viernes, 14 de septiembre de 2012

EL REFUGIO BUDISTA



El tema de esta conferencia es el Ir al Refugio (En pali: saranagamana, y en sánscrito: sarana-gamana),  y me  alegra mucho  que  se me  haya  invitado  a  hablar  sobre  ello, puesto  que  se  trata  de  algo muy  querido  para mí.  Sin  embargo  voy  a  enfocarlo  de manera  indirecta,  a  través  de mi  experiencia  recogida  viviendo  y  trabajando  para  el budismo en Gran Bretaña.
Desde 1967 he dedicado mi tiempo y energía a la creación y  consolidación  de  un movimiento budista  completamente  nuevo  en  occidente,  que empezó  en  Gran  Bretaña,  y  es  a  través  de  mi  experiencia  dentro  de  este  nuevo movimiento como voy a abordar el tema de la toma de refugio.
En  los  centros  budistas de  las distintas  ciudades  -este nuevo movimiento  se  conoce como los "Amigos de la Orden Budista Occidental"- se llevan a cabo una variada serie de actividades como pueden ser conferencias sobre budismo, sobre  literatura o arte, clases de meditación, clases de hatha yoga, o cursos sobre la comunicación humana. Cada  cierto  tiempo  tienen  lugar  retiros,  que llevan  consigo  pasar  el  día  entero  en  el centro budista haciendo meditación, estudiando, intercambiando opiniones o haciendo ejercicios de comunicación.
La gente llega a conocer nuestras actividades por diversos medios. Unos, a través de nuestra  publicidad,  pero  lo  más  frecuente  es  que  un  amigo  le  comente  a  otro  que conoce un sitio donde se practica meditación, o donde se puede aprender algo sobre budismo, o practicar hatha yoga; de una manera u otra, la gente entra en contacto con el centro más cercano y, por lo tanto, con nuestro nuevo movimiento budista.
Al  principio,  puede  que  estén  simplemente  interesados  en  la  meditación,  o  en  la filosofía budista, o en el hatha yoga, y vienen a nosotros sólo por esto. De cualquier modo,  empiezan a  venir. En  la mayor parte de  los países occidentales hay miles de personas que se dedican a “probar” todo tipo de grupos espirituales. Se interesan por uno de ellos durante un  tiempo,  luego prueban otro y otro y otro, con  lo que acaban probando gran número de ellos. Algunas de las personas que vienen a cualquiera de los centros son de este tipo.
Se quedan durante un tiempo, y después nos dejan para continuar su búsqueda en otra parte; pero otros, permanecen con nosotros porque les gusta nuestra manera de ver las cosas y se sienten como en casa. Se van interesando cada  vez más  por  nuestras  actividades,  y  un  día  surge  en  ellos  la  idea  de  que  les gustaría sentirse identificados con nosotros, en otras palabras, "pertenecer" al grupo. A partir de ese momento pueden  llegar a convertirse en  lo que  llamamos Mitra, que es simplemente  la  palabra  sánscrita  que  equivale  a  amigo. Aquí  quizás  debería  aclarar que uno no se hace socio de los "Amigos de la Orden Budista Occidental".
Uno no se inscribe simplemente rellenando una ficha o pagando una suscripción. En vez de esto se  emplea  un  sistema  diferente  que  voy  a  explicar  a  continuación.  Cuando  una persona alcanza el momento en el que quiere "pertenecer" a los "Amigos de la Orden Budista Occidental" y convertirse en Mitra, comunica a los demás su deseo, si éste es auténtico y demuestra un interés real por las diversas actividades de los "Amigos de la Orden Budista Occidental",  tiene  lugar entonces una sencilla ceremonia pública en  la cual  esa persona ofrece  flores, una  vela encendida  y un palito de  incienso ante una imagen  del  Buda.
De  esta  forma  uno  se  convierte  en  Mitra.  Hasta  entonces  esa persona había  sido  considerada  como un Amigo con mayúsculas. Nosotros  tenemos estas categorías, como si dijéramos, para los "no-miembros". Todo aquel que venga a participar  en  cualquiera  de  las  diversas  actividades,  por  pequeña  que  sea  esta participación, es considerado como Amigo. No tiene que "pertenecer" de una manera burocrática, y se tiene completa libertad para obtener beneficio de cualquier tipo de las diversas actividades, sin que eso implique ningún tipo de obligación o responsabilidad determinadas. A nosotros, nos alegra mucho que sea así. Ahora bien, si esa persona quiere profundizar a partir de ese primer contacto, entonces se convierte en Mitra de la forma que he explicado antes.
El  hecho  de  que  una  persona  se  convierta  en  Mitra  significa  que  ha  cesado  su búsqueda  para  pertenecer  a  un  grupo  espiritual,  y  a  partir  de  ese momento  todo  su  tiempo y energía se enfocará exclusivamente hacia  los  "Amigos de  la Orden Budista Occidental".  De  un  Mitra  se  espera.
 
1.      Que    por  terminada  su  búsqueda  de  un movimiento  espiritual  y  que  se  haya  decidido  por  la  Orden;
2.  Que  mantenga  una práctica de meditación diaria; 3. Que se mantenga en contacto con los miembros de la Orden  que  dirigen  las  actividades  del  centro  y  que  desarrolle,  "Kalyana  Mitrata"  o "compañerismo  espiritual"  con  ellos;  y  4.  Que  ayude  al  centro  y  al  movimiento  en general de la forma práctica que crea más conveniente.
 
Por tanto, existen Amigos, Mitras y también Miembros de la Orden, o Dharmacharis y Dharmacharinis, sobre los cuales explicaré algo más, dentro de un momento.
