 El
tema de esta conferencia es el Ir al Refugio (En pali: saranagamana, y
en sánscrito: sarana-gamana),  y
me  alegra mucho  que  se
me  haya 
invitado  a  hablar 
sobre  ello, puesto  que 
se  trata  de 
algo muy  querido  para mí. 
Sin  embargo  voy 
a  enfocarlo  de manera 
indirecta,  a  través 
de mi  experiencia  recogida 
viviendo  y  trabajando 
para  el budismo en Gran Bretaña.
El
tema de esta conferencia es el Ir al Refugio (En pali: saranagamana, y
en sánscrito: sarana-gamana),  y
me  alegra mucho  que  se
me  haya 
invitado  a  hablar 
sobre  ello, puesto  que 
se  trata  de 
algo muy  querido  para mí. 
Sin  embargo  voy 
a  enfocarlo  de manera 
indirecta,  a  través 
de mi  experiencia  recogida 
viviendo  y  trabajando 
para  el budismo en Gran Bretaña.
Desde
1967 he dedicado mi tiempo y energía a la creación y  consolidación 
de  un movimiento budista  completamente 
nuevo  en  occidente, 
que empezó  en  Gran 
Bretaña,  y  es 
a  través  de 
mi  experiencia  dentro 
de  este  nuevo movimiento como voy a abordar el tema
de la toma de refugio.
En  los 
centros  budistas de  las distintas 
ciudades  -este nuevo
movimiento  se  conoce como los "Amigos de la Orden
Budista Occidental"- se llevan a cabo una variada serie de actividades
como pueden ser conferencias sobre budismo, sobre  literatura o arte, clases de meditación, clases
de hatha yoga, o cursos sobre la comunicación humana. Cada  cierto 
tiempo  tienen  lugar 
retiros,  que llevan  consigo 
pasar  el  día 
entero  en  el centro budista haciendo meditación,
estudiando, intercambiando opiniones o haciendo ejercicios de comunicación. 
La
gente llega a conocer nuestras actividades por diversos medios. Unos, a través
de nuestra  publicidad,  pero 
lo  más  frecuente 
es  que  un  amigo  le 
comente  a  otro 
que conoce un sitio donde se practica meditación, o donde se puede
aprender algo sobre budismo, o practicar hatha yoga; de una manera u otra, la
gente entra en contacto con el centro más cercano y, por lo tanto, con nuestro
nuevo movimiento budista.
Al  principio, 
puede  que  estén 
simplemente  interesados  en 
la  meditación,  o 
en  la filosofía budista, o en el
hatha yoga, y vienen a nosotros sólo por esto. De cualquier modo,  empiezan a 
venir. En  la mayor parte de  los países occidentales hay miles de personas
que se dedican a “probar” todo tipo de grupos espirituales. Se interesan por uno
de ellos durante un  tiempo,  luego prueban otro y otro y otro, con  lo que acaban probando gran número de ellos.
Algunas de las personas que vienen a cualquiera de los centros son de este
tipo.
Se
quedan durante un tiempo, y después nos dejan para continuar su búsqueda en
otra parte; pero otros, permanecen con nosotros porque les gusta nuestra manera
de ver las cosas y se sienten como en casa. Se van interesando cada  vez más 
por  nuestras  actividades, 
y  un  día 
surge  en  ellos 
la  idea  de 
que  les gustaría sentirse
identificados con nosotros, en otras palabras, "pertenecer" al grupo.
A partir de ese momento pueden  llegar a
convertirse en  lo que  llamamos Mitra, que es simplemente  la 
palabra  sánscrita  que 
equivale  a  amigo. Aquí 
quizás  debería  aclarar que uno no se hace socio de los
"Amigos de la Orden Budista Occidental".
Uno
no se inscribe simplemente rellenando una ficha o pagando una suscripción. En
vez de esto se  emplea 
un  sistema  diferente 
que  voy  a 
explicar  a  continuación. 
Cuando  una persona alcanza el
momento en el que quiere "pertenecer" a los "Amigos de la Orden Budista
Occidental" y convertirse en Mitra, comunica a los demás su deseo, si éste
es auténtico y demuestra un interés real por las diversas actividades de los
"Amigos de la Orden Budista Occidental",  tiene 
lugar entonces una sencilla ceremonia pública en  la cual 
esa persona ofrece  flores,
una  vela encendida  y un palito de  incienso ante una imagen  del 
Buda.
De  esta 
forma  uno  se 
convierte  en  Mitra. 
Hasta  entonces  esa persona había  sido 
considerada  como un Amigo con
mayúsculas. Nosotros  tenemos estas
categorías, como si dijéramos, para los "no-miembros". Todo aquel que
venga a participar  en  cualquiera 
de  las  diversas 
actividades,  por  pequeña 
que  sea  esta participación, es considerado como
Amigo. No tiene que "pertenecer" de una manera burocrática, y se
tiene completa libertad para obtener beneficio de cualquier tipo de las diversas
actividades, sin que eso implique ningún tipo de obligación o responsabilidad determinadas.
A nosotros, nos alegra mucho que sea así. Ahora bien, si esa persona quiere profundizar
a partir de ese primer contacto, entonces se convierte en Mitra de la forma que
he explicado antes.
El  hecho 
de  que  una 
persona  se  convierta 
en  Mitra  significa 
que  ha  cesado 
su búsqueda  para  pertenecer 
a  un  grupo 
espiritual,  y  a  partir  de  ese
momento  todo  su  tiempo
y energía se enfocará exclusivamente hacia 
los  "Amigos de  la Orden Budista Occidental".  De 
un  Mitra  se 
espera.
 
1.     
Que  dé 
por  terminada  su  búsqueda 
de  un movimiento  espiritual 
y  que  se 
haya  decidido  por 
la  Orden;
2.  Que 
mantenga  una práctica de
meditación diaria; 3. Que se mantenga en contacto con los miembros de la Orden  que 
dirigen  las  actividades 
del  centro  y 
que  desarrolle,  "Kalyana 
Mitrata"  o "compañerismo  espiritual"  con 
ellos;  y  4.  Que
 ayude 
al  centro  y 
al  movimiento  en general de la forma práctica que crea más
conveniente.
