el Budismo?
Normalmente consideramos que la religión es creer en Dios, o mejor dicho, en
creer en cualquiera de sus manifestaciones divinas; sin embargo, en el Budismo
no se habla de Dios alguno.
"El budismo es visto generalmente como una
religión estática, resumida en la imagen de un Buda que está sentado meditando,
pero la verdadera imagen es la de un dinámico y andante budista, un budista
activo.
El verdadero budista es extraño al descanso, es
alguien que continuamente está llevando a cabo acciones para liberar a las
personas y guiarlas hacia la felicidad".
De esta forma la
cuestión que se pregunta es si el Budismo se trata de una religión o si se
trata sencillamente de una filosofía -una visión particular del mundo, con
pautas de comportamiento ético-, o si por el otro lado es más bien una especie
de psicoterapia, una manera de comprendernos a nosotros mismos y afrontar los
dilemas que la vida nos plantea. En cierto modo el budismo abarca todo esto y
al mismo tiempo incluye mucho más.
“El budismo se define como la filosofía del
despertar y enseña a los hombres a desarrollar su capacidad intelectual hasta
llegar a comprender el Universo claramente. Surgido en Asia en el siglo VI
a.C., cuenta en la actualidad con unos 300 millones de seguidores en el mundo”.
El término "budismo", se deriva de la palabra "buda" que significa "el despierto". Esta palabra sintetiza la propuesta fundamental del budismo, que es el trabajar con los procesos internos de la psique, la cual se encuentra actualmente sumida en el sopor de las neurosis, las actitudes y emociones perturbadas. Otra de las propuestas importantes del budismo, es el considerar que las soluciones fundamentales a los problemas de nuestra vida no pueden ser hallados fuera de nosotros, si no por el contrario, en nuestro interior, donde se encuentran las herramientas necesarias para desarrollar nuestros potenciales y alcanzar la felicidad adsoluta , y eterna.
Budismo es el nombre que reciben las enseñanzas del Buda. Es decir, el Budismo se refiere a todos los sutras que expuso el buda Shakyamuni. A diferencia de otras filosofías o sistemas de pensamiento religioso, el Budismo no establece una distinción clara entre la divinidad y la condición humana. Sus enseñanzas permiten que las personas logren la iluminación, se conviertan en budas. Pero, concretamente, sólo el Sutra del Loto pone la Budeidad al alcance de toda la gente. Esta afirmación se aclarará más adelante, en este mismo volumen. El Buda no puede ser definido, en absoluto, como un ser trascendental o supremo. «Buda» significa el Iluminado; un buda es alguien que percibe la esencia o realidad de la vida en su interior. Esa realidad esencial sustenta y nutre a la humanidad, y a todos los demás seres vivientes. Quienes han aprehendido tal realidad última, inherente a sus propias vidas, verdaderamente se conocen a sí mismos: son budas.
La máxima de Sócrates «conócete a ti mismo» ha planteado un problema que la filosofía, a lo largo de la Historia, ha intentado resolver. El Budismo, expuesto unos cien años antes de la época de Sócrates, brindó una respuesta concreta que, sin embargo, se vio oscurecida por las tendencias esotéricas que imperaron entre sus eruditos más tempranos. La filosofía budista es, en realidad, la revelación de un medio absolutamente práctico para hacer surgir, en el trayecto hacia la perfección, la entidad verdadera, que se opone a la entidad fenoménica. No se trata de mera especulación metafísica.
El Budismo es, fundamentalmente, un sistema práctico de enseñanzas que proveen un medio para concretar el estado ideal de la Budeidad, es decir, la propia perfección.
Los budistas perciben la realidad esencial de la vida en todos los seres humanos por igual y, en consecuencia, respetan la dignidad de todas las personas. No bien uno comienza a reconocer este punto, comprende que debe despertar a los demás respecto de la dignidad de sus propias vidas. La propia fe impulsa a enseñar y ayudar a otros a percibir la realidad última que existe en el interior de cada uno, para que todos puedan desarrollar una existencia verdaderamente feliz. De ese modo, uno ayuda a las personas a lograr la iluminación. Quienes luchan sinceramente por el bien de los demás reciben el nombre de bodhisattvas. El poder que los anima con el deseo de ayudar a otros es la imparcial e infinita misericordia de Buda, denominada jihi.
Los dos propósitos del Budismo son, pues, la manifestación de la Budeidad y el desarrollo de la condición de bodhisattva. Curiosamente, ambos objetivos fueron reformulados, sin saberlo, por Emmanuel Kant, quien, haciéndose eco de principios expuestos al menos dos mil trescientos años antes que su época, postuló que la propia perfección y la felicidad de los demás eran, a la vez, el designio y la obligación de los seres humanos. Esa es una prueba de que una enseñanza universal puede reaparecer, y lo hará, en el ámbito de culturas completamente diferentes.
Un Sendero de Comprensión Directa
El término "budismo", se deriva de la palabra "buda" que significa "el despierto". Esta palabra sintetiza la propuesta fundamental del budismo, que es el trabajar con los procesos internos de la psique, la cual se encuentra actualmente sumida en el sopor de las neurosis, las actitudes y emociones perturbadas. Otra de las propuestas importantes del budismo, es el considerar que las soluciones fundamentales a los problemas de nuestra vida no pueden ser hallados fuera de nosotros, si no por el contrario, en nuestro interior, donde se encuentran las herramientas necesarias para desarrollar nuestros potenciales y alcanzar la felicidad adsoluta , y eterna.
Budismo es el nombre que reciben las enseñanzas del Buda. Es decir, el Budismo se refiere a todos los sutras que expuso el buda Shakyamuni. A diferencia de otras filosofías o sistemas de pensamiento religioso, el Budismo no establece una distinción clara entre la divinidad y la condición humana. Sus enseñanzas permiten que las personas logren la iluminación, se conviertan en budas. Pero, concretamente, sólo el Sutra del Loto pone la Budeidad al alcance de toda la gente. Esta afirmación se aclarará más adelante, en este mismo volumen. El Buda no puede ser definido, en absoluto, como un ser trascendental o supremo. «Buda» significa el Iluminado; un buda es alguien que percibe la esencia o realidad de la vida en su interior. Esa realidad esencial sustenta y nutre a la humanidad, y a todos los demás seres vivientes. Quienes han aprehendido tal realidad última, inherente a sus propias vidas, verdaderamente se conocen a sí mismos: son budas.