Una  vez  siendo  Mitra,  lo  más  probable  es  que  uno  se  vea  progresivamente  más envuelto en el movimiento y más atraído por  la belleza del  ideal espiritual budista, el ideal  de  la  iluminación  humana.  Puede  que  encuentre  que  su  experiencia  en  la meditación  se  hace  más  profunda,  que  su  comunicación  con  otras  personas  se expande y que sus condicionamientos psicológicos están desapareciendo. Finalmente uno puede  descubrir  que  el  centro  de  gravedad  de  su  existencia  se  ha  visto desplazado  ligeramente, y que ahora quiere dejar a un  lado sus antiguos  intereses y actividades  y  comprometerse  completamente  con el budismo,  con el Dharma, con  la vida espiritual en suma.
Llegado este momento, uno empieza a pensar seriamente en entrar  a  formar  parte  de  la  Orden  o,  usando  términos  tradicionales,  uno  piensa  en tomar refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha. Si los miembros de la orden están convencidos de que el deseo del aspirante es auténtico, y de que esa persona está realmente capacitada para tomar refugio -que no es tarea fácil de llevar a cabo-, entonces,  su  "solicitud"  es  aceptada  y  a  su  debido  tiempo  tiene  lugar  la maravillosa ceremonia de ordenación. Uno se convierte en Dharmachari o Dharmacharini, o lo que es  lo mismo,  alguien  que  toma  refugio  en  el Buda,  en el Dharma  y en  la Sangha,  y  quien, además, empieza a considerar  los  "Diez Silas" o preceptos morales, mediante los  cuales,  el  cuerpo,  el  habla  y  la  mente  se  ven  progresiva  y  sistemáticamente purificados.
Llegados a este punto, puede que os estéis preguntando dónde se encuentra el origen de este “Ir al Refugio", y por qué parece representar la culminación del compromiso no sólo  con  nuestro  nuevo  movimiento  budista,  sino  incluso  con  el  budismo  como  tal.
Después de todo, uno se convierte primero en Amigo, luego en Mitra y finalmente en Dharmachari o Dharmacharini, como acabo de explicar. La tradición de "tomar refugio" es, sin embargo, muy antigua. Para poder comprender dónde se origina y por qué tiene una importancia tan tremenda deberemos remontarnos muy atrás en el tiempo, hasta la época en que vivió el Buda, cuando acontecieron unos determinados sucesos.
Después de haber alcanzado la iluminación, el Buda dedicó gran parte de su tiempo a viajar de un lugar a otro dando a conocer el Dharma o verdad que había descubierto y el  camino que  llevaba a ese  conocimiento. Mucho de  lo que dijo se conserva en  las escrituras en pali, pero aunque a veces nos encontremos con lo que muy bien podrían ser las auténticas palabras del Buda, quizás no seamos capaces de apreciar el efecto tan poderoso que tendrían en las personas que en aquél entonces las escucharon de labios del Iluminado.
Lo que normalmente encontramos en los textos es que en el curso de su deambular, el Buda  se  encuentra  con  una  persona  determinada,  bien  sea  un  rico  brahmin,  un humilde  vagabundo  o  un  joven  príncipe,  y  los  dos  comienzan  a  hablar. Cuando  la conversación se hace más profunda, el Buda empieza a hablar desde lo profundo de su experiencia espiritual. En otras palabras, el Buda expone el Dharma: el dharma sale a la luz.
A veces, cuando leemos las escrituras budistas nos da la impresión de que el Dharma consiste en una serie de listas, las cinco de esto, las seis de lo otro, etc., así como de que  estamos  ante  algo  excesivamente  esquematizado  y  cuadriculado.  Pero  desde luego, no era así al principio, ni mucho menos. Era algo fresco, original y creativo. El Buda  hablaba  desde  lo  profundo  de  su  experiencia  mística.
Exponía  la  verdad  y mostraba el camino que lleva a la iluminación y la persona con la que estaba hablando se  sentía  absolutamente  asombrada  y  admirada.  En  algunos  casos  puede  que  esa persona  fuera  incapaz  de  hablar  o  de  hacer  otra  cosa  que  no  fuera  balbucear  unas palabras  carentes  de  toda  coherencia.  Algo  le  había  sido  revelado.  Una  puerta  se había  abierto  de  pronto,  más  allá  de  su  comprensión  ordinaria.  Por  un  instante,  al menos, había vislumbrado la verdad y esta experiencia le había dejado anonadado.
A veces, en ocasiones como éstas,  las escrituras nos dicen que  la persona al  respecto exclamaba:
"Maravilloso,  señor,  maravilloso".
Como    uno  tuviera  que  empezar  de nuevo lo que ha sido derribado, o revelar lo que ha estado oculto, o indicar el camino a alguien  que  estaba  perdido,  o  llevar  una  luz  en  la  oscuridad  y  decir:  "Aquellos  que tengan  ojos  verán".  De  este modo  ha  sido manifestada  la  verdad  en  boca  del más excelso.  Entonces,  desde  la  profundidad  de  su  gratitud  esta  persona  declararía fervientemente:  "Buddham  saranam  gacchami",  "Dhammam  saranam  gacchami", "Sangham saranam gacchami"  - 
"Voy por  refugio al Buda al Dharma y a  la Sangha".
Ahora  podemos  entender  no  sólo  donde  tiene  su  origen  el  "tomar  refugio",  sino también  algo  de  su  tremendo  significado  espiritual.  Tomar  refugio  representa  la reacción  emocional  positiva  -de  hecho  una  reacción  y  respuesta  totales-  al  ideal espiritual, cuando este ideal es revelado a nuestra visión espiritual. Es tal la fuerza de la  llamada,  que  no  queda  más  remedio  que  responder  a  ella  de  manera  total  y absoluta.
