Desde
1967 he dedicado mi tiempo y energía a la creación y consolidación
de un movimiento budista completamente
nuevo en occidente,
que empezó en Gran
Bretaña, y es
a través de
mi experiencia dentro
de este nuevo movimiento como voy a abordar el tema
de la toma de refugio.
En los
centros budistas de las distintas
ciudades -este nuevo
movimiento se conoce como los "Amigos de la Orden
Budista Occidental"- se llevan a cabo una variada serie de actividades
como pueden ser conferencias sobre budismo, sobre literatura o arte, clases de meditación, clases
de hatha yoga, o cursos sobre la comunicación humana. Cada cierto
tiempo tienen lugar
retiros, que llevan consigo
pasar el día
entero en el centro budista haciendo meditación,
estudiando, intercambiando opiniones o haciendo ejercicios de comunicación.
La
gente llega a conocer nuestras actividades por diversos medios. Unos, a través
de nuestra publicidad, pero
lo más frecuente
es que un amigo le
comente a otro
que conoce un sitio donde se practica meditación, o donde se puede
aprender algo sobre budismo, o practicar hatha yoga; de una manera u otra, la
gente entra en contacto con el centro más cercano y, por lo tanto, con nuestro
nuevo movimiento budista.
Al principio,
puede que estén
simplemente interesados en
la meditación, o
en la filosofía budista, o en el
hatha yoga, y vienen a nosotros sólo por esto. De cualquier modo, empiezan a
venir. En la mayor parte de los países occidentales hay miles de personas
que se dedican a “probar” todo tipo de grupos espirituales. Se interesan por uno
de ellos durante un tiempo, luego prueban otro y otro y otro, con lo que acaban probando gran número de ellos.
Algunas de las personas que vienen a cualquiera de los centros son de este
tipo.
Se
quedan durante un tiempo, y después nos dejan para continuar su búsqueda en
otra parte; pero otros, permanecen con nosotros porque les gusta nuestra manera
de ver las cosas y se sienten como en casa. Se van interesando cada vez más
por nuestras actividades,
y un día
surge en ellos
la idea de
que les gustaría sentirse
identificados con nosotros, en otras palabras, "pertenecer" al grupo.
A partir de ese momento pueden llegar a
convertirse en lo que llamamos Mitra, que es simplemente la
palabra sánscrita que
equivale a amigo. Aquí
quizás debería aclarar que uno no se hace socio de los
"Amigos de la Orden Budista Occidental".
Uno
no se inscribe simplemente rellenando una ficha o pagando una suscripción. En
vez de esto se emplea
un sistema diferente
que voy a
explicar a continuación.
Cuando una persona alcanza el
momento en el que quiere "pertenecer" a los "Amigos de la Orden Budista
Occidental" y convertirse en Mitra, comunica a los demás su deseo, si éste
es auténtico y demuestra un interés real por las diversas actividades de los
"Amigos de la Orden Budista Occidental", tiene
lugar entonces una sencilla ceremonia pública en la cual
esa persona ofrece flores,
una vela encendida y un palito de incienso ante una imagen del
Buda.
De esta
forma uno se
convierte en Mitra.
Hasta entonces esa persona había sido
considerada como un Amigo con
mayúsculas. Nosotros tenemos estas
categorías, como si dijéramos, para los "no-miembros". Todo aquel que
venga a participar en cualquiera
de las diversas
actividades, por pequeña
que sea esta participación, es considerado como
Amigo. No tiene que "pertenecer" de una manera burocrática, y se
tiene completa libertad para obtener beneficio de cualquier tipo de las diversas
actividades, sin que eso implique ningún tipo de obligación o responsabilidad determinadas.
A nosotros, nos alegra mucho que sea así. Ahora bien, si esa persona quiere profundizar
a partir de ese primer contacto, entonces se convierte en Mitra de la forma que
he explicado antes.
El hecho
de que una
persona se convierta
en Mitra significa
que ha cesado
su búsqueda para pertenecer
a un grupo
espiritual, y a partir de ese
momento todo su tiempo
y energía se enfocará exclusivamente hacia
los "Amigos de la Orden Budista Occidental". De
un Mitra se
espera.
1.
Que dé
por terminada su búsqueda
de un movimiento espiritual
y que se
haya decidido por
la Orden;
2. Que
mantenga una práctica de
meditación diaria; 3. Que se mantenga en contacto con los miembros de la Orden que
dirigen las actividades
del centro y
que desarrolle, "Kalyana
Mitrata" o "compañerismo espiritual" con
ellos; y 4. Que
ayude
al centro y
al movimiento en general de la forma práctica que crea más
conveniente.
Por
tanto, existen Amigos, Mitras y también Miembros de la Orden, o Dharmacharis y Dharmacharinis,
sobre los cuales explicaré algo más, dentro de un momento.
Una vez
siendo Mitra, lo más probable
es que uno se
vea progresivamente más envuelto en el movimiento y más atraído
por la belleza del ideal espiritual budista, el ideal de
la iluminación humana.
Puede que encuentre
que su experiencia
en la meditación se
hace más profunda,
que su comunicación
con otras personas
se expande y que sus condicionamientos psicológicos están desapareciendo.