La máxima de Sócrates «conócete a ti mismo» ha planteado un problema que la filosofía, a lo largo de la Historia, ha intentado resolver. El Budismo, expuesto unos cien años antes de la época de Sócrates, brindó una respuesta concreta que, sin embargo, se vio oscurecida por las tendencias esotéricas que imperaron entre sus eruditos más tempranos. La filosofía budista es, en realidad, la revelación de un medio absolutamente práctico para hacer surgir, en el trayecto hacia la perfección, la entidad verdadera, que se opone a la entidad fenoménica. No se trata de mera especulación metafísica.
El Budismo es, fundamentalmente, un sistema práctico de enseñanzas que proveen un medio para concretar el estado ideal de la Budeidad, es decir, la propia perfección.
Los budistas perciben la realidad esencial de la vida en todos los seres humanos por igual y, en consecuencia, respetan la dignidad de todas las personas. No bien uno comienza a reconocer este punto, comprende que debe despertar a los demás respecto de la dignidad de sus propias vidas. La propia fe impulsa a enseñar y ayudar a otros a percibir la realidad última que existe en el interior de cada uno, para que todos puedan desarrollar una existencia verdaderamente feliz. De ese modo, uno ayuda a las personas a lograr la iluminación. Quienes luchan sinceramente por el bien de los demás reciben el nombre de bodhisattvas. El poder que los anima con el deseo de ayudar a otros es la imparcial e infinita misericordia de Buda, denominada jihi.
Los dos propósitos del Budismo son, pues, la manifestación de la Budeidad y el desarrollo de la condición de bodhisattva. Curiosamente, ambos objetivos fueron reformulados, sin saberlo, por Emmanuel Kant, quien, haciéndose eco de principios expuestos al menos dos mil trescientos años antes que su época, postuló que la propia perfección y la felicidad de los demás eran, a la vez, el designio y la obligación de los seres humanos. Esa es una prueba de que una enseñanza universal puede reaparecer, y lo hará, en el ámbito de culturas completamente diferentes.
Un Sendero de Comprensión Directa
El budismo invita a
reconsiderar las ideas preconcebidas sobre la religión. Se ocupa de las
verdades que van más allá de lo puramente racional, revelando una visión
trascendental de la realidad que en su conjunto sobrepasa todas las categorías
usuales del pensamiento. El camino budista es una forma de entrenamiento
espiritual que con el tiempo lleva a una comprensión directa y personal de
dicha visión trascendental.
El Sendero
Empieza Desde Nuestro Propio Potencial
Todos tenemos la
capacidad de ser más despiertos, más sabios, más felices y más libres de lo que
normalmente somos.
Tenemos la capacidad
de penetrar directamente en la esencia de la realidad, de llegar a conocer las
cosas tal como son.
Las enseñanzas y
métodos del Budismo tienen eso como un objetivo final: posibilitar la
comprensión plena de nuestro propio potencial.
La Expansión del
Budismo en el Mundo
A lo largo de su larga historia, el Budismo se extendió a todos los
países de Asia. Allí donde aparecía, la interacción entre la cultura indígena
local y las nuevas enseñanzas que provenían del Buda causaban profundos efectos
en las dos. En muchos casos el Budismo dió lugar a un renacimiento cultural en
estas culturas a las que llegaban. En algunas situaciones, como ocurrió en el
Tibet, se convirtió incluso en heraldo de la cultura.
A medida que el
Budismo se extendía, experimentaba a su vez cambios y llegaba a adaptarse a las
circunstancias culturales específicas de cada zona, esto para así poder
expresar sus principios directamente. Así, actualmente distinguimos los
budismos de Sri Lanka, Tailandia, Birmania, Vietnam, Camboya, Laos, Nepal, Tibet,
China, Mongolia, Rusia y Japón (incluso algunos historiadores creen, a partir
de recientes hallazgos arqueológicos importantes, que países de medio oriente
tuvieron también en su historia un periodo budista), y dentro de estos podemos
observar una amplia y desconcertante variedad de tradiciones, escuelas y
subescuelas. La pregunta que surge es cuál, de entre todo este abanico, es el
verdadero Budismo y a su vez qué tienen en común todos estos enfoques
diferentes.
El budismo no está organizado con una jerarquía
vertical. La autoridad religiosa se basa en los textos sagrados: los Sutras (literalmente ‘discursos’). Además de eso, hay un
numeroso material de interpretación en el que contribuyen maestros y personajes
a través de la historia que los han comentado y analizado.
La comunidad monástica se organiza históricamente
por líneas de transmisión en el tiempo, y en algunas escuelas las cadenas de
relaciones entre maestros y discípulos son centrales. Los laicos tienen
distinto papel dependiendo de las dos grandes ramas, Theravāda (‘escuela de los ancianos’) y Mahāyāna (‘gran vehículo’). En el budismo mahayana, la
vida laica se considera tan útil para alcanzar el Nirvana como la vida
monástica, mientras que en el theravada se da un énfasis a la vida monástica.
Otra clasificación muy común es identificar a una tercera rama; el Vajrayāna (o Tántrico), que se puede considerar una parte o
una división del Mahayana.
Esta organización religiosa
descentralizada ha permitido una enorme flexibilidad de puntos de vista,
variaciones y enfoque. Las variantes de budismo se dieron por divisiones en el
tiempo de puntos de discusión doctrinales, como a su vez por distintos
contextos sociales y geográficos, como un árbol ramificado.
El Elemento Común
de Todas las Escuelas Budistas
Lo que la mayoría de
ellas tienen en común es su origen ancestral. Todas ellas son ramas, hojas y
flores que han crecido a partir del tronco del primer budismo indio. Todas
ellas contemplan la figura de Buda y aceptan y presentan sus enseñanzas
originales, aunque a la vez destacan puntos diferentes.