Como muy bien afirma Tennyson: "No nos queda más remedio que amar lo supremo cuando lo vemos". Ir al Refugio es quizás algo así. Hemos visto lo "supremo", nos ha sido revelado, por lo tanto no tenemos más remedio que amarlo, que darnos a ello  por  entero,  que  comprometernos  con  ello.  Ese  compromiso  nuestro  con  lo "supremo" es  tomar  refugio. La  finalidad de  tomar  refugio es  triple,  lo que se conoce como  las  tres  piedras  preciosas  o  las  tres  joyas.  Uno  toma  refugio  en  el  Buda,  el Dharma y la Sangha. El significado de tomar refugio puede entenderse con facilidad en un sentido general -darse o comprometerse uno por entero a lo "supremo"- pero, ¿qué significa tomar refugio en el Buda específicamente o en el Dharma, o en la Sangha? 
El Buda es un  ser humano que alcanzó  la  iluminación. No es Dios, ni un mensajero suyo, sino un ser humano que gracias a su propio esfuerzo alcanzó  la cumbre de  la perfección humana.
Consiguió llegar a un estado inefable al que llamamos iluminación, nirvana  o  estado de Buda. No solamente es un Buda,  sino un Samyak Sambuddha, completa y perfectamente iluminado. Cuando tomamos refugio en el Buda, lo hacemos en este sentido. No se  trata sólo de que  le admiremos a distancia. Le admiramos en gran medida y, de hecho, puede que esté muy distante de nosotros en este momento, pero  por  grande  que  sea  la  distancia  entre  el Buda  y  nosotros,  esa  distancia  puede acortarse hasta desaparecer.
Podemos  hacer  que  desaparezca  si  seguimos  el  camino  y  practicamos  el  Dharma. También nosotros podemos parecernos al Buda. También nosotros podremos alcanzar la  iluminación.  Este  es  el  gran  mensaje  del  budismo.  Todo  ser  humano  que  se esfuerce en ello, que siga el "Noble Camino Octuple" hacia la iluminación, puede llegar a ser lo que fue el Buda. Por lo tanto, cuando tomamos refugio en el Buda es como si dijéramos:  "Eso  es  lo  que  yo  quiero  llegar  a  ser. Eso  es  lo  que  yo  quiero  alcanzar.
Quiero  llegar  a  la  iluminación  y  desarrollar  la  sabiduría  y  la  compasión  al máximo". Tomar  refugio  en  el  Buda  significa  considerar  al  Buda  -al  estado  de  Buda-  como nuestro ideal espiritual personal, o como algo que nosotros mismos también podemos conseguir.
El Dharma es el sendero o camino. Es el sendero de lo que a veces he denominado la evolución superior del hombre, un estadio de desarrollo puramente espiritual más allá de  la  normal  evolución biológica.  Como  tal  camino  o  sendero,  existen  diferentes formulaciones  del  Dharma.  Decimos  "el  camino  triple"  de  la  moralidad  (sila),  la meditación  (samadi),  y  la  sabiduría  (prajna);  así  como  el  camino  de  las  "seis perfecciones"  (paramitas),  que  son  la  generosidad  (dana),  la  moralidad  (sila),  la paciencia y el dominio sobre uno mismo (ksanti), el vigor (virya), la consciencia superior (samadi)  y  la  sabiduría  (prajna),  que  es  el  camino  del  bodisatva.  Aunque  hay muy diversas  formulaciones,  el  principio  básico  del  camino  es  sólo  uno.  El  camino  es esencialmente  el  camino  de  la  evolución  superior;  es  todo  aquello  que  nos  ayuda  a evolucionar. El Dharma o el camino no debe ser identificado con una u otra enseñanza concreta.
De  acuerdo  con  la  propia  declaración  expresa  del  Buda,  Dharma  es  todo aquello que  contribuya al desarrollo espiritual del  individuo. Cuando su  tía materna y madre  adoptiva Mahaprajapati  -  la Gotamid  -    le  preguntó  por  un  criterio  por  el  cual pudiera distinguir entre lo que era Dharma-vinaya y lo que no lo era, el Buda contestó:
"De cualquier doctrina, Gotamid, de  la que puedas afirmar con seguridad que:
'Estas enseñanzas  conducen  a  la  pasión  y  no  a  su  disipación;  a  la  esclavitud  y  no  a  la imparcialidad;  al incremento  de  beneficios  en  el  mundo  ordinario,  y  no  a  su disminución;  a  la  codicia  y  no  a  la  sencillez;  al  descontento  y  no  al  contento;  a  la compañia y no a la soledad; a la pereza, y no a la energía; al deleite en la rnaldad y no en la bondad'. De tales enseñanzas deberías ciertamente afirmar Gotamid: 'Esto no es el dharma, esto no es el vinaya, esto no es el mensaje del maestro'.
Pero de aquellas enseñanzas de las que puedas con certeza afirmar que son lo opuesto a lo que acabo  de decir; podrás ciertamente afirmar 'esto sí es el Dharma, esto es el vinaya, este es el mensaje del maestro’".
Cuando tomamos refugio en el Dharma nos comprometemos a seguir el camino de la evolución superior. Nos comprometemos con  todo  lo que nos ayude a desarrollarnos espiritualmente, a crecer hasta el estado del Buda.