Finalmente uno puede descubrir que
el centro de
gravedad de su
existencia se ha
visto desplazado ligeramente, y
que ahora quiere dejar a un lado sus
antiguos intereses y actividades y
comprometerse completamente con el budismo, con el Dharma, con la vida espiritual en suma.
Llegado
este momento, uno empieza a pensar seriamente en entrar a
formar parte de
la Orden o,
usando términos tradicionales, uno
piensa en tomar refugio en el
Buda, en el Dharma y en la Sangha. Si los miembros de la orden están
convencidos de que el deseo del aspirante es auténtico, y de que esa persona está
realmente capacitada para tomar refugio -que no es tarea fácil de llevar a
cabo-, entonces, su "solicitud" es
aceptada y a
su debido tiempo
tiene lugar la maravillosa ceremonia de ordenación. Uno
se convierte en Dharmachari o Dharmacharini, o lo que es lo mismo,
alguien que toma
refugio en el Buda,
en el Dharma y en la Sangha,
y quien, además, empieza a
considerar los "Diez Silas" o preceptos morales,
mediante los cuales, el
cuerpo, el habla
y la mente
se ven progresiva
y sistemáticamente purificados.
Llegados
a este punto, puede que os estéis preguntando dónde se encuentra el
origen de este “Ir al Refugio", y por qué parece representar la
culminación del compromiso no sólo
con nuestro nuevo
movimiento budista, sino
incluso con el
budismo como tal.
Después
de todo, uno se convierte primero en Amigo, luego en Mitra y finalmente en Dharmachari
o Dharmacharini, como acabo de explicar. La tradición de "tomar
refugio" es, sin embargo, muy antigua. Para poder comprender dónde se
origina y por qué tiene una importancia tan tremenda deberemos remontarnos muy
atrás en el tiempo, hasta la época en que vivió el Buda, cuando acontecieron
unos determinados sucesos.
Después
de haber alcanzado la iluminación, el Buda dedicó gran parte de su tiempo a viajar
de un lugar a otro dando a conocer el Dharma o verdad que había descubierto y el camino que
llevaba a ese conocimiento. Mucho
de lo que dijo se conserva en las escrituras en pali, pero aunque a veces
nos encontremos con lo que muy bien podrían ser las auténticas palabras
del Buda, quizás no seamos capaces de apreciar el efecto tan poderoso que
tendrían en las personas que en aquél entonces las escucharon de labios del
Iluminado.
Lo
que normalmente encontramos en los textos es que en el curso de su deambular,
el Buda se encuentra
con una persona
determinada, bien sea
un rico brahmin,
un humilde vagabundo o
un joven príncipe,
y los dos
comienzan a hablar. Cuando la conversación se hace más profunda, el Buda
empieza a hablar desde lo profundo de su experiencia espiritual. En otras
palabras, el Buda expone el Dharma: el dharma sale a la luz.
A
veces, cuando leemos las escrituras budistas nos da la impresión de que el Dharma
consiste en una serie de listas, las cinco de esto, las seis de lo otro, etc.,
así como de que estamos ante
algo excesivamente esquematizado y
cuadriculado. Pero desde luego, no era así al principio, ni
mucho menos. Era algo fresco, original y creativo. El Buda hablaba
desde lo profundo de
su experiencia mística.
Exponía la verdad
y mostraba el camino que lleva a la iluminación y la persona con la que
estaba hablando se sentía absolutamente
asombrada y admirada.
En algunos casos
puede que esa persona
fuera incapaz de
hablar o de
hacer otra cosa
que no fuera
balbucear unas palabras carentes
de toda coherencia.
Algo le había
sido revelado. Una
puerta se había abierto
de pronto, más
allá de su
comprensión ordinaria. Por
un instante, al menos, había vislumbrado la verdad y esta
experiencia le había dejado anonadado.
A
veces, en ocasiones como éstas, las
escrituras nos dicen que la persona
al respecto exclamaba:
"Maravilloso, señor,
maravilloso".
Como sí uno tuviera
que empezar de nuevo lo que ha sido derribado, o revelar
lo que ha estado oculto, o indicar el camino a alguien que
estaba perdido, o
llevar una luz
en la oscuridad
y decir: "Aquellos que tengan
ojos verán". De
este modo ha sido manifestada la
verdad en boca
del más excelso. Entonces, desde
la profundidad de
su gratitud esta
persona declararía fervientemente: "Buddham
saranam gacchami", "Dhammam
saranam gacchami", "Sangham
saranam gacchami" -
"Voy por
refugio al Buda al Dharma y a la
Sangha".
Ahora podemos
entender no sólo
donde tiene su
origen el "tomar
refugio", sino también algo
de su tremendo
significado espiritual. Tomar
refugio representa la reacción
emocional positiva -de
hecho una reacción
y respuesta totales-
al ideal espiritual, cuando este
ideal es revelado a nuestra visión espiritual. Es tal la fuerza de la llamada,
que no queda
más remedio que
responder a ella
de manera total
y absoluta.