Por
tanto, existen Amigos, Mitras y también Miembros de la Orden, o Dharmacharis y Dharmacharinis,
sobre los cuales explicaré algo más, dentro de un momento.
Una  vez 
siendo  Mitra,  lo  más  probable 
es  que  uno  se 
vea  progresivamente  más envuelto en el movimiento y más atraído
por  la belleza del  ideal espiritual budista, el ideal  de 
la  iluminación  humana. 
Puede  que  encuentre 
que  su  experiencia 
en  la meditación  se 
hace  más  profunda, 
que  su  comunicación 
con  otras  personas 
se expande y que sus condicionamientos psicológicos están desapareciendo.
Finalmente uno puede  descubrir  que 
el  centro  de 
gravedad  de  su 
existencia  se  ha 
visto desplazado  ligeramente, y
que ahora quiere dejar a un  lado sus
antiguos  intereses y actividades  y 
comprometerse  completamente  con el budismo,  con el Dharma, con  la vida espiritual en suma.
Llegado
este momento, uno empieza a pensar seriamente en entrar  a 
formar  parte  de 
la  Orden  o, 
usando  términos  tradicionales,  uno 
piensa  en tomar refugio en el
Buda, en el Dharma y en la Sangha. Si los miembros de la orden están
convencidos de que el deseo del aspirante es auténtico, y de que esa persona está
realmente capacitada para tomar refugio -que no es tarea fácil de llevar a
cabo-, entonces,  su  "solicitud"  es 
aceptada  y  a 
su  debido  tiempo 
tiene  lugar  la maravillosa ceremonia de ordenación. Uno
se convierte en Dharmachari o Dharmacharini, o lo que es  lo mismo, 
alguien  que  toma 
refugio  en  el Buda, 
en el Dharma  y en  la Sangha, 
y  quien, además, empieza a
considerar  los  "Diez Silas" o preceptos morales,
mediante los  cuales,  el 
cuerpo,  el  habla 
y  la  mente 
se  ven  progresiva 
y  sistemáticamente purificados.
Llegados
a este punto, puede que os estéis preguntando dónde se encuentra el
origen de este “Ir al Refugio", y por qué parece representar la
culminación del compromiso no sólo 
con  nuestro  nuevo 
movimiento  budista,  sino 
incluso  con  el 
budismo  como  tal.
Después
de todo, uno se convierte primero en Amigo, luego en Mitra y finalmente en Dharmachari
o Dharmacharini, como acabo de explicar. La tradición de "tomar
refugio" es, sin embargo, muy antigua. Para poder comprender dónde se
origina y por qué tiene una importancia tan tremenda deberemos remontarnos muy
atrás en el tiempo, hasta la época en que vivió el Buda, cuando acontecieron
unos determinados sucesos.
Después
de haber alcanzado la iluminación, el Buda dedicó gran parte de su tiempo a viajar
de un lugar a otro dando a conocer el Dharma o verdad que había descubierto y el  camino que 
llevaba a ese  conocimiento. Mucho
de  lo que dijo se conserva en  las escrituras en pali, pero aunque a veces
nos encontremos con lo que muy bien podrían ser las auténticas palabras
del Buda, quizás no seamos capaces de apreciar el efecto tan poderoso que
tendrían en las personas que en aquél entonces las escucharon de labios del
Iluminado.
Lo
que normalmente encontramos en los textos es que en el curso de su deambular,
el Buda  se  encuentra 
con  una  persona 
determinada,  bien  sea 
un  rico  brahmin, 
un humilde  vagabundo  o 
un  joven  príncipe, 
y  los  dos 
comienzan  a  hablar. Cuando  la conversación se hace más profunda, el Buda
empieza a hablar desde lo profundo de su experiencia espiritual. En otras
palabras, el Buda expone el Dharma: el dharma sale a la luz.
A
veces, cuando leemos las escrituras budistas nos da la impresión de que el Dharma
consiste en una serie de listas, las cinco de esto, las seis de lo otro, etc.,
así como de que  estamos  ante 
algo  excesivamente  esquematizado  y 
cuadriculado.  Pero  desde luego, no era así al principio, ni
mucho menos. Era algo fresco, original y creativo. El Buda  hablaba 
desde  lo  profundo  de 
su  experiencia  mística.
Exponía  la  verdad 
y mostraba el camino que lleva a la iluminación y la persona con la que
estaba hablando se  sentía  absolutamente 
asombrada  y  admirada. 
En  algunos  casos 
puede  que  esa persona 
fuera  incapaz  de 
hablar  o  de 
hacer  otra  cosa 
que  no  fuera 
balbucear  unas palabras  carentes 
de  toda  coherencia. 
Algo  le  había 
sido  revelado.  Una 
puerta  se había  abierto 
de  pronto,  más 
allá  de  su 
comprensión  ordinaria.  Por 
un  instante,  al menos, había vislumbrado la verdad y esta
experiencia le había dejado anonadado.
A
veces, en ocasiones como éstas,  las
escrituras nos dicen que  la persona
al  respecto exclamaba:
"Maravilloso,  señor, 
maravilloso".
Como  sí  uno  tuviera 
que  empezar  de nuevo lo que ha sido derribado, o revelar
lo que ha estado oculto, o indicar el camino a alguien  que 
estaba  perdido,  o 
llevar  una  luz 
en  la  oscuridad 
y  decir:  "Aquellos  que tengan 
ojos  verán".  De 
este modo  ha  sido manifestada  la 
verdad  en  boca 
del más excelso.  Entonces,  desde 
la  profundidad  de 
su  gratitud  esta 
persona  declararía fervientemente:  "Buddham 
saranam  gacchami",  "Dhammam 
saranam  gacchami", "Sangham
saranam gacchami"  -  
"Voy por 
refugio al Buda al Dharma y a  la
Sangha".
Ahora  podemos 
entender  no  sólo 
donde  tiene  su 
origen  el  "tomar 
refugio",  sino también  algo 
de  su  tremendo 
significado  espiritual.  Tomar 
refugio  representa  la reacción 
emocional  positiva  -de 
hecho  una  reacción 
y  respuesta  totales- 
al  ideal espiritual, cuando este
ideal es revelado a nuestra visión espiritual. Es tal la fuerza de la  llamada, 
que  no  queda 
más  remedio  que 
responder  a  ella 
de  manera  total 
y absoluta.