Sangha quiere decir  "comunidad espiritual". En primer  lugar  representa  la comunidad de  todos  aquellos  seres  más  avanzados  que  nosotros:  los  grandes  bodisatvas,  los arhats,  los que han entrado en  la corriente, etc. Todos ellos  forman  la aryasangha o comunidad  espiritual  en  su  sentido  más  elevado.  En  otro  sentido,  significa  la comunidad de todos los budistas, es decir, de todos aquellos que toman refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha. Tomar refugio en la aryaSangha implica abrirnos a  la  influencia  espiritual  de  los  seres  excelsos  que  la  forman,  aprender  de  ellos, sentirse inspirado por ellos, reverenciarlos.
Tomar refugio en la Sangha en su sentido más común, como comunidad de todos los budistas, implica disfrutar de una mutua camaradería espiritual, ayudarse unos a otros en  el  camino  de  la  evolución.  A  veces,  puede  que  no  necesites  un  gran  bodisatva avanzado para ayudarte. Todo lo que necesitas es un ser humano corriente que esté un  poco más  evolucionado  espiritualmente  que  tú,  o  incluso  que  sea  un  poco más sensato.  Con  demasiada  frecuencia  la  gente  va  en  busca  de  un  gran  gurú  muy evolucionado, pero eso no es lo que realmente necesitan, incluso aunque esa persona sea  accesible.  Lo  que  necesitan  es  una  ayuda  donde  ellos  están  en  un  momento determinado, es decir, en el estadio concreto del camino en el que se encuentran, y esa ayuda puede generalmente darla una persona budista cualquiera.
Así pues, esto es concretamente lo que significa tomar refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha, y es esta triple toma de refugio -de la forma en que lo he explicado- lo que convierte  a  uno  en  budista.  Pero  una  vez  dicho  esto,  tengo  que  añadir  que, muy  a pesar mío, el tomar refugio, a pesar de su crucial importancia, está poco considerado en  los países budistas asiáticos, sobre  los cuales diré algo enseguida. Dentro de  los "Amigos de la Orden Budista Occidental" hacemos hincapié en la importancia que tiene el  tornar  refugio,  estamos  intentando  volver  a  como  las  cosas  eran  en  la  época  del Buda. Estamos tratando de restablecer el significado que el tomar refugio tenía en un primer momento.
Volviendo  de  nuevo  a  la  época  en  que  vivió  el  Buda,  encontrarnos  que  algo  de  la mayor  importancia, aparte de  lo ya mencionado, ocurría. No sólo se daba el caso de que alguien, se sintiera tan impresionado y estremecido ante la exposición de la verdad por parte del Buda que decidiera tomar refugio, sino que mientras le escuchaba podía surgir en su mente una auténtica penetración en esa verdad. Según el lenguaje de las escrituras  budistas,  en  esa  persona,  surgiría  pura  y  transparente  ya,  la  visión  de  la verdad (dharma-caksus) -una profunda experiencia espiritual-, Esta visión de la verdad es una de  las cinco visiones que se conocen en  la  tradición budista. En primer  lugar está  "la  visión  física"  (mamsa-caksus),  que  es  la  visión  con  la  que  ahora  les  estoy mirando y viceversa. Se trata del órgano físico de la visión, gracias al cual percibimos los objetos materiales. En segundo lugar se encuentra "la visión divina" (divya-caksus).
Si  fuerais  capaces  de  ver  lo  que  pasa  al  otro  extremo  de  la  ciudad  o  en  otra más lejana, o incluso en la India, estaríais haciendo uso de este tipo de visión. Se la conoce como la facultad de la clarividencia y es uno de los poderes paranormales que pueden surgir de manera espontánea durante  la práctica de  la meditación. En tercer lugar se encuentra  "la visión de  la verdad"  (dharma-caksus),  la visión espiritual  interior, con  la cual se "ve" la verdad de las cosas y más adelante volveré sobre ella.
En cuarto lugar se encuentra "la visión de la sabiduría" (prajna-caksus), que va incluso más allá que la visión de  la  verdad y que surge solamente cuando uno se convierte en un arhat. En quinto  y  último  lugar  se  encuentra  "la  visión  universal"  (samanta-caksus)  también conocida  como  "la  visión  del  Buda",  que  surge  sólo  cuando  uno  ha  llegado  a  la iluminación completa, cuando la visión espiritual es total y absoluta.
Analicemos ahora más atentamente la visión de la verdad, la visión del Dharma. Existe una  frase  en  las  escrituras  budistas  que  nos  da  una  explicación  resumida.  Dice simplemente  que  todo  lo  que  surge  -lo  que  aparece  en  la  existencia  -  debe desaparecer.  Esto  es  tan  sencillo  y  evidente  que  quizás  podáis  pensar  que  ya  lo sabíais; pero, la visión de la verdad no representa un conocimiento teórico acerca del hecho  de  la  impermanencia  o  transitoriedad  universales,  sino  una  introspección espiritual sobre ello, una comprensión verdadera y  real.
El que  todas  las cosas sean impermanentes -que al final hemos de abandonarlo todo, dejarlo todo- puede parecer un mensaje terrible para algunas personas, sin embargo, esto no tiene porque ser así, ya  que  la  impermanencia  implica  no  sólo  cambio,  sino  también  desarrollo  y transformación. Si  las  cosas  no  fueran  impermanentes  y  no  cambiaran  -si  fuéramos hoy  los  mismos  que  ayer  y  ayer  los  mismos  que  anteayer-  eso    que  sería  algo realmente  terrible,  ya  que  no  podríamos  crecer  ni  evolucionar.
La  ley  de  la impermanencia garantiza la posibilidad de la evolución. Esto es lo que uno comprende cuando  se  abre  la  visión  del  Dharma.  Uno  no  sólo  ve  la  impermanencia,  no  sólo comprende que  todo cambia, sino  también observa  la posibilidad del crecimiento y  la evolución humana. Ve la posibilidad de la transformación, desde la naturaleza humana normal hasta la iluminación o estado de Buda.