Como
muy bien afirma Tennyson: "No nos queda más remedio que amar lo supremo
cuando lo vemos". Ir al Refugio es quizás algo así. Hemos visto lo
"supremo", nos ha sido revelado, por lo tanto no tenemos más remedio
que amarlo, que darnos a ello por entero,
que comprometernos con
ello. Ese compromiso
nuestro con lo "supremo" es tomar
refugio. La finalidad de tomar
refugio es triple, lo que se conoce como las
tres piedras preciosas
o las tres
joyas. Uno toma
refugio en el
Buda, el Dharma y la Sangha. El
significado de tomar refugio puede entenderse con facilidad en un sentido
general -darse o comprometerse uno por entero a lo "supremo"- pero,
¿qué significa tomar refugio en el Buda específicamente o en el Dharma, o en la
Sangha?
El
Buda es un ser humano que
alcanzó la iluminación. No es Dios, ni un mensajero suyo,
sino un ser humano que gracias a su propio esfuerzo alcanzó la cumbre de
la perfección humana.
Consiguió
llegar a un estado inefable al que llamamos iluminación, nirvana o
estado de Buda. No solamente es un Buda,
sino un Samyak Sambuddha, completa y perfectamente iluminado. Cuando tomamos
refugio en el Buda, lo hacemos en este sentido. No se trata sólo de que le admiremos a distancia. Le admiramos en gran
medida y, de hecho, puede que esté muy distante de nosotros en este momento, pero por
grande que sea
la distancia entre
el Buda y nosotros,
esa distancia puede acortarse hasta desaparecer.
Podemos hacer
que desaparezca si
seguimos el camino
y practicamos el
Dharma. También nosotros podemos parecernos al Buda. También nosotros
podremos alcanzar la iluminación. Este
es el gran
mensaje del budismo.
Todo ser humano
que se esfuerce en ello, que siga
el "Noble Camino Octuple" hacia la iluminación, puede llegar a ser lo
que fue el Buda. Por lo tanto, cuando tomamos refugio en el Buda es como si dijéramos: "Eso
es lo que yo quiero
llegar a ser. Eso
es lo que
yo quiero alcanzar.
Quiero llegar
a la iluminación
y desarrollar la
sabiduría y la
compasión al máximo". Tomar refugio
en el Buda
significa considerar al
Buda -al estado
de Buda- como nuestro ideal espiritual personal, o
como algo que nosotros mismos también podemos conseguir.
El
Dharma es el sendero o camino. Es el sendero de lo que a veces he denominado la
evolución superior del hombre, un estadio de desarrollo puramente espiritual
más allá de la normal
evolución biológica. Como tal
camino o sendero,
existen diferentes formulaciones del
Dharma. Decimos "el
camino triple" de
la moralidad (sila),
la meditación (samadi), y
la sabiduría (prajna);
así como el
camino de las
"seis perfecciones"
(paramitas), que son
la generosidad (dana),
la moralidad (sila),
la paciencia y el dominio sobre uno mismo (ksanti), el vigor (virya), la
consciencia superior (samadi) y la
sabiduría (prajna), que
es el camino
del bodisatva. Aunque
hay muy diversas
formulaciones, el principio
básico del camino
es sólo uno.
El camino es esencialmente el
camino de la
evolución superior; es todo aquello
que nos ayuda
a evolucionar. El Dharma o el camino no debe ser identificado con una u
otra enseñanza concreta.
De acuerdo
con la propia
declaración expresa del
Buda, Dharma es
todo aquello que contribuya al
desarrollo espiritual del individuo.
Cuando su tía materna y madre adoptiva Mahaprajapati - la
Gotamid - le
preguntó por un
criterio por el
cual pudiera distinguir entre lo que era Dharma-vinaya y lo que no lo
era, el Buda contestó:
"De
cualquier doctrina, Gotamid, de la que
puedas afirmar con seguridad que:
'Estas
enseñanzas conducen a
la pasión y
no a su
disipación; a la
esclavitud y no
a la imparcialidad; al incremento
de beneficios en
el mundo ordinario,
y no a su disminución; a
la codicia y no a
la sencillez; al
descontento y no
al contento; a la compañia
y no a la soledad; a la pereza, y no a la energía; al deleite en la rnaldad y
no en la bondad'. De tales enseñanzas deberías ciertamente afirmar Gotamid:
'Esto no es el dharma, esto no es el vinaya, esto no es el mensaje del
maestro'.
Pero
de aquellas enseñanzas de las que puedas con certeza afirmar que son lo opuesto
a lo que acabo de decir; podrás
ciertamente afirmar 'esto sí es el Dharma, esto es el vinaya, este es el mensaje
del maestro’".
Cuando
tomamos refugio en el Dharma nos comprometemos a seguir el camino de la evolución
superior. Nos comprometemos con
todo lo que nos ayude a
desarrollarnos espiritualmente, a crecer hasta el estado del Buda.
Sangha
quiere decir "comunidad
espiritual". En primer lugar representa
la comunidad de todos aquellos
seres más avanzados
que nosotros: los
grandes bodisatvas, los arhats,
los que han entrado en la
corriente, etc. Todos ellos forman la aryasangha o comunidad espiritual
en su sentido
más elevado. En otro
sentido, significa la comunidad de todos los budistas, es decir,
de todos aquellos que toman refugio en el Buda,
en el Dharma y en la Sangha. Tomar refugio en la aryaSangha implica abrirnos a la
influencia espiritual de los seres
excelsos que la forman,
aprender de ellos, sentirse inspirado por ellos,
reverenciarlos.