 Como
muy bien afirma Tennyson: "No nos queda más remedio que amar lo supremo
cuando lo vemos". Ir al Refugio es quizás algo así. Hemos visto lo
"supremo", nos ha sido revelado, por lo tanto no tenemos más remedio
que amarlo, que darnos a ello  por  entero, 
que  comprometernos  con 
ello.  Ese  compromiso 
nuestro  con  lo "supremo" es  tomar 
refugio. La  finalidad de  tomar 
refugio es  triple,  lo que se conoce como  las 
tres  piedras  preciosas 
o  las  tres 
joyas.  Uno  toma 
refugio  en  el 
Buda,  el Dharma y la Sangha. El
significado de tomar refugio puede entenderse con facilidad en un sentido
general -darse o comprometerse uno por entero a lo "supremo"- pero,
¿qué significa tomar refugio en el Buda específicamente o en el Dharma, o en la
Sangha?
Como
muy bien afirma Tennyson: "No nos queda más remedio que amar lo supremo
cuando lo vemos". Ir al Refugio es quizás algo así. Hemos visto lo
"supremo", nos ha sido revelado, por lo tanto no tenemos más remedio
que amarlo, que darnos a ello  por  entero, 
que  comprometernos  con 
ello.  Ese  compromiso 
nuestro  con  lo "supremo" es  tomar 
refugio. La  finalidad de  tomar 
refugio es  triple,  lo que se conoce como  las 
tres  piedras  preciosas 
o  las  tres 
joyas.  Uno  toma 
refugio  en  el 
Buda,  el Dharma y la Sangha. El
significado de tomar refugio puede entenderse con facilidad en un sentido
general -darse o comprometerse uno por entero a lo "supremo"- pero,
¿qué significa tomar refugio en el Buda específicamente o en el Dharma, o en la
Sangha? 
El
Buda es un  ser humano que
alcanzó  la  iluminación. No es Dios, ni un mensajero suyo,
sino un ser humano que gracias a su propio esfuerzo alcanzó  la cumbre de 
la perfección humana.
Consiguió
llegar a un estado inefable al que llamamos iluminación, nirvana  o 
estado de Buda. No solamente es un Buda, 
sino un Samyak Sambuddha, completa y perfectamente iluminado. Cuando tomamos
refugio en el Buda, lo hacemos en este sentido. No se  trata sólo de que  le admiremos a distancia. Le admiramos en gran
medida y, de hecho, puede que esté muy distante de nosotros en este momento, pero  por 
grande  que  sea 
la  distancia  entre 
el Buda  y  nosotros, 
esa  distancia  puede acortarse hasta desaparecer.
Podemos  hacer 
que  desaparezca  si 
seguimos  el  camino 
y  practicamos  el 
Dharma. También nosotros podemos parecernos al Buda. También nosotros
podremos alcanzar la  iluminación.  Este 
es  el  gran 
mensaje  del  budismo. 
Todo  ser  humano 
que  se esfuerce en ello, que siga
el "Noble Camino Octuple" hacia la iluminación, puede llegar a ser lo
que fue el Buda. Por lo tanto, cuando tomamos refugio en el Buda es como si dijéramos:  "Eso 
es  lo  que  yo  quiero 
llegar  a  ser. Eso 
es  lo  que 
yo  quiero  alcanzar.
Quiero  llegar 
a  la  iluminación 
y  desarrollar  la 
sabiduría  y  la 
compasión  al máximo". Tomar  refugio 
en  el  Buda 
significa  considerar  al 
Buda  -al  estado 
de  Buda-  como nuestro ideal espiritual personal, o
como algo que nosotros mismos también podemos conseguir.
El
Dharma es el sendero o camino. Es el sendero de lo que a veces he denominado la
evolución superior del hombre, un estadio de desarrollo puramente espiritual
más allá de  la  normal 
evolución biológica.  Como  tal 
camino  o  sendero, 
existen  diferentes formulaciones  del 
Dharma.  Decimos  "el 
camino  triple"  de 
la  moralidad  (sila), 
la meditación  (samadi),  y 
la  sabiduría  (prajna); 
así  como  el 
camino  de  las 
"seis perfecciones" 
(paramitas),  que  son 
la  generosidad  (dana), 
la  moralidad  (sila), 
la paciencia y el dominio sobre uno mismo (ksanti), el vigor (virya), la
consciencia superior (samadi)  y  la 
sabiduría  (prajna),  que 
es  el  camino 
del  bodisatva.  Aunque 
hay muy diversas 
formulaciones,  el  principio 
básico  del  camino 
es  sólo  uno. 
El  camino  es esencialmente  el 
camino  de  la 
evolución  superior;  es  todo  aquello 
que  nos  ayuda 
a evolucionar. El Dharma o el camino no debe ser identificado con una u
otra enseñanza concreta.
De  acuerdo 
con  la  propia 
declaración  expresa  del 
Buda,  Dharma  es 
todo aquello que  contribuya al
desarrollo espiritual del  individuo.
Cuando su  tía materna y madre  adoptiva Mahaprajapati  -  la
Gotamid  -    le 
preguntó  por  un 
criterio  por  el 
cual pudiera distinguir entre lo que era Dharma-vinaya y lo que no lo
era, el Buda contestó:
"De
cualquier doctrina, Gotamid, de  la que
puedas afirmar con seguridad que:
'Estas
enseñanzas  conducen  a 
la  pasión  y 
no  a  su 
disipación;  a  la 
esclavitud  y  no 
a  la imparcialidad;  al incremento 
de  beneficios  en 
el  mundo  ordinario, 
y  no  a  su disminución;  a 
la  codicia  y  no  a 
la  sencillez;  al 
descontento  y  no 
al  contento;  a  la compañia
y no a la soledad; a la pereza, y no a la energía; al deleite en la rnaldad y
no en la bondad'. De tales enseñanzas deberías ciertamente afirmar Gotamid:
'Esto no es el dharma, esto no es el vinaya, esto no es el mensaje del
maestro'.
Pero
de aquellas enseñanzas de las que puedas con certeza afirmar que son lo opuesto
a lo que acabo  de decir; podrás
ciertamente afirmar 'esto sí es el Dharma, esto es el vinaya, este es el mensaje
del maestro’".
