Nada de lo que el Buda histórico enseñó contradice en manera alguna los
descubrimientos de Galileo, Einstein, Darwin o Freud, a pesar de que sus ideas
fueron formadas hace miles de años sin la ayuda de telescopios, alta tecnología
o ni siquiera de la palabra escrita. El modelo budista del universo se asemeja
notablemente a la cosmología aceptada hoy en día. A pesar de que el Buda nunca
predicó en términos del “Big Bang”, sí postuló la existencia de un cosmos
acorde teóricamente a lo que los científicos hoy proponen.
La teoría budista acepta las numerosas dimensiones y conceptos del espacio-tiempo
de la física moderna y es congruente hasta con los profundos conceptos de la
teoría cuántica. Los últimos descubrimientos de la física moderna sobre las
partículas, por ejemplo, poseen una marcada similitud con la doctrina de la
impermanencia expuesta por el Buda. En el Sutra del Loto -que como ya hemos
visto, es el texto más importante de Mahayana- podemos ver una descripción del
universo al que denomina un “sistema mayor de mundos”, un amplio concepto que
abarca tanto la existencia de las innumerables galaxias como la posibilidad de
existencia de vida sensible en otros planetas aparte del nuestro. Al mismo
tiempo, contiene un detallado análisis de la vida que penetra las profundidades
del psiquismo humano.
De este modo, el budismo Mahayana parte de la premisa básica de la
existencia de numerosos mundos que albergan vida en el universo, al tiempo que
describe al Budismo como la fuerza impulsora que posibilita a cada ser humano a
llevar a cabo su propia reforma espiritual, asegurando así una eterna paz y la
larga supervivencia de las civilizaciones.
A lo largo de dos mil quinientos años de historia, la difusión del
budismo se ha caracterizado por su tolerancia, gentileza y amor a la
naturaleza. Como lo ha expresado el estudioso francés Sylvain Levi: “El budismo
tiene derecho a enorgullecerse de poseer el honor de haberse difundido a
grandes sectores del mundo sin haber tenido necesidad de ejercer la violencia
ni jamás haber recurrido a la fuerza de las armas.”
De hecho,
el objetivo de los budistas es el logro de la paz mundial.
En el budismo creemos en “la paz del mundo a través de la iluminación
individual”. Una sociedad pacífica y segura surgirá gracias al proceso del
diálogo individual, de persona a persona, hasta lograr que la guerra y sus causas
desaparezcan de la faz de la tierra. Por todos estos motivos, el budismo está
llamado a desempeñar un papel dinámico dentro de la cultura del siglo XXI.
El último libro
del Dalai Lama, El universo en un solo átomo, constituye una forma
original de memorias en que, al hilo de sus encuentros personales con una serie
interminable de científicos de primera línea, reflexiona sobre la imagen del
universo, de la vida y del hombre en la ciencia desde el punto de vista de la
religión budista. El Dalai Lama nos ofrece así su punto de vista valorativo de
los grandes avances de la ciencia, muestra las frecuentes coincidencias con la
doctrina budista y también los puntos de desacuerdo.
Ciencia y
budismo pueden iluminarse mutuamente para reorientar un conocimiento cada vez
más profundo de la realidad. En mecánica cuántica y en cosmología la ciencia y
el budismo presentan coincidencias más evidentes. En la explicación de la vida
y, sobre todo, en la explicación de la conciencia humana (del “alma”), sus
diferencias con la ciencia se hacen, sin embargo, inevitables y decisivas. Por
Guillermo Armengol.
Otros
Mundos
A la luz de los modernos descubrimientos de la ciencia,
podemos apreciar las limitaciones
del mundo humano y la hipótesis de que otros sistemas de mundos pueden existir
en otras partes del universo.
En ciertas ocasiones, el Buda comentó sobre la naturaleza y
composición del universo. De acuerdo al Buda, existen otras formas de vida en
otras partes del universo. El Buda mencionó que hay 31 planos de existencia
dentro de los universos
Estos son:
- 4 estados de infelicidad o reinos subhumanos (la vida en mundos infernales, de fantasmas y de demonios)
- 1 mundo humano
- 6 reinos celestiales (Devalokas)
- 16 reinos de finas formas materiales (Rupalokas)
- 4 reinos sin forma. (Arupalokas)
La existencia de esos otros sistemas de mundos debe ser
todavía confirmada por la ciencia moderna. Sin embargo, los científicos
modernos están ahora trabajando con la hipótesis de que existe la posibilidad
de otras formas de vida existiendo en otros planetas. Como un resultado de la
rapidez del actual progreso científico, podremos encontrar pronto a seres vivos
en otros planetas en lugares remotos del sistema de esta galaxia. Quizás les
encontraremos sujetos a las mismas leyes que nosotros mismos. Pueden ser
físicamente bastante diferentes en los elementos y la composición química y
existir en diferentes dimensiones. Pueden ser mucho más superiores a nosotros o
pueden ser mucho más inferiores.