Tomar
refugio en la Sangha en su sentido más común, como comunidad de todos los budistas,
implica disfrutar de una mutua camaradería espiritual, ayudarse unos a otros en el
camino de la
evolución. A veces,
puede que no necesites un
gran bodisatva avanzado para
ayudarte. Todo lo que necesitas es un ser humano corriente que esté un poco más
evolucionado espiritualmente que
tú, o incluso
que sea un
poco más sensato. Con demasiada
frecuencia la gente va
en busca de
un gran gurú
muy evolucionado, pero eso no es lo que realmente necesitan, incluso
aunque esa persona sea accesible. Lo
que necesitan es
una ayuda donde ellos
están en un
momento determinado, es decir, en el estadio concreto del camino en el
que se encuentran, y esa ayuda puede generalmente darla una persona budista
cualquiera.
Así
pues, esto es concretamente lo que significa tomar refugio en el Buda, el
Dharma y la Sangha, y es esta triple toma de refugio -de la forma en que lo he
explicado- lo que convierte a uno
en budista. Pero
una vez dicho
esto, tengo que
añadir que, muy a pesar mío, el tomar refugio, a pesar de su
crucial importancia, está poco considerado en
los países budistas asiáticos, sobre
los cuales diré algo enseguida. Dentro de los "Amigos de la Orden Budista
Occidental" hacemos hincapié en la importancia que tiene el tornar
refugio, estamos intentando
volver a como
las cosas eran
en la época
del Buda. Estamos tratando de restablecer el significado que el tomar
refugio tenía en un primer momento.
Volviendo de
nuevo a la
época en que
vivió el Buda,
encontrarnos que algo
de la mayor importancia, aparte de lo ya mencionado, ocurría. No sólo se daba el
caso de que alguien, se sintiera tan impresionado y estremecido ante la
exposición de la verdad por parte del Buda que decidiera tomar refugio, sino que
mientras le escuchaba podía surgir en su mente una auténtica penetración en esa
verdad. Según el lenguaje de las escrituras
budistas, en esa
persona, surgiría pura
y transparente ya,
la visión de la verdad
(dharma-caksus) -una profunda experiencia espiritual-, Esta visión de la verdad
es una de las cinco visiones que se
conocen en la tradición budista. En primer lugar está
"la visión física"
(mamsa-caksus), que es
la visión con
la que ahora
les estoy mirando y viceversa. Se
trata del órgano físico de la visión, gracias al cual percibimos los objetos
materiales. En segundo lugar se encuentra "la visión divina"
(divya-caksus).
Si fuerais
capaces de ver lo que
pasa al otro
extremo de la
ciudad o en
otra más lejana, o incluso en la India, estaríais haciendo uso de este
tipo de visión. Se la conoce como la facultad de la clarividencia y es uno de
los poderes paranormales que pueden surgir de manera espontánea durante la práctica de la meditación. En tercer lugar se encuentra "la visión de la verdad" (dharma-caksus), la visión espiritual interior, con
la cual se "ve" la verdad de las cosas y más adelante volveré
sobre ella.
En
cuarto lugar se encuentra "la visión de la sabiduría"
(prajna-caksus), que va incluso más allá que la visión de la
verdad y que surge solamente cuando uno se convierte en un arhat. En quinto y
último lugar se
encuentra "la visión
universal"
(samanta-caksus) también conocida como
"la visión del
Buda", que surge
sólo cuando uno
ha llegado a la iluminación
completa, cuando la visión espiritual es total y absoluta.
Analicemos
ahora más atentamente la visión de la verdad, la visión del Dharma. Existe una frase
en las escrituras
budistas que nos
da una explicación
resumida. Dice simplemente que
todo lo que
surge -lo que
aparece en la
existencia - debe desaparecer. Esto
es tan sencillo
y evidente que
quizás podáis pensar
que ya lo sabíais; pero, la visión de la verdad no
representa un conocimiento teórico acerca del hecho de
la impermanencia o
transitoriedad universales, sino
una introspección espiritual
sobre ello, una comprensión verdadera y
real.
El
que todas las cosas sean impermanentes -que al final
hemos de abandonarlo todo, dejarlo todo- puede parecer un mensaje terrible para
algunas personas, sin embargo, esto no tiene porque ser así, ya que
la impermanencia implica
no sólo cambio,
sino también desarrollo
y transformación. Si las cosas
no fueran impermanentes
y no cambiaran
-si fuéramos hoy los
mismos que ayer
y ayer los
mismos que anteayer- eso
sí que sería
algo realmente terrible, ya
que no podríamos
crecer ni evolucionar.
La ley
de la impermanencia garantiza la
posibilidad de la evolución. Esto es lo que uno comprende cuando se
abre la visión
del Dharma. Uno
no sólo ve
la impermanencia, no
sólo comprende que todo cambia,
sino también observa la posibilidad del crecimiento y la evolución humana. Ve la posibilidad de la
transformación, desde la naturaleza humana normal hasta la iluminación o estado
de Buda.