Cuando
tomamos refugio en el Dharma nos comprometemos a seguir el camino de la evolución
superior. Nos comprometemos con 
todo  lo que nos ayude a
desarrollarnos espiritualmente, a crecer hasta el estado del Buda.
Sangha
quiere decir  "comunidad
espiritual". En primer  lugar  representa 
la comunidad de  todos  aquellos 
seres  más  avanzados 
que  nosotros:  los 
grandes  bodisatvas,  los arhats, 
los que han entrado en  la
corriente, etc. Todos ellos  forman  la aryasangha o comunidad  espiritual 
en  su  sentido 
más  elevado.  En  otro 
sentido,  significa  la comunidad de todos los budistas, es decir,
de todos aquellos que toman refugio en el Buda,
en el Dharma y en la Sangha. Tomar refugio en la aryaSangha implica abrirnos a  la 
influencia  espiritual  de  los  seres 
excelsos  que  la  forman, 
aprender  de  ellos, sentirse inspirado por ellos,
reverenciarlos.
Tomar
refugio en la Sangha en su sentido más común, como comunidad de todos los budistas,
implica disfrutar de una mutua camaradería espiritual, ayudarse unos a otros en  el 
camino  de  la 
evolución.  A  veces, 
puede  que  no  necesites  un 
gran  bodisatva avanzado para
ayudarte. Todo lo que necesitas es un ser humano corriente que esté un  poco más 
evolucionado  espiritualmente  que 
tú,  o  incluso 
que  sea  un 
poco más sensato.  Con  demasiada 
frecuencia  la  gente  va 
en  busca  de 
un  gran  gurú 
muy evolucionado, pero eso no es lo que realmente necesitan, incluso
aunque esa persona sea  accesible.  Lo 
que  necesitan  es 
una  ayuda  donde  ellos 
están  en  un 
momento determinado, es decir, en el estadio concreto del camino en el
que se encuentran, y esa ayuda puede generalmente darla una persona budista
cualquiera.
Así
pues, esto es concretamente lo que significa tomar refugio en el Buda, el
Dharma y la Sangha, y es esta triple toma de refugio -de la forma en que lo he
explicado- lo que convierte  a  uno 
en  budista.  Pero 
una  vez  dicho 
esto,  tengo  que 
añadir  que, muy  a pesar mío, el tomar refugio, a pesar de su
crucial importancia, está poco considerado en 
los países budistas asiáticos, sobre 
los cuales diré algo enseguida. Dentro de  los "Amigos de la Orden Budista
Occidental" hacemos hincapié en la importancia que tiene el  tornar 
refugio,  estamos  intentando 
volver  a  como 
las  cosas  eran 
en  la  época 
del Buda. Estamos tratando de restablecer el significado que el tomar
refugio tenía en un primer momento.
Volviendo  de 
nuevo  a  la 
época  en  que 
vivió  el  Buda, 
encontrarnos  que  algo 
de  la mayor  importancia, aparte de  lo ya mencionado, ocurría. No sólo se daba el
caso de que alguien, se sintiera tan impresionado y estremecido ante la
exposición de la verdad por parte del Buda que decidiera tomar refugio, sino que
mientras le escuchaba podía surgir en su mente una auténtica penetración en esa
verdad. Según el lenguaje de las escrituras 
budistas,  en  esa 
persona,  surgiría  pura 
y  transparente  ya, 
la  visión  de  la verdad
(dharma-caksus) -una profunda experiencia espiritual-, Esta visión de la verdad
es una de  las cinco visiones que se
conocen en  la  tradición budista. En primer  lugar está 
"la  visión  física" 
(mamsa-caksus),  que  es 
la  visión  con 
la  que  ahora 
les  estoy mirando y viceversa. Se
trata del órgano físico de la visión, gracias al cual percibimos los objetos
materiales. En segundo lugar se encuentra "la visión divina"
(divya-caksus).
Si  fuerais 
capaces  de  ver  lo  que 
pasa  al  otro 
extremo  de  la 
ciudad  o  en 
otra más lejana, o incluso en la India, estaríais haciendo uso de este
tipo de visión. Se la conoce como la facultad de la clarividencia y es uno de
los poderes paranormales que pueden surgir de manera espontánea durante  la práctica de  la meditación. En tercer lugar se encuentra  "la visión de  la verdad"  (dharma-caksus),  la visión espiritual  interior, con 
la cual se "ve" la verdad de las cosas y más adelante volveré
sobre ella.
En
cuarto lugar se encuentra "la visión de la sabiduría"
(prajna-caksus), que va incluso más allá que la visión de  la 
verdad y que surge solamente cuando uno se convierte en un arhat. En quinto  y 
último  lugar  se 
encuentra  "la  visión 
universal" 
(samanta-caksus)  también conocida  como 
"la  visión  del 
Buda",  que  surge 
sólo  cuando  uno 
ha  llegado  a  la iluminación
completa, cuando la visión espiritual es total y absoluta.
Analicemos
ahora más atentamente la visión de la verdad, la visión del Dharma. Existe una  frase 
en  las  escrituras 
budistas  que  nos 
da  una  explicación 
resumida.  Dice simplemente  que 
todo  lo  que 
surge  -lo  que 
aparece  en  la 
existencia  -  debe desaparecer.  Esto 
es  tan  sencillo 
y  evidente  que 
quizás  podáis  pensar 
que  ya  lo sabíais; pero, la visión de la verdad no
representa un conocimiento teórico acerca del hecho  de 
la  impermanencia  o 
transitoriedad  universales,  sino 
una  introspección espiritual
sobre ello, una comprensión verdadera y 
real.
El
que  todas  las cosas sean impermanentes -que al final
hemos de abandonarlo todo, dejarlo todo- puede parecer un mensaje terrible para
algunas personas, sin embargo, esto no tiene porque ser así, ya  que 
la  impermanencia  implica 
no  sólo  cambio, 
sino  también  desarrollo 
y transformación. Si  las  cosas 
no  fueran  impermanentes 
y  no  cambiaran 
-si  fuéramos hoy  los 
mismos  que  ayer 
y  ayer  los 
mismos  que  anteayer-  eso 
sí  que  sería 
algo realmente  terrible,  ya 
que  no  podríamos 
crecer  ni  evolucionar.