¿Por qué debe ser el planeta Tierra el único en contener
formas de vida?.
La tierra es un pequeño punto en un inmenso universo. Sir
James Jeans, el distinguido astrofísico, estimó que el universo entero debe ser
alrededor de mil millones de veces tan grande como el área del espacio que es
visible a través del telescopio. En su libro The Mysterious Universe,
afirma que el total de números de universos es probablemente algo similar al
total de números de granos de arena de todos los mares del mundo. En semejante
cosmos, si el planeta Tierra estuviera respecto al Sol a una séptima parte de
un segundo, llevaría probablemente algo como 100.000 millones de años poder
atravesar el universo. Así es de vasto el cosmos. Cuando consideramos la
inmensidad de los muchos universos componiendo lo que popularmente llamamos el
"espacio exterior", la hipótesis de que otros sistemas de mundos
puedan existir es científicamente posible.
A la luz de los modernos descubrimientos científicos podemos
apreciar las limitaciones del mundo humano. Hoy la ciencia nos ha enseñado
también que hay otras frecuencias vibracionales que están por encima o por
debajo de nuestro rango de recepción. Con el descubrimiento de las ondas de
radio, los rayos X, ondas de TV y microondas, podemos apreciar la visión
extremadamente limitada de nuestros órganos sensoriales tal como un niño
pequeño se asoma por la grieta de una puerta. Esta consciencia de nuestra
limitada percepción nos demuestra la posibilidad de que otros sistemas de
mundos puedan existir separados de nosotros o interpenetrados con nosotros.
Respecto a la naturaleza del universo, el Buda dijo que un
principio y un fin del universo es inconcebible. Los budistas no creen que el
mundo se acabará súbitamente en una completa y total destrucción. No hay tal
cosa como la total destrucción de un universo entero y de una vez. Cuando una
cierta sección del universo desaparece, otra sección permanece. Cuando la otra
sección desaparece, otra sección reaparece o evoluciona fuera de las materias
dispersadas del universo anterior. Esto se forma por la acumulación de
moléculas, elementos básicos, gas y numerosas energías; una combinación
soportada por los impulsos cósmicos y la gravedad. Esta es la naturaleza de las
energías cósmicas. Esto es por lo que el Buda dice que el principio y el fin
del universo es inconcebible.
Fue en una cierta y especial ocasión cuando el Buda comentó
sobre la naturaleza y composición del universo. Cuando habló tuvo que adecuarse
a la capacidad de entendimiento de quien preguntaba. Buda no estaba interesado
en la clase de especulación metafísica que no conduce al desarrollo espiritual.
Los budistas no comparten el punto de vista mantenido por
alguna gente de que el mundo será destruído por un dios cuando ya no existan
mas creyentes y cuando más corrupciones tomen su lugar entre los seres humanos.
Con respecto a esta creencia que la gente puede plantear, ¿por qué entonces ese
dios en lugar de destruirlo con su poder no puede usar ese mismo poder para
influenciar a la gente para que se vuelvan creyentes y para erradicar las
prácticas inmorales de sus mentes?. Pero ya sea que ese dios pueda destruir o
no, es natural que un día existirá el fin de todo aquello que ha venido a
existir . Sin embargo, en el lenguaje de Buda, el mundo no es nada mas que la
combinación, existencia, desaparición, y recombinación de mente y materia (nama
y rupa).
En el análisis final, la enseñanza del Buda va más allá de
los descubrimientos de la ciencia moderna a pesar de lo impresionantes que
puedan resultar. En ciencia, el conocimiento del universo capacita al ser
humano a manejarlo para su comfort material y bienestar y seguridad personal.
Pero el Buda enseña que no hay cantidad de conocimiento que finalmente libere
al hombre del dolor de la existencia. Debe esforzarse por sí mismo
diligentemente hasta que llegue al verdadero entendimiento de su propia
naturaleza y de la naturaleza cambiante del cosmos. Para ser una persona
verdaderamente libre, debe buscar como domesticar su mente y destruir su apego a
los placeres de los sentidos.
Cuando alguien entiende verdaderamente que el universo que
está intentando conquistar es impermanente, entonces se ve a si mismo como Don
Quijote luchando contra los molinos de viento. Con este punto de vista correcto
sobre sí mismo, gastará su tiempo y energía en conquistar su mente y destruir
la ilusión de su individualidad, sin malgastar sus esfuerzos en asuntos pocos
importantes e innecesarios.
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