Cuando se
desarrolla este tipo
de introspección y
se alcanza la
visión del Dharma, ocurre algo
especial. En el lenguaje budista "se entra en la corriente" -la
corriente que conduce directamente al
nirvana-. Todo tu
ser se dirige
irreversiblemente hacia la iluminación o estado de Buda. Esto es lo
que llamamos "verdadero" Ir al Refugio o, si se quiere, el Ir al
Refugio "trascendental".
Al
"entrar en la corriente", al "tomar refugio" de esta
forma tan elevada
y trascendental, se
rompen al mismo tiempo
tres de los "diez impedimentos" que
nos atan a
la existencia ordinaria. Debido a
la ruptura de estos tres
impedimentos se "entra
en la corriente
y uno se
convierte en lo
que se conoce como "el que entra
en la corriente" (srotapanna). Puesto que ocupan un lugar importante en el
budismo, permitidme añadir unas palabras acerca de cada uno de los tres
impedimentos.
El
primer obstáculo es el del "concepto del yo" (satkayadrsti). Cuando
se es víctima de este concepto del ego, se tiene la idea de que lo que
experimentamos como ego o yo es algo fijo, irreducible y último. Creemos que
hay un núcleo de nosotros que nunca va a
cambiar y que
es nuestro yo
"real". El
concepto de ego trae
consigo este tipo
de actitud que bloquea el cambio e inhibe la evolución, porque pensamos
que somos de una manera
determinada, y tal
y como somos
ahora permaneceremos siempre.
Es muy difícil superar este
obstáculo e imaginarse a uno mismo como
algo distinto a lo que se
es ahora. Pero
puede hacerse. Si
uno está realmente
comprometido con el camino
espiritual, llegará un
momento en el
que podremos mirar
atrás y ver
los enormes cambios que
se han producido. Veremos que hemos
evolucionado, incluso que
estamos transformados. Pero hasta que no
se supere el obstáculo del concepto del ego no se dará realmente ni la
evolución espiritual ni la entrada en la corriente.
El
segundo obstáculo es el de la "duda" (vicikítsa), aunque no se trata
de duda en el sentido espiritual, sino
en el de
la indecisión. Se
trata de una
indecisión culpable y deliberada. Se renuncia a tomar una
decisión y por lo tanto a comprometerse. En vez de dedicarnos
a algo de
todo corazón, preferimos
mantener todas las
opciones abiertas. Así, ponemos excusas, dudamos, vacilamos, no nos decidimos, esperamos
tiempo y
racionalizamos.
Este es
el obstáculo de
la duda. Es
esa duda la que nos impide
lanzarnos de lleno
a la vida
espiritual, lanzarnos hacia
lo más profundo. Consecuentemente no llegamos a
ninguna parte en nuestro camino espiritual: hemos fracasado en conseguir algún
progreso espiritual.
El tercer
obstáculo es el de la
"dependencia de las leyes morales
y los preceptos religiosos"
(silavrata-paramarsa), o dicho de otro modo, la creencia en que el obrar por puro
formulismo es suficiente. Uno obra así cuando su corazón no se halla realmente en
lo que está haciendo. Pensamos que si mantenemos las apariencias (externas), es
decir, si observamos
las normas de
moralidad porque eso
es lo que
nos exige la sociedad
y cumplimos los
preceptos religiosos porque
eso es lo
que nos exigen nuestros correligionarios, no habrá
ningún problema.
Este
tipo de actitud es lo que se llama
dependencia de las
leyes morales y los
preceptos religiosos. Se produce
una división entre la observación de las leyes y el estado de ánimo
interior. Aunque lo que estemos haciendo puede ser muy bueno en sí mismo, nuestro
corazón no está en ello y por lo tanto nuestra actuación es algo vacío,
mecánico, rígido y artificial. Esto implica que este tipo de acciones no nos
ayudarán a evolucionar: no llevan espiritualmente a ninguna parte.
Estos
son los tres obstáculos. Cuando se "entra en la corriente" se superan
y cuando se superan es cuando se "entra en la corriente". Cuando se
abre la visión del Dharma, la
verdad de la
impermanencia se abre
ante nosotros incluyendo
la verdad de la posibilidad
de transformación total, y esa introspección interior de una visión espiritual superior
produce la superación de los tres obstáculos. Así pues, ocurren dos cosas al mismo tiempo:
la toma de
refugio en el
Buda, el Dharma
y la Sangha
a nivel trascendental y
la apertura de la visión
del Dharma, o visión
espiritual superior, que llevaría a su vez a la superación de los
tres obstáculos y a la entrada en la corriente. De hecho, no sólo es que estas
dos cosas, es decir, el tomar refugio y la entrada en la corriente, ocurran
juntas, sino que son diferentes aspectos en una misma persona y de una única
experiencia espiritual o proceso espiritual.
Volviendo de
nuevo a la
época del Buda,
podemos llegar un
poco más lejos
aún. Suponed que alguien escucha al Buda exponiendo el Dharma, se siente
impresionado y estremecido y decide Ir al Refugio y suponed que alcanza la
entrada en la corriente. Aún hay algo más que puede ocurrir al llegar a este punto. Puede que esa persona deje
su casa y se convierta en un monje o bikshu. Esto no ocurría siempre. A veces, alguien tomaba
refugio y se
abría al mismo
tiempo su visión
del Dharma, pero
no dejaba su casa, a pesar de que la mayoría sí que lo hacía. En tales
casos no sólo se dan dos, sino tres cosas al mismo tiempo: tomar refugio, la
entrada en la corriente y lo que se
conocía como "ordenación", es decir, ir hacia la vida errante y
convertirse en un bikshu o monje. Esta era la situación en el tiempo del Buda.