La  ley 
de  la impermanencia garantiza la
posibilidad de la evolución. Esto es lo que uno comprende cuando  se 
abre  la  visión 
del  Dharma.  Uno 
no  sólo  ve 
la  impermanencia,  no 
sólo comprende que  todo cambia,
sino  también observa  la posibilidad del crecimiento y  la evolución humana. Ve la posibilidad de la
transformación, desde la naturaleza humana normal hasta la iluminación o estado
de Buda.
Cuando  se 
desarrolla  este  tipo 
de  introspección  y 
se  alcanza  la 
visión  del Dharma, ocurre algo
especial. En el lenguaje budista "se entra en la corriente" -la
corriente que conduce  directamente  al 
nirvana-.  Todo  tu 
ser  se  dirige 
irreversiblemente  hacia  la iluminación o estado de Buda. Esto es lo
que llamamos "verdadero" Ir al Refugio o, si se quiere, el Ir al
Refugio "trascendental".
Al
"entrar en la corriente", al "tomar refugio" de  esta 
forma  tan  elevada 
y  trascendental,  se 
rompen  al mismo  tiempo 
tres  de  los "diez  impedimentos"  que 
nos  atan  a 
la  existencia  ordinaria. Debido  a 
la  ruptura  de  estos  tres 
impedimentos  se  "entra 
en  la  corriente 
y  uno  se 
convierte  en  lo 
que  se conoce como "el que entra
en la corriente" (srotapanna). Puesto que ocupan un lugar importante en el
budismo, permitidme añadir unas palabras acerca de cada uno de los tres
impedimentos.
El
primer obstáculo es el del "concepto del yo" (satkayadrsti). Cuando
se es víctima de este concepto del ego, se tiene la idea de que lo que
experimentamos como ego o yo es algo fijo, irreducible y último. Creemos que
hay un núcleo de nosotros que nunca va a 
cambiar  y  que 
es  nuestro  yo 
"real". El 
concepto  de  ego  trae 
consigo  este  tipo 
de actitud que bloquea el cambio e inhibe la evolución, porque pensamos
que somos de una manera 
determinada,  y  tal 
y  como  somos 
ahora  permaneceremos  siempre.
Es muy difícil  superar este
obstáculo e  imaginarse a uno mismo como
algo distinto a  lo que  se 
es  ahora.  Pero 
puede  hacerse.  Si 
uno  está  realmente 
comprometido  con  el camino 
espiritual,  llegará  un 
momento  en  el 
que  podremos  mirar 
atrás  y  ver 
los enormes  cambios  que 
se  han  producido. Veremos  que  hemos 
evolucionado,  incluso que
estamos  transformados. Pero hasta que no
se supere el obstáculo del concepto del ego no se dará realmente ni la
evolución espiritual ni la entrada en la corriente.
El
segundo obstáculo es el de la "duda" (vicikítsa), aunque no se trata
de duda en el sentido  espiritual,  sino 
en  el  de 
la  indecisión.  Se 
trata  de  una 
indecisión  culpable  y deliberada. Se renuncia a tomar una
decisión y por lo tanto a comprometerse. En vez de  dedicarnos 
a  algo  de 
todo  corazón,  preferimos 
mantener  todas  las 
opciones abiertas. Así, ponemos excusas, dudamos,  vacilamos, no nos decidimos, esperamos
tiempo  y 
racionalizamos.
Este  es 
el  obstáculo  de 
la  duda.  Es 
esa  duda  la  que  nos impide 
lanzarnos  de  lleno 
a  la  vida 
espiritual,  lanzarnos  hacia 
lo  más  profundo. Consecuentemente no llegamos a
ninguna parte en nuestro camino espiritual: hemos fracasado en conseguir algún
progreso espiritual.
El  tercer 
obstáculo  es  el  de  la 
"dependencia  de  las  leyes  morales 
y  los  preceptos religiosos"
(silavrata-paramarsa), o dicho de otro modo, la creencia en que el obrar por puro
formulismo es suficiente. Uno obra así cuando su corazón no se halla realmente en
lo que está haciendo. Pensamos que si mantenemos las apariencias (externas), es
decir,  si  observamos 
las  normas  de 
moralidad  porque  eso 
es  lo  que 
nos  exige  la sociedad 
y  cumplimos  los 
preceptos  religiosos  porque 
eso  es  lo 
que  nos  exigen nuestros correligionarios, no habrá
ningún problema.
Este
tipo de actitud es lo que se llama 
dependencia  de  las 
leyes morales  y  los 
preceptos  religiosos. Se  produce 
una división entre la observación de las leyes y el estado de ánimo
interior. Aunque lo que estemos haciendo puede ser muy bueno en sí mismo, nuestro
corazón no está en ello y por lo tanto nuestra actuación es algo vacío,
mecánico, rígido y artificial. Esto implica que este tipo de acciones no nos
ayudarán a evolucionar: no llevan espiritualmente a ninguna parte.
Estos
son los tres obstáculos. Cuando se "entra en la corriente" se superan
y cuando se superan es cuando se "entra en la corriente". Cuando se
abre la visión del Dharma, la 
verdad  de  la 
impermanencia  se  abre 
ante  nosotros  incluyendo 
la  verdad  de  la posibilidad
de transformación total, y esa introspección interior de una visión espiritual superior
produce la superación de los tres obstáculos. Así pues, ocurren dos cosas al mismo  tiempo: 
la  toma  de 
refugio  en  el 
Buda,  el  Dharma 
y  la  Sangha 
a  nivel trascendental  y 
la  apertura  de  la  visión 
del Dharma,  o  visión 
espiritual  superior,  que llevaría a su vez a la superación de los
tres obstáculos y a la entrada en la corriente. De hecho, no sólo es que estas
dos cosas, es decir, el tomar refugio y la entrada en la corriente, ocurran
juntas, sino que son diferentes aspectos en una misma persona y de una única
experiencia espiritual o proceso espiritual.