Cuando  se  desarrolla  este  tipo  de  introspección  y  se  alcanza  la  visión  del Dharma, ocurre algo especial. En el lenguaje budista "se entra en la corriente" -la corriente que conduce  directamente  al  nirvana-.  Todo  tu  ser  se  dirige  irreversiblemente  hacia  la iluminación o estado de Buda. Esto es lo que llamamos "verdadero" Ir al Refugio o, si se quiere, el Ir al Refugio "trascendental".
Al "entrar en la corriente", al "tomar refugio" de  esta  forma  tan  elevada  y  trascendental,  se  rompen  al mismo  tiempo  tres  de  los "diez  impedimentos"  que  nos  atan  a  la  existencia  ordinaria. Debido  a  la  ruptura  de  estos  tres  impedimentos  se  "entra  en  la  corriente  y  uno  se  convierte  en  lo  que  se conoce como "el que entra en la corriente" (srotapanna). Puesto que ocupan un lugar importante en el budismo, permitidme añadir unas palabras acerca de cada uno de los tres impedimentos.
El primer obstáculo es el del "concepto del yo" (satkayadrsti). Cuando se es víctima de este concepto del ego, se tiene la idea de que lo que experimentamos como ego o yo es algo fijo, irreducible y último. Creemos que hay un núcleo de nosotros que nunca va a  cambiar  y  que  es  nuestro  yo  "real". El  concepto  de  ego  trae  consigo  este  tipo  de actitud que bloquea el cambio e inhibe la evolución, porque pensamos que somos de una manera  determinada,  y  tal  y  como  somos  ahora  permaneceremos  siempre.
Es muy difícil  superar este obstáculo e  imaginarse a uno mismo como algo distinto a  lo que  se  es  ahora.  Pero  puede  hacerse.  Si  uno  está  realmente  comprometido  con  el camino  espiritual,  llegará  un  momento  en  el  que  podremos  mirar  atrás  y  ver  los enormes  cambios  que  se  han  producido. Veremos  que  hemos  evolucionado,  incluso que estamos  transformados. Pero hasta que no se supere el obstáculo del concepto del ego no se dará realmente ni la evolución espiritual ni la entrada en la corriente.
El segundo obstáculo es el de la "duda" (vicikítsa), aunque no se trata de duda en el sentido  espiritual,  sino  en  el  de  la  indecisión.  Se  trata  de  una  indecisión  culpable  y deliberada. Se renuncia a tomar una decisión y por lo tanto a comprometerse. En vez de  dedicarnos  a  algo  de  todo  corazón,  preferimos  mantener  todas  las  opciones abiertas. Así, ponemos excusas, dudamos,  vacilamos, no nos decidimos, esperamos tiempo  y  racionalizamos.
Este  es  el  obstáculo  de  la  duda.  Es  esa  duda  la  que  nos impide  lanzarnos  de  lleno  a  la  vida  espiritual,  lanzarnos  hacia  lo  más  profundo. Consecuentemente no llegamos a ninguna parte en nuestro camino espiritual: hemos fracasado en conseguir algún progreso espiritual.
El  tercer  obstáculo  es  el  de  la  "dependencia  de  las  leyes  morales  y  los  preceptos religiosos" (silavrata-paramarsa), o dicho de otro modo, la creencia en que el obrar por puro formulismo es suficiente. Uno obra así cuando su corazón no se halla realmente en lo que está haciendo. Pensamos que si mantenemos las apariencias (externas), es decir,  si  observamos  las  normas  de  moralidad  porque  eso  es  lo  que  nos  exige  la sociedad  y  cumplimos  los  preceptos  religiosos  porque  eso  es  lo  que  nos  exigen nuestros correligionarios, no habrá ningún problema.
Este tipo de actitud es lo que se llama  dependencia  de  las  leyes morales  y  los  preceptos  religiosos. Se  produce  una división entre la observación de las leyes y el estado de ánimo interior. Aunque lo que estemos haciendo puede ser muy bueno en sí mismo, nuestro corazón no está en ello y por lo tanto nuestra actuación es algo vacío, mecánico, rígido y artificial. Esto implica que este tipo de acciones no nos ayudarán a evolucionar: no llevan espiritualmente a ninguna parte.
Estos son los tres obstáculos. Cuando se "entra en la corriente" se superan y cuando se superan es cuando se "entra en la corriente". Cuando se abre la visión del Dharma, la  verdad  de  la  impermanencia  se  abre  ante  nosotros  incluyendo  la  verdad  de  la posibilidad de transformación total, y esa introspección interior de una visión espiritual superior produce la superación de los tres obstáculos. Así pues, ocurren dos cosas al mismo  tiempo:  la  toma  de  refugio  en  el  Buda,  el  Dharma  y  la  Sangha  a  nivel trascendental  y  la  apertura  de  la  visión  del Dharma,  o  visión  espiritual  superior,  que llevaría a su vez a la superación de los tres obstáculos y a la entrada en la corriente. De hecho, no sólo es que estas dos cosas, es decir, el tomar refugio y la entrada en la corriente, ocurran juntas, sino que son diferentes aspectos en una misma persona y de una única experiencia espiritual o proceso espiritual.