El Buda Como
Origen de Todo el Budismo
Para entender los
fundamentos del Budismo es necesario aproximarse a Buda lo más posible. Una
forma de hacerlo consiste en estudiar los primeros textos donde aparecen sus
diálogos y ver qué aspectos resultan todavía relevantes para nuestra vida. Esto
no quiere decir, que tengamos que rechazar interpretaciones de escuelas
posteriores, si no de acercarnos al buda histórico.
Cantidad de Budistas en el
Mundo
En general el budismo se fue implantando en muchos
países sin entrar en conflicto directo con las religiones autóctonas, sino en
muchos casos, intercambiando influencias. A diferencia de otras religiones el
budismo no conoce la noción de guerra santa, la conversión forzada, ni tampoco considera la
noción de herejía como algo siempre pernicioso. Aunque han existido algunos
episodios históricos de enfrentamientos violentos por cuestiones de doctrina o
de acoso a personajes disidentes o algunas minorías, estos son excepcionales
para una religión que se convirtió en la mayoritaria de Asia durante un
recorrido histórico de 2.500 años El pluralismo de enfoques y la aceptación de
distintos puntos de vista doctrinales ha sido históricamente algo compartido y
aceptado en la comunidad budista, lo que ha dado lugar a una enorme cantidad de
literatura religiosa y filosófica.
Las estimaciones sobre el número de budistas en el
mundo varían significativamente, según diferentes fuentes disponibles entre
los 1691 millones
(lo que la haría la tercera religión más grande del mundo tras el cristianismo
y el Islam) y los 230 millones. (lo que la mantendría como la
cuarta religión más grande del mundo tras el hinduismo). En cualquier caso,
esto significa que el budismo es de las mayores religiones de la humanidad en
número de seguidores. Estas cifras han aumentado considerablemente tras las
recogidas en el siglo XX, sobre todo porque en países como China empiezan a
aparecer los datos tras su apertura política. Así mismo, en India se han dado
conversiones masivas al budismo de cientos de miles de personas pertenecientes
a la casta de los intocables (Dalits).
La mayoría de los budistas están en Asia. Para
obtener una cifra mundial más exacta, la principal dificultad es dar una cifra
sobre China. El budismo posee un importante arraigo histórico
en ese país, sin embargo es oficialmente un país ateo, en el que además se practica una religión
popular tradicional muy
heterogénea y sincretista que, entre otros, incluye elementos
budistas, y que con frecuencia se lista por separado.
En los países de Occidente el número de budistas
ha crecido significativamente en los últimos 50 años. En Europa Occidental
cuenta 20 millones de seguidores y es hoy el 5% de la población. En Estados
Unidos el budismo tiene una gran implantación con unos 6 millones de
seguidores.
Otra dificultad para calcular el número de
budistas radica en establecer si el número se refiere a las personas
exclusivamente budistas ó a los que practican el budismo simultáneamente con
otra religión de forma sincrética como sucede en China y Japón.
Estudios y Educación
En el ámbito educativo, el budismo se estudia como
especialidad en algunos de los principales centros universitarios occidentales.
Las universidades más prestigiosas (Oxford, Harvard, Lausanne, Berkeley,
Salamanca, Milán...) tienen sección de estudios de religiones y lenguas
orientales con especialidad sobre budismo. En la mayoría de países laicos está
reconocida como religión por el estado. Asimismo, en los países donde el
budismo representa una mayoría o porcentaje significativo, existen centros de
educación superior dedicado al estudio y formación en el budismo, tales como:
el Institute of Buddhist Studies en California, la Dongguk University en Corea
del Sur, la Bukkyo University y Soka University, ambas en Japón, el
International Buddhist College en Tailandia y la University of Sri
Jayewardenepuraentre en Sri Lanka, entre muchas otras instituciones.
Fundamentos Budistas
También llamado el Dharma (en sánscrito, significa: soporte, apoyo, lo que
mantiene, la ley, la verdad, la auténtica naturaleza de la realidad, el
camino), los Fundamentos budistas son la base de las enseñanzas del
budismo.
A pesar de una enorme variedad en las prácticas y
manifestaciones, las escuelas budistas comparten principios filosóficos
comunes. El estudio más profundo y la práctica más intensa, solía limitarse en oriente a las órdenes monásticas. En la actualidad sólo el budismo theravāda tiene un énfasis en la vida monástica en detrimento
de la vida laica. Las otras corrientes desarrollan y elaboran sobre
determinados aspectos del budismo original de la India.
Todos los elementos de las enseñanzas filosóficas
fundamentales se caracterizan por estar estrechamente interrelacionados y
contenidos en otros, por lo que para alcanzar su entendimiento se necesita una
visión holística de su conjunto. Además, se suele subrayar
el hecho de que todas las enseñanzas son solo una manera de apuntar, guiar o
señalar hacia el Dharma, pero del cual debe darse cuenta el mismo
practicante. El Dharma solo puede ser experimentado o descubierto de
manera directa a través de una disciplinada investigación y práctica personal.
Las Cuatro Nobles Verdades
Según el budismo las cuatro nobles verdades son:
1. La vida incluye duḥkha (sufrimiento,
insatisfacción o descontento): El nacer es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la vejez es
sufrimiento, la muerte es sufrimiento, la pena es sufrimiento, así como la
lamentación, el dolor y la desesperación. El contacto con lo desagradable es
sufrimiento, la separación de lo que es placentero es sufrimiento, el deseo
insatisfecho es sufrimiento. En definitiva, los cinco agregados de la mente y
el cuerpo que producen los deseos (corporiedad, sentimiento, percepción,
formaciones mentales predispuestas y consciencia discriminativa) son
sufrimiento.
2. El origen del sufrimiento es el tṛṣṇā (anhelo, deseo. literalmente sed): El sufrimiento se origina en el ansia
que causan los deseos, los sentidos y el placer sensual, buscando la
satisfacción ahora aquí y después allí, el ansia de llegar a ser, el ansia de
nacer de nuevo y el ansia de ser aniquilado.