Volviendo  de 
nuevo  a  la 
época  del  Buda, 
podemos  llegar  un 
poco  más  lejos 
aún. Suponed que alguien escucha al Buda exponiendo el Dharma, se siente
impresionado y estremecido y decide Ir al Refugio y suponed que alcanza la
entrada en la corriente. Aún  hay  algo más que puede ocurrir al  llegar a este punto. Puede que esa persona deje
su casa y se convierta en un monje o bikshu. Esto no ocurría siempre. A veces, alguien  tomaba 
refugio  y  se 
abría  al  mismo 
tiempo  su  visión 
del  Dharma,  pero 
no dejaba su casa, a pesar de que la mayoría sí que lo hacía. En tales
casos no sólo se dan dos, sino tres cosas al mismo tiempo: tomar refugio, la
entrada en la corriente y lo  que se
conocía como "ordenación", es decir, ir hacia la vida errante y
convertirse en un bikshu o monje. Esta era la situación en el tiempo del Buda.
Después
de la muerte del Buda, o de lo que llamamos su paranirvana, se produjeron
numerosos  cambios.  Y 
quizás,  inevitablemente,  se  produjo  un 
cierto  deterioro espiritual. La
entrada en la corriente se hizo cada vez más rara, y a medida que iban transcurriendo  los 
siglos,  el  énfasis 
se  fue  poniendo 
poco  a  poco 
en  "convertirse  en monje"  en 
su  sentido  más 
formal,  y  tomar 
refugio  fue  gradualmente 
perdiendo  su significado como el
acto central de  la vida budista. Esto
ocurrió especialmente en los países de tradición teravada en el sudeste
asiático. En la actualidad si visitamos estos países o hablamos con un budista
de la escuela teravada, no nos dirán mucho acerca de  la 
importancia que  tiene  tomar 
refugio.
Nos
hablarán, sin duda, de convertirse en monje 
en  su  sentido 
más  formalista,  es 
decir,  raparse  la  cabeza 
y  llevar  la 
túnica amarilla.  Ahí  es 
donde  la  escuela 
teravada  pone  su 
énfasis.  Para  ellos 
existen  dos tipos de personas:
los monjes y los laicos. A un lado se sitúan los monjes, que son los verdaderos
budistas, al otro lado la gente laica, que no son tan "verdaderos"
budistas como los primeros. Uno puede incluso hablar entonces de budistas de
primera clase y budistas de segunda clase. A veces, las diferencias parecen
llegar hasta este extremo.
Parece,
sin embargo, que observando los hechos tal y como ocurrían en la época del Buda,  hay 
que  decir  que 
aunque  realmente  hay 
diferencia,  ésta  es 
de  otro  tipo. 
La verdadera  diferencia  no 
se  encuentra  entre monjes 
y  laicos,  sino 
entre  aquellos  que han tomado refugio y aquellos que no lo
han hecho. La diferencia entre un monje que toma refugio y una persona laica
-un hombre o una mujer- que toma refugio tiene una importancia  secundaria. 
Que  tú  vivas 
de  una  manera 
determinada,  o  sigas 
una disciplina concreta, eso 
tiene una  importancia secundaria.
Lo que es primordial es el compromiso espiritual  cuando 
se  toma  refugio. Por esto en  los 
"Amigos de  la Orden Budista  Occidental",  tenemos 
un  dicho,  una 
especie  de  refrán: 
"tomar  refugio  -o comprometerse- es lo principal, la forma
de vida es algo secundario".
Ahora
bien, aunque en  los países de  tradición 
teravada se haya  insistido
demasiado entre la distinción de monje y laico, y se haya perdido la
apreciación de la importancia que  tiene
el  tomar 
refugio, esto no ocurrió con  la
misma  intensidad en  los países de tradición mahayana. Como su
propio nombre indica, los países de tradición mahayana siguieron  la 
tradición  del  gran 
sendero.  Siguieron  el 
ideal  del  bodisatva 
e  hicieron hincapié en el ideal
de alcanzar la iluminación, no sólo para beneficio propio sino para beneficio
de todos los seres. En último término, por supuesto, la distinción entre ambas
cosas  desaparece.
No  se 
puede  realmente  llegar 
a  la  iluminación 
para  beneficio  de otros a menos que se sea una persona de un
desarrollo espiritual considerable, y esa persona no puede evolucionar
espiritualmente a menos que, al mismo tiempo no tenga conciencia, hasta cierto
punto, de las necesidades de los demás seres vivos.
A  la 
larga  el  individualismo  espiritual 
y  el  altruismo 
espiritual  coinciden;  pero 
como reacción  necesaria  al 
primero  de  los 
acercamientos,  al  acercamiento 
teravada  e hinayana en general,
que son más individualistas, la escuela mahayana hizo hincapié en  el 
ideal  del  bodisatva. 
La  actitud  del 
bodisatva  es  la 
siguiente: "No  deseo  la iluminación para mí mismo únicamente. Si
ha de ser solamente para mí, entonces no me 
interesa.  Deseo  la 
iluminación  para  todos 
los  seres.  Así 
pues,  estoy  trabajando para  que 
todos  lleguen  a 
la  iluminación;  incluyéndome 
a mí  también".
No  es 
que  el bodisatva se excluya a sí
mismo. Se incluye, pero sólo como uno más entre muchos. Su  misión 
es  trabajar  por  el  progreso 
espiritual,  la  iluminación 
última  de  todos 
los seres. Puesto
que la escuela mahayana adoptó o desarrolló el ideal del bodisatva, todas las distinciones  menores 
perdieron  su  importancia. 
Se  insistía  en 
que  todo  el 
mundo debería tener por meta el alcanzar el estado de buda, todo el
mundo debería seguir el ideal  del  bodisatva.
Ya  fuera  monje 
o  laico,  culto  o 
iletrado,  rico  o 
pobre, espiritualmente 
desarrollado  o  no, 
todos  deberían  aspirar 
a  la  iluminación 
para beneficio  de  todos 
los  seres.  Debido 
a  la  existencia 
de  este  ideal 
del bodisatva, encontramos que en la tradición mahayana hay menos diferencia
entre monje y laico, o al menos, se ha insistido menos en esa diferencia.