Después
de la muerte del Buda, o de lo que llamamos su paranirvana, se produjeron
numerosos cambios. Y
quizás, inevitablemente, se produjo un
cierto deterioro espiritual. La
entrada en la corriente se hizo cada vez más rara, y a medida que iban transcurriendo los
siglos, el énfasis
se fue poniendo
poco a poco
en "convertirse en monje" en
su sentido más
formal, y tomar
refugio fue gradualmente
perdiendo su significado como el
acto central de la vida budista. Esto
ocurrió especialmente en los países de tradición teravada en el sudeste
asiático. En la actualidad si visitamos estos países o hablamos con un budista
de la escuela teravada, no nos dirán mucho acerca de la
importancia que tiene tomar
refugio.
Nos
hablarán, sin duda, de convertirse en monje
en su sentido
más formalista, es
decir, raparse la cabeza
y llevar la
túnica amarilla. Ahí es
donde la escuela
teravada pone su
énfasis. Para ellos
existen dos tipos de personas:
los monjes y los laicos. A un lado se sitúan los monjes, que son los verdaderos
budistas, al otro lado la gente laica, que no son tan "verdaderos"
budistas como los primeros. Uno puede incluso hablar entonces de budistas de
primera clase y budistas de segunda clase. A veces, las diferencias parecen
llegar hasta este extremo.
Parece,
sin embargo, que observando los hechos tal y como ocurrían en la época del Buda, hay
que decir que
aunque realmente hay
diferencia, ésta es
de otro tipo.
La verdadera diferencia no
se encuentra entre monjes
y laicos, sino
entre aquellos que han tomado refugio y aquellos que no lo
han hecho. La diferencia entre un monje que toma refugio y una persona laica
-un hombre o una mujer- que toma refugio tiene una importancia secundaria.
Que tú vivas
de una manera
determinada, o sigas
una disciplina concreta, eso
tiene una importancia secundaria.
Lo que es primordial es el compromiso espiritual cuando
se toma refugio. Por esto en los
"Amigos de la Orden Budista Occidental", tenemos
un dicho, una
especie de refrán:
"tomar refugio -o comprometerse- es lo principal, la forma
de vida es algo secundario".
Ahora
bien, aunque en los países de tradición
teravada se haya insistido
demasiado entre la distinción de monje y laico, y se haya perdido la
apreciación de la importancia que tiene
el tomar
refugio, esto no ocurrió con la
misma intensidad en los países de tradición mahayana. Como su
propio nombre indica, los países de tradición mahayana siguieron la
tradición del gran
sendero. Siguieron el
ideal del bodisatva
e hicieron hincapié en el ideal
de alcanzar la iluminación, no sólo para beneficio propio sino para beneficio
de todos los seres. En último término, por supuesto, la distinción entre ambas
cosas desaparece.
No se
puede realmente llegar
a la iluminación
para beneficio de otros a menos que se sea una persona de un
desarrollo espiritual considerable, y esa persona no puede evolucionar
espiritualmente a menos que, al mismo tiempo no tenga conciencia, hasta cierto
punto, de las necesidades de los demás seres vivos.
A la
larga el individualismo espiritual
y el altruismo
espiritual coinciden; pero
como reacción necesaria al
primero de los
acercamientos, al acercamiento
teravada e hinayana en general,
que son más individualistas, la escuela mahayana hizo hincapié en el
ideal del bodisatva.
La actitud del
bodisatva es la
siguiente: "No deseo la iluminación para mí mismo únicamente. Si
ha de ser solamente para mí, entonces no me
interesa. Deseo la
iluminación para todos
los seres. Así
pues, estoy trabajando para que
todos lleguen a
la iluminación; incluyéndome
a mí también".
No es
que el bodisatva se excluya a sí
mismo. Se incluye, pero sólo como uno más entre muchos. Su misión
es trabajar por el progreso
espiritual, la iluminación
última de todos
los seres. Puesto
que la escuela mahayana adoptó o desarrolló el ideal del bodisatva, todas las distinciones menores
perdieron su importancia.
Se insistía en
que todo el
mundo debería tener por meta el alcanzar el estado de buda, todo el
mundo debería seguir el ideal del bodisatva.
Ya fuera monje
o laico, culto o
iletrado, rico o
pobre, espiritualmente
desarrollado o no,
todos deberían aspirar
a la iluminación
para beneficio de todos
los seres. Debido
a la existencia
de este ideal
del bodisatva, encontramos que en la tradición mahayana hay menos diferencia
entre monje y laico, o al menos, se ha insistido menos en esa diferencia.