3. El sufrimiento puede extinguirse cuando se
extingue su causa: El
sufrimiento se extingue con el abandono del ansia de placeres sensuales, de
llegar a ser y de aniquilación, y con la ausencia de pasión, el no albergar ya
más.
4. El noble camino del octuple sendero es el método para
extinguir al sufrimiento:
El budismo prescribe un método, o camino, con el que se intenta evitar los extremos de una búsqueda excesiva de satisfacción
por un lado, y de una mortificación innecesaria por el otro. Este camino
comprende la sabiduría, la conducta ética y el entrenamiento o cultivo de la ‘mente y corazón‘
por medio de meditació,
atención y la plena consciencia del presente o conducta ética de manera
continua.
1. Comprensión correcta –samyak drsti. Es
decir, el conocimiento correcto; por ejemplo: la igualdad entre los seres vivientes (lo que incluye a los animales y los insectos), la doctrina del renacimiento, ley de causa y efecto, karma, impermanencia, etc.
2. Aspiración, intención, pensamiento
correcto –samyak samkalpa. Aspiraciones sin motivos egoístas ni perjuicio al
prójimo. Pensamientos de renunciación, sin egoísmo ni apegos; de amor y no-violencia.
3. Lenguaje o habla correcta –samyak vac. Abstenerse de
mentir, chismear, calumniar, mantener conversaciones frívolas, etc. Hablar con
la verdad, usar palabras amables.
Acción o conducta correcta –samyak karmanta. Respetar
los cinco preceptos:
1. No matar ni dañar a ningún ser vivo; no
ejercer violencia.
2. No tomar lo que no nos pertenece (no robar
ni hurtar).
3. No mentir ni injuriar.
5. No ingerir sustancias tóxicas (sustancias
que nos hagan perder la conciencia de nuestros actos; bebidas alcohólicas,
cigarrillos, drogas, etc.).
6. Medio de vida correcto –samyak ajiva.
Tener un oficio o profesión que no sea nocivo o perjudicial para otros seres
vivos.
7. Esfuerzo correcto –samyak vyayama.
8. Impedir que surjan pensamientos impuros.
9. Alejar los pensamientos impuros que hayan
surgido en la mente.
10. Alentar el surgimiento y desarrollo de
pensamientos virtuosos.
11. Desarrollar y mejorar los buenos
pensamientos ya surgidos.
13. Atención al cuerpo como impuro (no
significa descuidarlo).
15. Atención a las actividades de la mente
como cambiantes.
16. Atención a los fenómenos como
transitorios, sin naturaleza propia.
17. Concentración–meditación correcta –samyak
samadhi. Tranquilización, rees-tructuración de la mente, fortalecimiento de la
concentración voluntaria y desarrollo de la intuición o visión profunda.
Ayoidad-insustancialidad –anatman. Todo está formado por
dharmas, factores constitutivos de la existencia. Estos son insustanciales e
impermanentes, no bien surgen a la existencia, desaparecen; permanentemente se
transforman, sucediéndose unos a otros.
No hay un yo, una individualidad permanente, existente en
sí y por sí, que tenga un ser propio que a sí mismo le pertenezca y de sí mismo
dependa.
No somos entidades separadas de todas las demás, no nos
encontramos ante un mundo exterior a nosotros. Nuestra mente separativa nos
conduce a presuponer el dinamismo yo/no-yo.
El ser o individuo es una combinación de cinco fuerzas o energías
psicofísicas en constante cambio llamadas agregados (en sánscrito skandhas; kkandha, en pali; en chino:
yin):
2. De las sensaciones –vedana skandha. Experimentadas por
medio de los sentidos, entre los que se incluye la mente como el sentido del
pensamiento.
3. De las percepciones –samjña skandha. Reconocimiento de
las sensaciones (vista, tacto, oído, gusto, olfato).
4. Del principio formativo –samskhara skandha. Tendencias o
impulsos y formaciones mentales (actividades volitivas: emociones, codicia,
pasión, aversión, prejuicios, hábitos del pensamiento).
5. De la conciencia –vijñana skandha. Registra las
sensaciones. Nota o registra la presencia de un objeto sin reconocerlo.
Capacidad de juicio y discernimiento (Conciencia visual, auditiva, etc.), actividad mental.
Interdependencia-generación condicionada: Todo es condicionado y condicionante. Todo está interrelacionado.
Impermanencia –anitya. El mundo fluye sin cesar y es
impermanente. Hay una serie de causas y efectos y nada es inmutable. Una cosa
desaparece y condiciona el surgimiento de otra.
Causa y efecto –karma. Cada acción produce un efecto, el
que a su vez producirá otros efectos secundarios. Así, cada acción, cada
pensamiento, producirá un diferente tipo de efecto, como si fueran semillas
plantadas que, al encontrar en su momento los factores adecuados (tierra, sol, agua, etc.), germinarán como plantas y darán sus frutos de acuerdo a la acción que las
produjo.
Nuestros actos (karma) anteriores condicionan nuestro
presente, y a su vez, nuestro presente condiciona nuestro futuro. Este momento,
el momento presente, es en el que realmente vivimos, y desde él podemos
transformar o aprovechar las causas plantadas en el pasado, y crear las
condiciones adecuadas para el futuro. Somos responsables de lo que nos sucede.
Producimos karma através de las tres puertas del karma:
–cuerpo–mente–boca–
Renacimiento o metempsicosis. Podríamos decir que la
muerte es la culminación de la vida psicofísica de un individuo. El cuerpo
físico se desintegra, pero la fuerza del karma fluye hacia otra forma de
manifestación en alguno de los niveles de existencia. Así, la vida continuará
fluyendo de una forma a otra, hasta que se logre cortar la fuerza de los tres
venenos –la pasión, la ira y la ignorancia–, por medio de una vida armónica con
las leyes de la naturaleza y el desarrollo de un conocimiento trascendente
verdadero.
Acciones de Libre Albedrio (Karma)
(En Pāli: Kamma) Acción intencional o volicional. Semilla. Ley de Causa y Efecto.
Condicionamiento. Elección moral. Obras de motu propio.