Pero
¿qué es un bodisatva  y qué  significa aspirar a  la  iluminación para beneficio de todos? De
acuerdo con la tradición mahayana, el bodisatva en un sentido real es aquel en  el 
que  ha  surgido 
la  bodichita  o 
"deseo  de  iluminación'' 
(como  yo  traduzco 
el término),  como  una 
experiencia  espiritual  vital. Bodichita  no 
es  una mera  aspiración piadosa, ni un concepto, ni un
ideal abstracto. Cuando, desde la profundidad del ser, surge  un 
impulso  tremendamente  poderoso 
hacia  la  iluminación 
para  beneficio de todos  los 
seres,  y  cuando 
ese  impulso  domina 
la  vida  entera 
y  se  convierte 
en  la corriente principal de la
experiencia, entonces a eso se le denomina bodichita.
Llegados
a este punto surge una interesante cuestión que concierne a la naturaleza de la
relación entre la bodichita, o el surgimiento de ésta por un lado; y el tomar
refugio, el abrirse a la visión del Dharma, la entrada en la corriente y el ir
hacia la vida errante y convertirse en monje por otro. La bodichita, o el
surgimiento de la bodichita representa, por así decirlo,  la dimensión más altruista de esas otras
cuatro experiencias. 0 mejor dicho, 
las  cinco,  incluyendo 
la  bodichita,  representan 
cinco  aspectos  de 
una  única, básica y crucial
experiencia espiritual.
El
tomar refugio hace hincapié en los aspectos emocionales y volitivos de esa
experiencia; la apertura de la visión del Dharma en su contenido cognitivo; la
entrada en la corriente, en la naturaleza permanente y de gran alcance  de 
sus  efectos;  ir 
hacia  la  vida 
errante  dirige  su 
atención  hacia  la reorganización  del 
esquema  de  la 
vida  diaria  que  esta  experiencia 
inevitablemente conlleva, 
sin  tener en  cuenta el 
convertirse o no en monje en su sentido estricto. La bodichita,  como 
ya  he  dicho 
antes,  representa  el 
aspecto  altruista,  'el mirar 
por  los demás", de esa
experiencia.
Quizás
tengamos ahora una concepción mejor y más amplia de lo que significa tomar
refugio.
Implica
mucho más de lo que la gente normalmente cree y es por esto que se le da  tanta 
importancia en  los  "Amigos de  la Orden Budista Occidental". El uso de  la palabra 
"refugio"  a  veces 
lleva  a  confusión, 
porque  se  la 
asocia  mentalmente  con, refugiado".  Expresiones 
como  “tomar  refugio",  "ir 
en  busca  de 
refugio"  tienen,  de hecho, 
otras  connotaciones  como 
son  las  de 
escapar  de  las 
dificultades,  tomar  la salida fácil, etc. Teniendo en cuenta todo
lo dicho hasta ahora, debería haber quedado claro que tomar refugio en
el sentido budista no tiene nada que ver con escapar o con huir.
Sin
embargo, para evitar la posibilidad de error o confusión por parte de los que no  se 
encuentren  familiarizados  con  la  expresión, 
hablamos  a menudo,  no  de  Ir  al
Refugio, sino de "comprometerse". La palabra  "compromiso'' o  "comprometerse" está muy  de 
moda  últimamente  en 
occidente;  nosotros  decimos 
que  es  una 
palabra especial. Así que a menudo hablamos no de tomar refugio en el
Buda, en el Dharma y en  la Sangha, sino
de comprometerse con el Buda, comprometerse con el Dharma y comprometerse  con 
la  Sangha.  Esto 
no  es  todo. 
Con  el  paso 
de  los  años 
hemos llegado a distinguir cuatro niveles de la toma de refugio, cuatro
niveles de compromiso.
En  primer 
lugar,  se  encuentra 
el  Ir  al 
Refugio  "  provisional"  a 
veces  llamado  tomar refugio étnico. Consiste simplemente en
recitar la fórmula en pali o en otra lengua de la toma  de 
refugio,  sólo  porque 
forma  parte  de 
la  propia  cultura 
nacional.  En  países budistas  como 
Sri  Lanka,  Tailandia 
o  Burma,  es 
fácil  encontrar  gente  recitando 
la fórmula  de  la 
toma  de  refugio, 
Buddham  Saranam  Gacchami, 
etc,  sin  entender  su significado. Es sólo una parte de su
cultura y no tiene un significado espiritual real para ellos.
La  recitación 
de  la  fórmula, 
incluso  sin  entenderla 
no  es  algo 
incorrecto,  pero ciertamente no
es suficiente. De la misma manera, a veces se encuentra gente en los países  budistas 
de  Asia  que  se  consideran 
a  sí  mismos 
como  "budistas  de nacimiento". Pero, ¿cómo se puede ser
budista de nacimiento? ¿es que ya sale uno del 
vientre  de  su 
madre  recitando  "Buddham 
Saranam  Gachami"?  Un 
budista  de nacimiento  es 
algo  completamente  contradictorio.  Uno  puede
convertirse  en  budista sólo 
consciente  y  deliberadamente,  como 
resultado de una elección personal.
No
es posible que uno nazca budista. El propio Buda criticaba a los brahmines de
su época por pensar que uno podía nacer brahmin. Vosotros seréis
brahmines,  insistía, sólo a partir  de 
vuestra  actuación  como 
tales.  Si  la 
verdad  y  la 
corrección  se  hallan 
en vosotros,  entonces  se 
os  podrá  llamar 
brahmines,  y  no 
por  otro motivo.  Del mismo modo, uno no puede ser budista de
nacimiento. La gente de  los países
budistas que aseguran que son budistas de nacimiento no son mejores que los
ancianos brahmines que  decían  que 
eran  brahmines  de 
nacimiento.  Lo  que  esto 
significa  es  que  el
budismo,  así  llamado, 
se  ha  convertido 
simplemente  en  brahmanismo.
Esto  es 
algo muy  importante.  El 
tomar  refugio  debe 
ser  algo  real. 
Sí  tú  eres 
budista,  eso  debe depender de tu propia voluntad, de tu
propio entendimiento. Así que uno no puede ser budista de nacimiento. Si
piensas que sí, es que estás todavía en el nivel de la toma de refugio
provisional, cuyo significado es cultural más que genuinamente espiritual.