Volviendo  de  nuevo  a  la  época  del  Buda,  podemos  llegar  un  poco  más  lejos  aún. Suponed que alguien escucha al Buda exponiendo el Dharma, se siente impresionado y estremecido y decide Ir al Refugio y suponed que alcanza la entrada en la corriente. Aún  hay  algo más que puede ocurrir al  llegar a este punto. Puede que esa persona deje su casa y se convierta en un monje o bikshu. Esto no ocurría siempre. A veces, alguien  tomaba  refugio  y  se  abría  al  mismo  tiempo  su  visión  del  Dharma,  pero  no dejaba su casa, a pesar de que la mayoría sí que lo hacía. En tales casos no sólo se dan dos, sino tres cosas al mismo tiempo: tomar refugio, la entrada en la corriente y lo  que se conocía como "ordenación", es decir, ir hacia la vida errante y convertirse en un bikshu o monje. Esta era la situación en el tiempo del Buda.
Después de la muerte del Buda, o de lo que llamamos su paranirvana, se produjeron numerosos  cambios.  Y  quizás,  inevitablemente,  se  produjo  un  cierto  deterioro espiritual. La entrada en la corriente se hizo cada vez más rara, y a medida que iban transcurriendo  los  siglos,  el  énfasis  se  fue  poniendo  poco  a  poco  en  "convertirse  en monje"  en  su  sentido  más  formal,  y  tomar  refugio  fue  gradualmente  perdiendo  su significado como el acto central de  la vida budista. Esto ocurrió especialmente en los países de tradición teravada en el sudeste asiático. En la actualidad si visitamos estos países o hablamos con un budista de la escuela teravada, no nos dirán mucho acerca de  la  importancia que  tiene  tomar  refugio.
Nos hablarán, sin duda, de convertirse en monje  en  su  sentido  más  formalista,  es  decir,  raparse  la  cabeza  y  llevar  la  túnica amarilla.  Ahí  es  donde  la  escuela  teravada  pone  su  énfasis.  Para  ellos  existen  dos tipos de personas: los monjes y los laicos. A un lado se sitúan los monjes, que son los verdaderos budistas, al otro lado la gente laica, que no son tan "verdaderos" budistas como los primeros. Uno puede incluso hablar entonces de budistas de primera clase y budistas de segunda clase. A veces, las diferencias parecen llegar hasta este extremo.
Parece, sin embargo, que observando los hechos tal y como ocurrían en la época del Buda,  hay  que  decir  que  aunque  realmente  hay  diferencia,  ésta  es  de  otro  tipo.  La verdadera  diferencia  no  se  encuentra  entre monjes  y  laicos,  sino  entre  aquellos  que han tomado refugio y aquellos que no lo han hecho. La diferencia entre un monje que toma refugio y una persona laica -un hombre o una mujer- que toma refugio tiene una importancia  secundaria.  Que    vivas  de  una  manera  determinada,  o  sigas  una disciplina concreta, eso  tiene una  importancia secundaria. Lo que es primordial es el compromiso espiritual  cuando  se  toma  refugio. Por esto en  los  "Amigos de  la Orden Budista  Occidental",  tenemos  un  dicho,  una  especie  de  refrán:  "tomar  refugio  -o comprometerse- es lo principal, la forma de vida es algo secundario".
Ahora bien, aunque en  los países de  tradición  teravada se haya  insistido demasiado entre la distinción de monje y laico, y se haya perdido la apreciación de la importancia que  tiene el  tomar  refugio, esto no ocurrió con  la misma  intensidad en  los países de tradición mahayana. Como su propio nombre indica, los países de tradición mahayana siguieron  la  tradición  del  gran  sendero.  Siguieron  el  ideal  del  bodisatva  e  hicieron hincapié en el ideal de alcanzar la iluminación, no sólo para beneficio propio sino para beneficio de todos los seres. En último término, por supuesto, la distinción entre ambas cosas  desaparece.
No  se  puede  realmente  llegar  a  la  iluminación  para  beneficio  de otros a menos que se sea una persona de un desarrollo espiritual considerable, y esa persona no puede evolucionar espiritualmente a menos que, al mismo tiempo no tenga conciencia, hasta cierto punto, de las necesidades de los demás seres vivos.
A  la  larga  el  individualismo  espiritual  y  el  altruismo  espiritual  coinciden;  pero  como reacción  necesaria  al  primero  de  los  acercamientos,  al  acercamiento  teravada  e hinayana en general, que son más individualistas, la escuela mahayana hizo hincapié en  el  ideal  del  bodisatva.  La  actitud  del  bodisatva  es  la  siguiente: "No  deseo  la iluminación para mí mismo únicamente. Si ha de ser solamente para mí, entonces no me  interesa.  Deseo  la  iluminación  para  todos  los  seres.  Así  pues,  estoy  trabajando para  que  todos  lleguen  a  la  iluminación;  incluyéndome  a mí  también".
No  es  que  el bodisatva se excluya a sí mismo. Se incluye, pero sólo como uno más entre muchos. Su  misión  es  trabajar  por  el  progreso  espiritual,  la  iluminación  última  de  todos  los seres. Puesto que la escuela mahayana adoptó o desarrolló el ideal del bodisatva, todas las distinciones  menores  perdieron  su  importancia.  Se  insistía  en  que  todo  el  mundo debería tener por meta el alcanzar el estado de buda, todo el mundo debería seguir el ideal  del  bodisatva.
Ya  fuera  monje  o  laico,  culto  o  iletrado,  rico  o  pobre, espiritualmente  desarrollado  o  no,  todos  deberían  aspirar  a  la  iluminación  para beneficio  de  todos  los  seres.  Debido  a  la  existencia  de  este  ideal  del bodisatva, encontramos que en la tradición mahayana hay menos diferencia entre monje y laico, o al menos, se ha insistido menos en esa diferencia.