Toda acción intencionada o elegida (karman) crea toda variedad de resultados y nuevas condiciones, llamadas maduración (vipaka) o fruto (phala), que son de alguna u otra forma similares a la calidad moral de la acción. La acción puede ser mental, no solo verbal o física, y un simple recuerdo podría ser un fruto kármico. Un acto reflejo no tiene valor kármico.
Sin embargo un impulso constituye karman, porque se da en la ignorancia de su auténtica naturaleza de elección. Desde una perspectiva budista, cada elección (cetanā) condiciona o refuerza algún hábito, conducta o estado que va creando, de manera acumulativa, nuestra propia personalidad, disposición y las formaciones mentales (samskāra) que afectarán las tendencias de nuestra vida.
El karma no es ni destino, ni predeterminación, ni castigo, ni retribución. En la visión budista, Karma es una más de las cinco leyes naturales o procesos lógicos del Universo (niyamas) que son impersonales y en los que no hay intervención divina, como puede ser también el caso de la gravedad.
Esto conlleva que los proceso kármicos son inmutables: ni siquiera un buda puede escapar de ser afectado una vez que ya produjo la semilla kármica en su pasado. Eso hace del kamma una forma de condicionamiento, pero nunca una forma de determinismo, porque la manera en la que afecte el fruto kármico dependerá de la reacción ante él.
Buda habló de cuatro tipos de karma: Oscuro, Luminoso, Mixto y un cuarto que no es Ninguno. A esta cuarta situación se llegaría siguiendo el Óctuple Noble Sendero.
El Buda sugirió que, en la práctica, el funcionamiento del karma en el mundo es extremadamente complejo. Su resultado exacto y preciso es imposible de predecir y no se manifiesta de manera siempre rápida, ya que su maduración depende de otras circunstancias. El karman tampoco es una explicación a la mala fortuna, debido al gigantesco número de variables y fuerzas involucradas en todo lo que sucede. Por todo esto el karma no debe ser usado como pretexto para ser severo y sentencioso con las personas.
Los Tipos de Dukkha
Una manera de apreciar la gama de significados de la palabra Dukkha es la de examinar los diferentes tres tipos que describió Buda:
Duhkha duhkhatā: El sufrimiento y el dolor físico o mental intrínseco en su sentido más ordinario y agudo.
Viparinama duhkhatā: Es nuestra reacción al cambio o la pérdida, ya sea de cosas, situaciones y personas externas o de facultades y posibilidades en nosotros. Si nos aferramos excesivamente a las experiencias agradables (Suhkha), nos llevan a Dukkha porque son impermanentes.
Samskāra duhkhatā: Es muy sutil y profunda. Es la insatisfacción general que viene con la existencia en sí misma. Se podría entrever en ese preguntarse por el sentido de la vida. En última instancia se debe a fabricaciones, formaciones o condicionamientos.
Los Tres Fuegos (Klesa)
(En Pāli: kilesa) Las tres raíces del “mal”. Los tres venenos. Los tres envilecimientos. Las tres corrupciones. También conocidos como: mula priyaya ó akuśala-mula.
El rigor y fuerza de Dukkha se verá afectado por Los Tres Fuegos.
Estos son las energías que intensifican el conflicto, la capacidad para hacer daño y aquellas compulsiones que son destructivas o negativas. El budismo lo ve como dolencias y aflicciones, ya que ocasionan finalmente la infelicidad y el sufrimiento del propio individuo, es decir, son los fuegos que alimentan su propio Duhkha. Estos son:
Ilusión/Engaño/Delirio/Ignorancia (Moha). La ignorancia es el delirio de la idea de la existencia de un “yo”, y es el primer eslabón en la rueda de originación dependiente o Samsara. Se simboliza con un jabalí o un cerdo.
Avaricia/Codicia/Anhelo (Lobha). Se simboliza con un gallo.
Odio/Aversión/Rabia (sánscrito: dvesa, pāli: dosa) Se representa con una serpiente.
Según el budismo, si indagamos y profundizamos sobre el origen del “mal” acabaremos llegando siempre a estas fuerzas motoras. Cada uno de estos fuegos se apoya de otro y ocasiona un tercero. De estos tres envilecimientos primarios surgen otros muchos secundarios, como por ejemplo la vanidad, los celos, la hostilidad, la pereza, la obstinación… etc.
Los tres fuegos son las motivaciones o raíces (mula/hete) de todas las acciones kármicas que carecen de habilidad al ser perniciosas (akuśala) para el propio individuo, y es mediante nuestra elección no consciente de estas fuerzas que nos ocasionamos el renacimiento.
Los Cinco Agregados (Skandha)
(En Pāli: Khandha) montones, fardos
Al no existir un sí-mismo, una esencia de la persona, en vez de ello el individuo es visto como un complejo cuerpo-mente, el cual existe por un flujo de fenómenos interdependientes. Estos son:
- Forma y cuerpo. (Rūpa) Incluye no solo nuestro cuerpo en sí, sino además nuestra propia imagen de este. Sentimientos y sensaciones.
- (Vedanā) Son los “datos” o “información pura” recibidos a través de los cinco sentidos y también a través de la mente. Pueden ser agradables, dolorosos o neutros
- Percepción y memoria (sánscrito: Samjñā, pāli: Saññā). Es el registro que se hace de esos estímulos sensoriales puros que convertimos en objetos reconocibles y distinguibles. Los pensamientos e ideas también se consideran objetos.
- Configuraciones mentales o estados (sánscrito: Samskāra, pāli: Sankhāra) Traducido en ocasiones como Impulsos de la Voluntad, Sankhara significa confección, creación, formación, hacer. Es la construcción de la representación o de la experiencia subjetiva del objeto percibido.
- Consciencia (sánscrito: Vijñāna, pāli: Viññāna). Es un acto de atención o respuesta de la mente en el que el conocimiento del objeto se hace consciente en nosotros. La consciencia desaparece y resurge cambiada de un instante a otro y actúa de manera discriminatoria y parcial ya que existe un aferramiento a lo percibido como deseable, un rechazo contra los no-deseable e indiferencia a lo neutro. Este constante movimiento genera insatisfacción o sufrimiento al no poder controlar como esos objetos percibidos aparecerán.