En
segundo lugar, se encuentra el Ir al Refugio "efectivo". Se trata de
un compromiso consciente  y  de 
todo  corazón  con 
el  Buda,  el 
Dharma  y  la  Sangha.  Aunque 
ese compromiso sea sincero y genuino, no es  lo suficientemente  fuerte como para hacer superar los tres
obstáculos y no implica la entrada en la corriente. Uno puede fracasar aunque
haya tomado refugio efectivo.
En
tercer lugar se encuentra el Ir al Refugio " real". Este coincide con
la entrada en la corriente, que 
implica  la superación de  los 
tres obstáculos. Uno no puede 
fracasar a partir de este nivel.
En  cuarto 
y  último  lugar, 
se  encuentra  el 
Ir  al Refugio  "absoluto".  En 
este  nivel,  en cierta 
forma, no hay  toma de  refugio. Aunque de hecho se  tome 
refugio en el Buda, ahora que se ha alcanzado la iluminación, uno mismo
es Buda. Aquí, pues, al haberse llegado a la meta ansiada, el sujeto de la toma
de refugio y el objeto de la misma son lo mismo, Buda toma refugio en Buda.
Estos  son 
los  cuatro  niveles 
del  Ir  al 
Refugio,  o  los  cuatro  niveles 
de  compromiso. Ayuda mucho pensar
sobre la toma de refugio, de esta manera. Añadiré algo más, sin embargo,  acerca 
del  nivel más  elevado, 
el  "absoluto".  En 
la  tradición mahayana  se afirma a veces que en último  término sólo hay un  refugio, que es el del Buda. En un sentido
hay un refugio en el Dharma y un refugio en la Sangha, pero en otro sentido no es
así. Después de todo, el Dharma procede del Buda, es el resultado, la creación
de la experiencia de la iluminación del Buda.
El vehículo a través del cual se
transmite esa experiencia  a  otros 
seres  humanos  para 
que  les  sirva 
de  ayuda. De  igual modo,  la Sangha 
es  la  comunidad 
espiritual  integrada  por 
los  que  practican 
el  Dharma.  Así como  el 
Dharma  depende  del 
Buda,  la  Sangha 
depende  a  su 
vez  del  Buda.
Concluyendo  diremos 
que  sólo  existe 
el  Buda:  sólo 
existe  el  refugio 
en  el  Buda. Aunque hablemos de  tres 
refugios, en última 
instancia  los  tres 
refugios se convierten en uno. Pero por ahora, sin embargo, no hay duda
de que es muy beneficioso pensar en términos de tres refugios, en términos del
refugio en los tres objetos.
Quisiera  concluir 
volviendo  a  hablar 
de  nuestro  nuevo 
movimiento  budista.  En  el corazón  de 
este  movimiento,  en  el  corazón 
de  los  "Amigos 
de  la  Orden 
Budista Occidental"  se  encuentra 
una  comunidad  espiritual 
de  personas  que 
han  tomado refugio  de manera 
efectiva. Quizás  ninguno  de 
ellos  haya  llegado 
hasta  la  toma 
de refugio "real" pero por lo menos, han transcendido la toma
de refugio "provisional".
Lo
que hemos conseguido crear a lo largo de tantos años en esta orden, en esta
Sangha o  comunidad  espiritual 
de  gente  que 
toma  refugio,  es  que  hacen 
del  acto  de 
tomar refugio algo central en sus vidas, y que hacen hincapié en ello.
Algunos de ellos viven en sus casas, con sus esposas o maridos y sus hijos; otros,
viven en comunidades de hombres o de mujeres.
Unos
pocos son anagarikas, que significa que han 
tomado el voto  de  celibato. Como  ya  he
mencionado  anteriormente,  todos 
los miembros  de  la orden observan diez preceptos: abstenerse
de dañar a ningún ser vivo; de tomar lo que no 
les ha sido dado; de conducta sexual incorrecta (en el caso de los
anagarikas, de romper  su  voto de 
celibato); del  falso discurso;
del discurso  frívolo, vano e  inútil; del discurso que divide y desune
a  la gente; de  la ansiedad; del odio y de  los puntos de vista equivocados.
De
acuerdo con la tradición budista, los bikshus o monjes observan 227 ó 250
preceptos, pero con el paso del tiempo muchos de ellos se han deteriorado en  su 
esencia,  y  hoy 
en  día  son 
venerados  más  en  su  forma 
externa  que  en  su observancia  real. 
Por  lo  tanto, 
decidimos  tener  una 
lista  corta  de 
preceptos  que  la gente pudiera considerar
verdaderamente.
 De
este modo, contamos con una orden, esa Sangha o comunidad espiritual de
gente que ha tomado refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha, gente que
realmente practica  el  dharma, 
que  observa  los 
"diez  preceptos".  Algunos 
de  ellos  han 
sido miembros de la orden durante diez, doce o más años, y están
recogiendo experiencias constantemente, por medio de dar clases de meditación,
conferencias, o de participar en los negocios cooperativos. De hecho, este
núcleo de personas dedicadas de lleno y comprometidas  que 
hay  en  el 
corazón del movimiento,  son  los 
responsables de que todo funcione perfectamente.
De
este modo, contamos con una orden, esa Sangha o comunidad espiritual de
gente que ha tomado refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha, gente que
realmente practica  el  dharma, 
que  observa  los 
"diez  preceptos".  Algunos 
de  ellos  han 
sido miembros de la orden durante diez, doce o más años, y están
recogiendo experiencias constantemente, por medio de dar clases de meditación,
conferencias, o de participar en los negocios cooperativos. De hecho, este
núcleo de personas dedicadas de lleno y comprometidas  que 
hay  en  el 
corazón del movimiento,  son  los 
responsables de que todo funcione perfectamente.
De  todo 
esto  podemos  sacar 
la  conclusión  evidente, 
espero,  de  la 
vital  importancia para nosotros
mismos como individuos, y para la sociedad a la que pertenecemos, que tiene el
tomar refugio. Espero que seamos capaces de crear esa Sangha o comunidad
espiritual de aquellos que  van  al 
refugio,  no  sólo 
en Gran  Bretaña  y 
en  occidente,  sino 
en muchos  otros países del mundo.
Si somos capaces de hacerlo, debe ser, sin embargo partiendo del Buda, del
Dharma y de la Sangha. Sólo puede darse una transformación a partir del Ir al
Refugio.
© Sangharákshita 1983 
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