Pero ¿qué es un bodisatva  y qué  significa aspirar a  la  iluminación para beneficio de todos? De acuerdo con la tradición mahayana, el bodisatva en un sentido real es aquel en  el  que  ha  surgido  la  bodichita  o  "deseo  de  iluminación''  (como  yo  traduzco  el término),  como  una  experiencia  espiritual  vital. Bodichita  no  es  una mera  aspiración piadosa, ni un concepto, ni un ideal abstracto. Cuando, desde la profundidad del ser, surge  un  impulso  tremendamente  poderoso  hacia  la  iluminación  para  beneficio de todos  los  seres,  y  cuando  ese  impulso  domina  la  vida  entera  y  se  convierte  en  la corriente principal de la experiencia, entonces a eso se le denomina bodichita.
Llegados a este punto surge una interesante cuestión que concierne a la naturaleza de la relación entre la bodichita, o el surgimiento de ésta por un lado; y el tomar refugio, el abrirse a la visión del Dharma, la entrada en la corriente y el ir hacia la vida errante y convertirse en monje por otro. La bodichita, o el surgimiento de la bodichita representa, por así decirlo,  la dimensión más altruista de esas otras cuatro experiencias. 0 mejor dicho,  las  cinco,  incluyendo  la  bodichita,  representan  cinco  aspectos  de  una  única, básica y crucial experiencia espiritual.
El tomar refugio hace hincapié en los aspectos emocionales y volitivos de esa experiencia; la apertura de la visión del Dharma en su contenido cognitivo; la entrada en la corriente, en la naturaleza permanente y de gran alcance  de  sus  efectos;  ir  hacia  la  vida  errante  dirige  su  atención  hacia  la reorganización  del  esquema  de  la  vida  diaria  que  esta  experiencia  inevitablemente conlleva,  sin  tener en  cuenta el  convertirse o no en monje en su sentido estricto. La bodichita,  como  ya  he  dicho  antes,  representa  el  aspecto  altruista,  'el mirar  por  los demás", de esa experiencia.
Quizás tengamos ahora una concepción mejor y más amplia de lo que significa tomar refugio.
Implica mucho más de lo que la gente normalmente cree y es por esto que se le da  tanta  importancia en  los  "Amigos de  la Orden Budista Occidental". El uso de  la palabra  "refugio"  a  veces  lleva  a  confusión,  porque  se  la  asocia  mentalmente  con, refugiado".  Expresiones  como  “tomar  refugio",  "ir  en  busca  de  refugio"  tienen,  de hecho,  otras  connotaciones  como  son  las  de  escapar  de  las  dificultades,  tomar  la salida fácil, etc. Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta ahora, debería haber quedado claro que tomar refugio en el sentido budista no tiene nada que ver con escapar o con huir.
Sin embargo, para evitar la posibilidad de error o confusión por parte de los que no  se  encuentren  familiarizados  con  la  expresión,  hablamos  a menudo,  no  de  Ir  al Refugio, sino de "comprometerse". La palabra  "compromiso'' o  "comprometerse" está muy  de  moda  últimamente  en  occidente;  nosotros  decimos  que  es  una  palabra especial. Así que a menudo hablamos no de tomar refugio en el Buda, en el Dharma y en  la Sangha, sino de comprometerse con el Buda, comprometerse con el Dharma y comprometerse  con  la  Sangha.  Esto  no  es  todo.  Con  el  paso  de  los  años  hemos llegado a distinguir cuatro niveles de la toma de refugio, cuatro niveles de compromiso.
En  primer  lugar,  se  encuentra  el  Ir  al  Refugio  "  provisional"  a  veces  llamado  tomar refugio étnico. Consiste simplemente en recitar la fórmula en pali o en otra lengua de la toma  de  refugio,  sólo  porque  forma  parte  de  la  propia  cultura  nacional.  En  países budistas  como  Sri  Lanka,  Tailandia  o  Burma,  es  fácil  encontrar  gente  recitando  la fórmula  de  la  toma  de  refugio,  Buddham  Saranam  Gacchami,  etc,  sin  entender  su significado. Es sólo una parte de su cultura y no tiene un significado espiritual real para ellos.
La  recitación  de  la  fórmula,  incluso  sin  entenderla  no  es  algo  incorrecto,  pero ciertamente no es suficiente. De la misma manera, a veces se encuentra gente en los países  budistas  de  Asia  que  se  consideran  a    mismos  como  "budistas  de nacimiento". Pero, ¿cómo se puede ser budista de nacimiento? ¿es que ya sale uno del  vientre  de  su  madre  recitando  "Buddham  Saranam  Gachami"?  Un  budista  de nacimiento  es  algo  completamente  contradictorio.  Uno  puede convertirse  en  budista sólo  consciente  y  deliberadamente,  como  resultado de una elección personal.
No es posible que uno nazca budista. El propio Buda criticaba a los brahmines de su época por pensar que uno podía nacer brahmin. Vosotros seréis brahmines,  insistía, sólo a partir  de  vuestra  actuación  como  tales.  Si  la  verdad  y  la  corrección  se  hallan  en vosotros,  entonces  se  os  podrá  llamar  brahmines,  y  no  por  otro motivo.  Del mismo modo, uno no puede ser budista de nacimiento. La gente de  los países budistas que aseguran que son budistas de nacimiento no son mejores que los ancianos brahmines que  decían  que  eran  brahmines  de  nacimiento.  Lo  que  esto  significa  es  que  el budismo,  así  llamado,  se  ha  convertido  simplemente  en  brahmanismo.
Esto  es  algo muy  importante.  El  tomar  refugio  debe  ser  algo  real.     eres  budista,  eso  debe depender de tu propia voluntad, de tu propio entendimiento. Así que uno no puede ser budista de nacimiento. Si piensas que sí, es que estás todavía en el nivel de la toma de refugio provisional, cuyo significado es cultural más que genuinamente espiritual.