Todos los cinco agregados son impermanentes e inestables. Por eso en ninguno de ellos se podrá encontrar la esencia del ser o del “yo”. El entrenamiento budista consiste en la observación durante la meditación de todo este proceso, para así facilitar la atención a como opera el resto del tiempo. Esto constituye un cultivo ‘(bhavana)’ de la mente del seguidor.
La importancia que el budismo da a poder realizar la insustancialidad radica en la consideración que hace de que la satisfacción permanente es solo alcanzable sin una constante aparición de expectativas y temores para y de este “yo” diferenciado del mundo.
El Renacimiento
La idea de reencarnación o transmigración tras la muerte ha sido común a todas las culturas y pueblos del planeta, incluyendo a las religiones judeocristianas. Así la encontramos también presente en el cristianismo primigenio antes de que fuera erradicada en el concilio de Nicea. También está presente en diversas variantes del judaísmo e incluso del Islam. En India era ya parte del contexto hinduista en el que nació el budismo.
No obstante, en el budismo este problema se tratará de un modo totalmente novedoso. El Budismo más ortodoxo prefiere el término “renacimiento” en vez del más popular y conocido de “reencarnación”, debido a que no se cree que exista un alma perdurable o un yo que pueda transmigrar.
Así, el renacimiento en el budismo no es igual que, por ejemplo, la reencarnación en el hinduismo, ya que Buda negó explícitamente que hubiera algo permanente en la persona que fuera ocupando o usando distintos cuerpos. El renacimiento en el budismo es más cercano a la lógica del ADN o a una palingenesia próxima a como la entendía el filósofo alemán Schopenhauer. En el renacimiento budista, una relación de causas y efectos hará manifestar la existencia de otros individuos, pero no un alma o espíritu.
En el budismo se afirma que todos los seres con consciencia aparecen y desaparecen en virtud del karman, el mecanismo de causa y efecto. Así, las acciones de cuerpo, habla y pensamiento conllevan unos efectos pendientes que harán que se objetiven y experimenten con el tiempo, ya sea mientras el individuo está todavía vivo o después. La continuidad entre individuos la constituye ese hilo causal, que son manifestados como tendencias y circunstancias apareciendo en todos y cada uno de los seres.
El renacimiento o reencarnación budista no es visto nunca como algo deseable, ni significa un determinismo radical en nuestras acciones; puesto que precisamente el camino Budista sirve para que la persona pueda liberarse de esa cadena perpetua de causas y efectos. Si bien el individuo debe experimentar las circunstancias en las que le toca vivir, a la vez es el único responsable de lo que decida hacer en frente de ellas.
La meditación, práctica fundamental en el budismo, supone también aquí la herramienta más poderosa para el seguidor budista. Con la práctica aprende a observar como no existe un dueño de los pensamientos que afloran en su propia mente, pero que a la vez él es el único responsable de lo que decida hacer con ellos. El apego o no apego a ellos son por tanto la clave para lograr conseguir mayor ecuanimidad respecto a él mismo y al mundo, como actitud fundamental para su vida.
El Tema del Renacimiento Tiene Dos Posibles Interpretaciones o Aspectos
- El renacimiento de una vida a otra.
- El renacimiento de un momento a otro durante esta vida.
De hecho, muchos budistas occidentales no se plantean el tema de la reencarnación e incluso no creen en él. Ambos puntos de vista pueden ser también complementarios para aquellas personas que consideren la reencarnación en un sentido literal.
Mientras que para el resto el renacimiento supone una explicación de la continua generación de la ilusión de un “Yo”, o en palabras de Buda, de lo “compuesto”. Mientras no exista un cese de este ciclo, nuestra experiencia común del mundo es llamada Samsara, o el mundo de los fenómenos.
Las Siete Vías de Renacimiento o Formas de Existencia (gati) son:
- Devas,
- Dioses o seres celestiales,
- Asuras o seres iracundos,
- Humanos,
- Fantasmas hambrientos (preta) o espíritus famélicos,
- Bestias y
- Seres en los infiernos (naraka).
Algunas Pácticas Usuales
Actuales de los Laicos en el Budismo Chino:
Seguimiento de los cinco preceptos. Creación de méritos a
través de acciones meritorias como ser: colaboración desinteresada con aquellos
que necesitan distintos tipos de ayuda, ya sea económica, a través de
enseñanza, a través de acciones, etc. Servicio de ayuda en los monasterios: ayudando a limpiar y
ordenar, colaborando económicamente, ayudando en lo que se necesite,
colaborando en traducciones o revisiones de textos, etc. Lectura de Sutras, realización de reverencias, realización de
reverencias con repetición de oraciones de arrepentimiento, meditación diaria,
atención plena a cada acto que realizamos, asistencia a conferencias de
exposición del Dharma (doctrina), etc. Repetición de nombres de Budas y/o
Bodhisattvas (nien-fo). Ofrecimiento de inciensos, flores o comida a los seres
santos y sabios.
"Si desea conocer plenamente a los Budas de los tres
períodos de tiempo, sólo tiene que observar la naturaleza de este mundo del
dharma (de los fenómenos): todo es creación de la mente".
Todo tiene su origen en la mente y por lo tanto depende
de ella. El mundo en el que vivimos está creado por la mente; ésta da forma a
nuestra realidad.
Con una actitud tranquila y equilibrada, en cualquier situación
estaremos contentos y haremos de éste un hermoso mundo. En cambio, con una
actitud contraria a ésta, podemos hacer que este mundo parezca un infierno.
Para lograr una actitud tranquila y equilibrada debemos cultivar una conducta
moral adecuada, practicar meditación, concentración, y desarrollar la
sabiduría.
Normalmente, la gente busca la felicidad en los estímulos
externos: las fiestas, el
dinero, el sexo, la ropa, las comidas, etc. Esto hace que la
mente esté en un estado eufórico que no es realmente la felicidad verdadera. Así
dependemos directamente de lo externo.