Pero
¿qué es un bodisatva y qué significa aspirar a la iluminación para beneficio de todos? De
acuerdo con la tradición mahayana, el bodisatva en un sentido real es aquel en el
que ha surgido
la bodichita o
"deseo de iluminación''
(como yo traduzco
el término), como una
experiencia espiritual vital. Bodichita no
es una mera aspiración piadosa, ni un concepto, ni un
ideal abstracto. Cuando, desde la profundidad del ser, surge un
impulso tremendamente poderoso
hacia la iluminación
para beneficio de todos los
seres, y cuando
ese impulso domina
la vida entera
y se convierte
en la corriente principal de la
experiencia, entonces a eso se le denomina bodichita.
Llegados
a este punto surge una interesante cuestión que concierne a la naturaleza de la
relación entre la bodichita, o el surgimiento de ésta por un lado; y el tomar
refugio, el abrirse a la visión del Dharma, la entrada en la corriente y el ir
hacia la vida errante y convertirse en monje por otro. La bodichita, o el
surgimiento de la bodichita representa, por así decirlo, la dimensión más altruista de esas otras
cuatro experiencias. 0 mejor dicho,
las cinco, incluyendo
la bodichita, representan
cinco aspectos de
una única, básica y crucial
experiencia espiritual.
El
tomar refugio hace hincapié en los aspectos emocionales y volitivos de esa
experiencia; la apertura de la visión del Dharma en su contenido cognitivo; la
entrada en la corriente, en la naturaleza permanente y de gran alcance de
sus efectos; ir
hacia la vida
errante dirige su
atención hacia la reorganización del
esquema de la
vida diaria que esta experiencia
inevitablemente conlleva,
sin tener en cuenta el
convertirse o no en monje en su sentido estricto. La bodichita, como
ya he dicho
antes, representa el
aspecto altruista, 'el mirar
por los demás", de esa
experiencia.
Quizás
tengamos ahora una concepción mejor y más amplia de lo que significa tomar
refugio.
Implica
mucho más de lo que la gente normalmente cree y es por esto que se le da tanta
importancia en los "Amigos de la Orden Budista Occidental". El uso de la palabra
"refugio" a veces
lleva a confusión,
porque se la
asocia mentalmente con, refugiado". Expresiones
como “tomar refugio", "ir
en busca de
refugio" tienen, de hecho,
otras connotaciones como
son las de
escapar de las
dificultades, tomar la salida fácil, etc. Teniendo en cuenta todo
lo dicho hasta ahora, debería haber quedado claro que tomar refugio en
el sentido budista no tiene nada que ver con escapar o con huir.
Sin
embargo, para evitar la posibilidad de error o confusión por parte de los que no se
encuentren familiarizados con la expresión,
hablamos a menudo, no de Ir al
Refugio, sino de "comprometerse". La palabra "compromiso'' o "comprometerse" está muy de
moda últimamente en
occidente; nosotros decimos
que es una
palabra especial. Así que a menudo hablamos no de tomar refugio en el
Buda, en el Dharma y en la Sangha, sino
de comprometerse con el Buda, comprometerse con el Dharma y comprometerse con
la Sangha. Esto
no es todo.
Con el paso
de los años
hemos llegado a distinguir cuatro niveles de la toma de refugio, cuatro
niveles de compromiso.
En primer
lugar, se encuentra
el Ir al
Refugio " provisional" a
veces llamado tomar refugio étnico. Consiste simplemente en
recitar la fórmula en pali o en otra lengua de la toma de
refugio, sólo porque
forma parte de
la propia cultura
nacional. En países budistas como
Sri Lanka, Tailandia
o Burma, es
fácil encontrar gente recitando
la fórmula de la
toma de refugio,
Buddham Saranam Gacchami,
etc, sin entender su significado. Es sólo una parte de su
cultura y no tiene un significado espiritual real para ellos.
La recitación
de la fórmula,
incluso sin entenderla
no es algo
incorrecto, pero ciertamente no
es suficiente. De la misma manera, a veces se encuentra gente en los países budistas
de Asia que se consideran
a sí mismos
como "budistas de nacimiento". Pero, ¿cómo se puede ser
budista de nacimiento? ¿es que ya sale uno del
vientre de su
madre recitando "Buddham
Saranam Gachami"? Un
budista de nacimiento es
algo completamente contradictorio. Uno puede
convertirse en budista sólo
consciente y deliberadamente, como
resultado de una elección personal.
No
es posible que uno nazca budista. El propio Buda criticaba a los brahmines de
su época por pensar que uno podía nacer brahmin. Vosotros seréis
brahmines, insistía, sólo a partir de
vuestra actuación como
tales. Si la
verdad y la
corrección se hallan
en vosotros, entonces se
os podrá llamar
brahmines, y no
por otro motivo. Del mismo modo, uno no puede ser budista de
nacimiento. La gente de los países
budistas que aseguran que son budistas de nacimiento no son mejores que los
ancianos brahmines que decían que
eran brahmines de
nacimiento. Lo que esto
significa es que el
budismo, así llamado,
se ha convertido
simplemente en brahmanismo.
Esto es
algo muy importante. El
tomar refugio debe
ser algo real.
Sí tú eres
budista, eso debe depender de tu propia voluntad, de tu
propio entendimiento. Así que uno no puede ser budista de nacimiento. Si
piensas que sí, es que estás todavía en el nivel de la toma de refugio
provisional, cuyo significado es cultural más que genuinamente espiritual.