En segundo lugar, se encuentra el Ir al Refugio "efectivo". Se trata de un compromiso consciente  y  de  todo  corazón  con  el  Buda,  el  Dharma  y  la  Sangha.  Aunque  ese compromiso sea sincero y genuino, no es  lo suficientemente  fuerte como para hacer superar los tres obstáculos y no implica la entrada en la corriente. Uno puede fracasar aunque haya tomado refugio efectivo.
En tercer lugar se encuentra el Ir al Refugio " real". Este coincide con la entrada en la corriente, que  implica  la superación de  los  tres obstáculos. Uno no puede  fracasar a partir de este nivel.
En  cuarto  y  último  lugar,  se  encuentra  el  Ir  al Refugio  "absoluto".  En  este  nivel,  en cierta  forma, no hay  toma de  refugio. Aunque de hecho se  tome  refugio en el Buda, ahora que se ha alcanzado la iluminación, uno mismo es Buda. Aquí, pues, al haberse llegado a la meta ansiada, el sujeto de la toma de refugio y el objeto de la misma son lo mismo, Buda toma refugio en Buda.
Estos  son  los  cuatro  niveles  del  Ir  al  Refugio,  o  los  cuatro  niveles  de  compromiso. Ayuda mucho pensar sobre la toma de refugio, de esta manera. Añadiré algo más, sin embargo,  acerca  del  nivel más  elevado,  el  "absoluto".  En  la  tradición mahayana  se afirma a veces que en último  término sólo hay un  refugio, que es el del Buda. En un sentido hay un refugio en el Dharma y un refugio en la Sangha, pero en otro sentido no es así. Después de todo, el Dharma procede del Buda, es el resultado, la creación de la experiencia de la iluminación del Buda.
El vehículo a través del cual se transmite esa experiencia  a  otros  seres  humanos  para  que  les  sirva  de  ayuda. De  igual modo,  la Sangha  es  la  comunidad  espiritual  integrada  por  los  que  practican  el  Dharma.  Así como  el  Dharma  depende  del  Buda,  la  Sangha  depende  a  su  vez  del  Buda.
Concluyendo  diremos  que  sólo  existe  el  Buda:  sólo  existe  el  refugio  en  el  Buda. Aunque hablemos de  tres  refugios, en última  instancia  los  tres  refugios se convierten en uno. Pero por ahora, sin embargo, no hay duda de que es muy beneficioso pensar en términos de tres refugios, en términos del refugio en los tres objetos.
Quisiera  concluir  volviendo  a  hablar  de  nuestro  nuevo  movimiento  budista.  En  el corazón  de  este  movimiento,  en  el  corazón  de  los  "Amigos  de  la  Orden  Budista Occidental"  se  encuentra  una  comunidad  espiritual  de  personas  que  han  tomado refugio  de manera  efectiva. Quizás  ninguno  de  ellos  haya  llegado  hasta  la  toma  de refugio "real" pero por lo menos, han transcendido la toma de refugio "provisional".
Lo que hemos conseguido crear a lo largo de tantos años en esta orden, en esta Sangha o  comunidad  espiritual  de  gente  que  toma  refugio,  es  que  hacen  del  acto  de  tomar refugio algo central en sus vidas, y que hacen hincapié en ello. Algunos de ellos viven en sus casas, con sus esposas o maridos y sus hijos; otros, viven en comunidades de hombres o de mujeres.
Unos pocos son anagarikas, que significa que han  tomado el voto  de  celibato. Como  ya  he mencionado  anteriormente,  todos  los miembros  de  la orden observan diez preceptos: abstenerse de dañar a ningún ser vivo; de tomar lo que no  les ha sido dado; de conducta sexual incorrecta (en el caso de los anagarikas, de romper  su  voto de  celibato); del  falso discurso; del discurso  frívolo, vano e  inútil; del discurso que divide y desune a  la gente; de  la ansiedad; del odio y de  los puntos de vista equivocados.
De acuerdo con la tradición budista, los bikshus o monjes observan 227 ó 250 preceptos, pero con el paso del tiempo muchos de ellos se han deteriorado en  su  esencia,  y  hoy  en  día  son  venerados  más  en  su  forma  externa  que  en  su observancia  real.  Por  lo  tanto,  decidimos  tener  una  lista  corta  de  preceptos  que  la gente pudiera considerar verdaderamente.
De este modo, contamos con una orden, esa Sangha o comunidad espiritual de gente que ha tomado refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha, gente que realmente practica  el  dharma,  que  observa  los  "diez  preceptos".  Algunos  de  ellos  han  sido miembros de la orden durante diez, doce o más años, y están recogiendo experiencias constantemente, por medio de dar clases de meditación, conferencias, o de participar en los negocios cooperativos. De hecho, este núcleo de personas dedicadas de lleno y comprometidas  que  hay  en  el  corazón del movimiento,  son  los  responsables de que todo funcione perfectamente.
De  todo  esto  podemos  sacar  la  conclusión  evidente,  espero,  de  la  vital  importancia para nosotros mismos como individuos, y para la sociedad a la que pertenecemos, que tiene el tomar refugio. Espero que seamos capaces de crear esa Sangha o comunidad espiritual de aquellos que  van  al  refugio,  no  sólo  en Gran  Bretaña  y  en  occidente,  sino  en muchos  otros países del mundo. Si somos capaces de hacerlo, debe ser, sin embargo partiendo del Buda, del Dharma y de la Sangha. Sólo puede darse una transformación a partir del Ir al Refugio.
 
© Sangharákshita 1983
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