Estamos llenos de deseos, los cuales, una vez
satisfechos, siguen generando nuevos deseos, y permanecemos así en un estado
constante de insatisfacción. No sabemos distinguir lo que necesitamos de lo que
queremos. Para lograrlo debemos controlar nuestros deseos y transmutar nuestra
ignorancia con los conocimientos verdaderos.
El Budismo nos enseña a ver las cosas tal como son y a
través de la puesta en práctica de una enseñanza correcta, por medio del
esfuerzo personal, nos permite acceder a la posibilidad de corregir nuestros
malos hábitos y ampliar nuestro conocimiento, desarrollando la sabiduría
trascendente. Ésta a su vez nos permitirá cruzar el océano de la existencia
hasta la otra orilla, la de la Iluminación, de la Liberación, logrando así el
Nirvana, la extinción de todo sufrimiento.
Con la puesta en práctica de esta forma de vida, se logra
la armonía en la
familia; con la armonía en la familia,
se logra la armonía en la sociedad; luego se puede lograr que el país sea próspero y armonioso,
y así, la esperanza de la tan ansiada paz mundial, podrá estar más cerca de su
logro de lo que imaginamos.
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El Camino Medio
Siddharta se dio cuenta entonces de que un camino medio de moderación que evitara los extremos de la mortificación y de la indulgencia lograba incrementar sus energías, su lucidez, y su capacidad de concentración. Así que con este hallazgo, comió algo de comida y se sentó bajo una higuera de una especie sagrada en la India con la promesa de no levantarse hasta hallar la solución que esperaba. Esto ocurría en la localidad de Bodhgaya, cerca de Varanasi (Benarés). Actualmente sigue siendo el sitio más sagrado de peregrinación para todos los budistas.
El Despertar
Siddharta atravesó distintas etapas de meditación. En la primera parte de la noche logró el conocimiento de sus existencias anteriores (pubbe nivasanussati ñana), durante la segunda parte de la noche alcanzó el conocimiento de ver seres morir y renacer de acuerdo con la naturaleza de sus acciones (cutupapata ñana) y durante la última parte de la noche purificó su mente (asavakkhaya ñana) y tuvo una penetración directa de las Cuatro Nobles Verdades (cattari ariya-saccani)”
Al final, conoció que había logrado un estado definitivo de “no-retorno” al que se llama Nirvāņa, que significa “cese”, pero que según los practicantes budistas no es posible describir. En ese momento dijo “hecho está lo que debía de hacerse”, convirtiéndose en el Buda, “quien ha despertado”. Luego de alcanzar el estado de iluminación, dedicó su vida a propagar sus enseñanzas por todo el norte de la India.
La iluminación de Gautama es el hecho central del budismo del que parte su enseñanza central de que todos los seres humanos tienen el potencial de poder lograr un “cese” del sufrimiento y poder vivir la verdadera naturaleza de la existencia tal como él hizo.
El Despertar (Nirvana)
En Pāli: Nibbāna) La Iluminación
Buda afirmó que es posible el cese definitivo del círculo de la originación dependiente y el renacimiento. La meta de la práctica budista es por tanto el de despertar de esta ilusión de Samsāra, y se afirma que en todo ser vivo existe el potencial de alcanzar el Nirvāņa, después de que se vea, con claridad y convicción plena como lo hizo el Buda, la verdadera naturaleza de la existencia y de la vida. Esta naturaleza se expresa en las enseñanzas de Las Tres Marcas de la Existencia, la Originación Dependiente y el Renacimiento.
Alcanzar este estado implica el vivir una nueva experiencia de la vida, de la muerte y del mundo, por lo que se adoptaría una nueva actitud ante estos.
A las personas que no hayan alcanzado este estado aún solo se les pueden proporcionar incontables definiciones, analogías y comparaciones siempre muy imperfectas y burdas sobre este estado. Seguramente por ello Buda solía optar por describir este estado con términos negativos como lo no-nacido, no-originado, no-creado, no-compuesto.
Sin embargo también afirmó que no se debe confundir nunca ni con la aniquilación del individuo ni con un nihilismo. El significado último de “no-nacido” así como el de resto de analogías siempre son algo controvertido entre los propios budistas.
Debido a esa inexpresabilidad, a menudo el Nirvāņa ha sido interpretado desde otras religiones como un estado de quietismo o aislamiento, pero según los practicantes budistas, durante la meditación experimentan en ocasiones una total identificación con el resto del mundo que usan positivamente en la manera de relacionarse con este.
Como la experiencia del Nirvāņa no es descriptible con palabras, ya que está más allá de los conceptos, y por lo tanto no puede ser comunicada, lo único que se puede transmitir es una indicación del camino a seguir para obtenerla. Este es el propósito de las Cuatro Nobles Verdades.
Las Enseñanzas (Dharma)
En Pāli: Dhamma) Lo que sostiene, lo que apoya, la ley, la verdad, la naturaleza de la realidad
Las Tres Características de la Existencia (Tri-Laksana)
(En Pāli: Ti-Lakkhana) Las Tres Marcas, Los Tres sellos, Las Tres Realidades Explica cómo es la naturaleza del mundo percibido y de todos los fenómenos. Estos están sujetos a tres características:
- La Impermanencia
- La Insustancialidad
- La Insatisfactoriedad
La práctica budista considera que el factor último de liberación del individuo no consiste en un mero conocimiento lógico o teórico de estas tres realidades, sino en su comprensión y aceptación emocional interna auténtica y plena, consecuente con la actitud en la vida.
Impermanencia (Anitya) : El budismo afirma que tanto nuestra realidad interior como el mundo externo están siempre en un estado de cambio permanente. Ninguno de nosotros es física, emocional ni mentalmente la misma persona que éramos hace años. Ni siquiera hace minutos o un sólo instante. Todas las situaciones, todas las entidades, todos nuestros pensamientos y todos nuestros estados de ánimo nacen, ganan fuerza, se deterioran y desaparecen. Somos seres cambiantes en un mundo cambiante. Por eso no nos es posible encontrar seguridad permanente ni certidumbre absoluta, incluso en el más próximo futuro.