En
segundo lugar, se encuentra el Ir al Refugio "efectivo". Se trata de
un compromiso consciente y de
todo corazón con
el Buda, el
Dharma y la Sangha. Aunque
ese compromiso sea sincero y genuino, no es lo suficientemente fuerte como para hacer superar los tres
obstáculos y no implica la entrada en la corriente. Uno puede fracasar aunque
haya tomado refugio efectivo.
En
tercer lugar se encuentra el Ir al Refugio " real". Este coincide con
la entrada en la corriente, que
implica la superación de los
tres obstáculos. Uno no puede
fracasar a partir de este nivel.
En cuarto
y último lugar,
se encuentra el
Ir al Refugio "absoluto". En
este nivel, en cierta
forma, no hay toma de refugio. Aunque de hecho se tome
refugio en el Buda, ahora que se ha alcanzado la iluminación, uno mismo
es Buda. Aquí, pues, al haberse llegado a la meta ansiada, el sujeto de la toma
de refugio y el objeto de la misma son lo mismo, Buda toma refugio en Buda.
Estos son
los cuatro niveles
del Ir al
Refugio, o los cuatro niveles
de compromiso. Ayuda mucho pensar
sobre la toma de refugio, de esta manera. Añadiré algo más, sin embargo, acerca
del nivel más elevado,
el "absoluto". En
la tradición mahayana se afirma a veces que en último término sólo hay un refugio, que es el del Buda. En un sentido
hay un refugio en el Dharma y un refugio en la Sangha, pero en otro sentido no es
así. Después de todo, el Dharma procede del Buda, es el resultado, la creación
de la experiencia de la iluminación del Buda.
El vehículo a través del cual se
transmite esa experiencia a otros
seres humanos para
que les sirva
de ayuda. De igual modo, la Sangha
es la comunidad
espiritual integrada por
los que practican
el Dharma. Así como el
Dharma depende del
Buda, la Sangha
depende a su
vez del Buda.
Concluyendo diremos
que sólo existe
el Buda: sólo
existe el refugio
en el Buda. Aunque hablemos de tres
refugios, en última
instancia los tres
refugios se convierten en uno. Pero por ahora, sin embargo, no hay duda
de que es muy beneficioso pensar en términos de tres refugios, en términos del
refugio en los tres objetos.
Quisiera concluir
volviendo a hablar
de nuestro nuevo
movimiento budista. En el corazón de
este movimiento, en el corazón
de los "Amigos
de la Orden
Budista Occidental" se encuentra
una comunidad espiritual
de personas que
han tomado refugio de manera
efectiva. Quizás ninguno de
ellos haya llegado
hasta la toma
de refugio "real" pero por lo menos, han transcendido la toma
de refugio "provisional".
Lo
que hemos conseguido crear a lo largo de tantos años en esta orden, en esta
Sangha o comunidad espiritual
de gente que
toma refugio, es que hacen
del acto de
tomar refugio algo central en sus vidas, y que hacen hincapié en ello.
Algunos de ellos viven en sus casas, con sus esposas o maridos y sus hijos; otros,
viven en comunidades de hombres o de mujeres.
Unos
pocos son anagarikas, que significa que han
tomado el voto de celibato. Como ya he
mencionado anteriormente, todos
los miembros de la orden observan diez preceptos: abstenerse
de dañar a ningún ser vivo; de tomar lo que no
les ha sido dado; de conducta sexual incorrecta (en el caso de los
anagarikas, de romper su voto de
celibato); del falso discurso;
del discurso frívolo, vano e inútil; del discurso que divide y desune
a la gente; de la ansiedad; del odio y de los puntos de vista equivocados.
De
acuerdo con la tradición budista, los bikshus o monjes observan 227 ó 250
preceptos, pero con el paso del tiempo muchos de ellos se han deteriorado en su
esencia, y hoy
en día son
venerados más en su forma
externa que en su observancia real.
Por lo tanto,
decidimos tener una
lista corta de
preceptos que la gente pudiera considerar
verdaderamente.
De
este modo, contamos con una orden, esa Sangha o comunidad espiritual de
gente que ha tomado refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha, gente que
realmente practica el dharma,
que observa los
"diez preceptos". Algunos
de ellos han
sido miembros de la orden durante diez, doce o más años, y están
recogiendo experiencias constantemente, por medio de dar clases de meditación,
conferencias, o de participar en los negocios cooperativos. De hecho, este
núcleo de personas dedicadas de lleno y comprometidas que
hay en el
corazón del movimiento, son los
responsables de que todo funcione perfectamente.
De todo
esto podemos sacar
la conclusión evidente,
espero, de la
vital importancia para nosotros
mismos como individuos, y para la sociedad a la que pertenecemos, que tiene el
tomar refugio. Espero que seamos capaces de crear esa Sangha o comunidad
espiritual de aquellos que van al
refugio, no sólo
en Gran Bretaña y
en occidente, sino
en muchos otros países del mundo.
Si somos capaces de hacerlo, debe ser, sin embargo partiendo del Buda, del
Dharma y de la Sangha. Sólo puede darse una transformación a partir del Ir al
Refugio.
© Sangharákshita 1983
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