Insustancialidad (Anātman): (En Pāli: Anattā) Carencia de un sí-mismo perdurable, de un yo, de un mí. Ausencia de un alma. Carencia de una existencia intrínseca.
La insustancialidad, es el elemento más importante y más característico de las enseñanzas budistas, y es lo que distingue al budismo respecto al resto de religiones. Por eso al Buda se le llama a veces Anattā-vadi (el maestro de la Insustancialidad). Es también sin lugar a dudas, el aspecto más difícil de asimilar correcta y plenamente para sus seguidores.
Buda enseñaba que nuestra idea sobre la existencia de nuestro “yo” es en realidad una idea falsa que surge sobre lo que no es más que una colección temporal e inestable de procesos dinámicos en constante cambio. De estos procesos surge la consciencia así como la noción de ser una individualidad.
El budismo considera yo, me y mi como convenciones e ideas relativas necesarias para poder operar en la vida diariaal igual que el resto de afirmaciones filosóficas del budismo, es para sus seguidores un elemento de práctica en el que investigar y no una convención de fe. Nace teniendo como punto de partida la experiencia. En el budismo, a diferencia de la filosofía, la razón siempre está supeditada a esa experiencia. Esa experiencia surge normalmente debido a un camino de aprendizaje y cultivo de la propia mente del individuo: la meditación budista.
Insatisfactoriedad (Duhkha): (En Pāli: Dukkha) Sufrimiento. Incomodidad. Intranquilidad. Imperfección. Malestar. Desilusión. Fricción. Pesar. Frustración
La eliminación o extinción de Duhkha (Insatisfactoriedad) es su principal y más importante objetivo.
La búsqueda de una felicidad no condicionada fue el propósito que empujó a Gautama a su gran búsqueda espiritual. Para el budista, Duhkha es el resultado de no actuar ni pensar de manera que sea realmente consecuente con las realidades de Anitya y Anātman. Así los procesos de aparición y desaparición de Duhkha se suelen ir alternando en la vida (Samsāra), o pueden llegar a extinguirse de manera definitiva (Nirvāņa) una vez que hayamos visto el origen de Duhkha de manera clara mediante la práctica y la disciplina.
Ética Budista
La ética budista se fundamenta en los principios de ahimsa (no ocasionar daño) y el Camino medio (moderación; no reprimir ni tampoco aferrarse a
nada). Según las enseñanzas budistas, los principios éticos están determinados
por el hecho de si una acción cualquiera podría tener una consecuencia dañina o perjudicial para uno mismo o para otros.
En el budismo se utiliza la expresión de mente hábil, que es aquella que
evita todas las acciones propensas a causar sufrimiento o remordimiento. El
esfuerzo y la intención empleados determinará la carga kármica de la acción.
A diferencia de una regla impuesta por una
autoridad, un precepto es una base o guía ética personal. La ética budista se
basa en Los Cinco Preceptos:
- Respetar la vida.
- Evitar tomar lo que no es dado.
- Mantener una conducta sexual correcta: que no sea dañina con otros o con uno mismo.
- Hablar de manera correcta / no mentir
- Evitar tomar intoxicantes que alteren negativamente la mente.
Los monjes y monjas budistas por su parte, siguen
más de 200 normas de disciplina descritas en detalle en el Vinaya pitaka; algunos monjes y monjas budistas zen no tiene
que seguir el voto de castidad ni pobreza (pueden casarse y trabajar).
Meditación Budista
La meditación (samādhi o bhavana) es la práctica budista por excelencia. El
significado del término es "cultivo de la mente". Es por tanto una
actividad que supone determinada disposición para que el practicante se sitúe
en la realidad y así aumentar su comprensión y sabiduría, que son esenciales
para la erradicación de dukkha. Hay muchas y variadas técnicas de
meditación budista dependiendo de cada tradición y escuela, si bien todas se
basan en dos componentes llamados samatha (calma mental, tranquilidad) y
vipassana (conocimiento directo, intuición). En el núcleo
central de toda meditación budista hay una observación tranquila y atenta
tanto de los propios procesos mentales como de los fenómenos de la vida.
La meditación budista se basa en el samadhi,
necesario para la realización del Nirvana. En el budismo se explican las
diferentes etapas de meditación o jhanas que se experimentan en el
progreso hacia el Nirvana.
A partir de una base común, a lo largo de la
historia las diferentes tradiciones budistas elaboraron sus propias técnicas de
meditación dependiendo de su propia evolución histórica y sus influencias
culturales. En todas las tradiciones hay infinidad de técnicas y variantes meditativas,
pero al basarse en los mismos fundamentos son similares. Lo característico de
los sistemas de meditación budista en las diferentes tradiciones es el objetivo
de alcanzar el Nirvana.
Las Tres Joyas (Triratna)
Todo budista toma refugio en las 'Tres Joyas,
Los Tres Refugios o Los tres tesoros, siendo este acto lo que lo
define como tal. Este refugio viene a significar que una vez la persona ha
comprendido el sentido de liberación que subyace en el camino del Dharma, tomará refugio mientras dure su vida en:
- Buda: naturaleza bodhi, nirvana o despertar.
- Dharma: el budismo, la enseñanza de budas.
- Sangha. la comunidad de budistas.
Quienes no han tomado refugio pueden beneficiarse
del budismo al considerarlo una filosofía, un método de entrenamiento práctico espiritual. Por este motivo, y al estar
desligada de la devoción a deidades, a menudo hay personas de otras religiones
o sin religión que estudian la meditación budista
Los Budistas
Actuales son Herederos de Todo el Budismo
Hoy en día los
budistas occidentales son herederos de toda la tradición budista. Pueden
admirar, respetar y hacer uso práctico tanto de los elementos del Budismo Soto
Zen japonés como de los del Budismo Vajrayana tibetano o del Theravada
tailandés.
Sin embargo para
poder comprender la tradición en su conjunto hemos de volver siempre a sus
raíces, a la experiencia desde donde surgió todo el budismo.
"Igual que
el gran océano tiene un sólo sabor, el sabor de sal. También mis enseñanzas
tiene un sólo sabor, el sabor de la libertad". Buda.
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