de Leonardo Skorodynski.
El arte puede
ser dividido en dos partes. Noventa y nueve por ciento del arte es arte
subjetivo. Sólo el uno por ciento es arte objetivo. El noventa y nueve por
ciento del arte subjetivo no tiene relación alguna con la meditación. Sólo el
uno por ciento es arte objetivo basado en la meditación.
El arte
subjetivo significa que estás vertiendo tu subjetividad en la tela, tus
sueños,tus imaginaciones, tus fantasías. Es una proyección de tu sicología. Lo
mismo sucede con la poesía, la música, en todas las dimensiones de la
creatividad pero no estás involucrado con la persona que va a ver tu pintura,
no te involucras con lo que le va a pasar al ver tu pintura, eso no te
concierne para nada. Tu arte es simplemente un especie de vomitar. Te ayudará,
tal como te ayuda cuando vomitas. Te quita la náusea, te limpia, te hace sentir
más sano. Pero no has considerado lo que va a suceder a la persona que va a ver
tu vómito. Le darán náuseas. Puede comenzar a sentirse enfermo.
Mira a los
cuadros de Picasso. Aquel es un gran pintor, pero es un artista subjetivo.
Viendo sus cuadros, empezarás a sentirte enfermo, mareado, algo se desajusta en
tu mente. No puedes seguir mirando los cuadros de Picasso por mucho tiempo. Te
gustaría arrancar, porque la pintura no ha surgido de un ser silencioso. Ha
surgido desde un caos. Es el producto de una pesadilla. Pero el noventa y nueve
por ciento del arte pertenece a esa categoría.
El arte
objetivo es justamente lo opuesto. El hombre no tiene nada que eliminar, él
esta completamente vacío, absolutamente limpio. Desde éste silencio, desde éste
vacío, surge el amor, la compasión. Y de éste silencio surge la posibilidad de
la creatividad. Éste silencio, éste amor, ésta compasión, estas son las
cualidades de la meditación.
La meditación
te trae a tu centro mismo. Y tu centro no es tan sólo tu centro, es el centro
de la existencia misma. Sólo en la periferia somos diferentes. Al comenzar a
movernos hacia el centro, somos uno. Nosotros somos parte de la eternidad, de
una tremenda experiencia luminosa de éxtasis, que está más alla de las
palabras. Algo que tu puedes ser… pero muy difícil de expresar. Pero surje un
gran deseo en tí de compartirlo, porque toda la gente a tu alrededor está en
búsqueda de exactamente una experiencia tal. Y tu lo lograste, conoces el
sendero.
Y toda ésta
gente está buscando por todas partes menos en sí mismos – ¡Donde está! Tu
quisieras gritarles en el oido. Quisieras remecerlos y decirles, ¡Abran sus
ojos! ¿Adonde van?. Donde sea que vayan, se alejan de sí mismo. Vuelvan a casa,
y entren en sí mismos tan profundamente como les sea posible!”
Este deseo de
compartir se convierte en creatividad. Alguien puede bailar. Han habido
místicos, por ejemplo, Jalaluddin Rumi, que cuya enseñanza no era con palabras,
su enseñanza era a través de la danza. Él danza. Sus discípulos se sientan
alrededor, y él les dice: Quien quiera danzar conmigo, que lo haga. Es un
asunto de sentirlo. Si no lo sientes, es tu asunto. Puedes simplemente sentarte
y mirar.”
Pero cuando ves
a un hombre como Jalaluddin Rumi danzando, algo dormido en tí se activa. A
pesar tuyo encuentras que estás bailando. Ya estás bailando antes de darte
cuenta que lo estás haciendo.
Aún ésta
experiencia es de enorme valor, el que hayas sido atraído por una fuerza
magnética. No ha sido una decisión de tu mente, no has sopesado los pro y los
contra, de participar o no participar, no. Sólo la belleza de la danza de Rumi,
su energía esparciéndose, se ha posesionado de tí. Tu eres tocado. Esta danza
es arte objetivo.
Y si puedes
continuar, poco a poco te sentirás menos y menos avergonzado, más y más capaz,
pronto olvidarás a todo el mundo. Llega un momento en que el danzarín
desaparece y sólo queda la danza.
Hay estatuas en
la India, frente a las cuales sólo tienes que sentarte en silencio a meditar.
Sólo mira las estatuas. Han sido creadas por meditantes de tal manera, de tal
proporcón, que con sólo mirarlas, la figura, la proporción, la belleza…
Todo está
perfectamente calculado para crear un estado similar dentro tuyo. Y con sólo
estar sentado en silencio frente a un estatua de Buddha o Mahavira, alcanzarás
una extraña sensacion, la cual no sucederá al sentarte frente a una escultura
occidental.
Toda escultura
occidental es sexual. Mira la escultura Romana: hermosa, pero algo crea
sexualidad en tí. Golpéa tu centro sexual. No te eleva. En oriente la situación
es totalmente diferente. Las estatuas se esculpen, pero antes que un escultor
comience a esculpir, él aprende meditación. Antes de comenzar a tocar la
flauta, él aprende meditación. Antes de comenzar a escribir poesía, él aprende
meditación. La meditación es absolutamente imprescindible para el arte, así
será arte objetivo.
Entonces, sólo
leyendo unas líneas de un haiku, una forma de poesía corta Japonesa, sólo tres
líneas, quizás tres palabras, y si lo lees en silencio, te sorprenderás. Es
mucho más explosivo que la dinamita. Simplemente abre las puertas de tu ser.
El haiku de
Basho está al lado de una fuente en mi jardín. Yo lo amo tanto, yo quería que
estuviese ahí. Así cada vez, yendo y viniendo, Basho es una de las personas que
yo he amado. Nada mucho en él: Una antigua noria. No es un poema común. Es muy
pictórico. Sólo visualízalo: Una antigua noria. Un sapo salta en él…. ¡Casi ves
la noria antigua! Casi escuchas al sapo, al sonido de su salto: Plop.
Y luego todo es
silencio. La noria antigua está ahí, el sapo saltó en él, el sonido de su salto
ha creado más silencio que antes. No es como ninguna otra poesía, que sigues
leyendo una poesía, y otra… No, tu simplemente lo lees y te sientas en
silencio. Visualízalo. Cierra tus ojos. Vé la antigua noria. Vé al sapo. Véelo
saltar. Vé las ondas en el agua. Escucha el sonido. Y escucha el silencio que
sucede.
Éste es arte
objetivo.
Basho debe
haberlo escrito en un estado muy meditativo, sentado a un lado de la noria, mirando
al sapo. Y el sapo salta.
Y de repente
Basho se da cuenta del milagro: el sonido está profundizando el silencio. El
silencio es mayor que antes. Éste es el arte objetivo.
A menos que
seas un creador, nunca encontrarás verdadero goce. Es sólo creando que te
vuelves parte de la gran creatividad del universo. Pero para ser creador, la
meditación es una necesidad básica. Sin él tu puedes pintar, pero esas pinturas
deben ser quemadas, no deben mostrase a los demás. Está bien, te ayudó a
descargarte, pero por favor, no cargues a nadie más. No lo presentes a tus
amigos, ellos no son tus enemigos.
El arte
objetivo es arte meditativo, el arte subjetivo es arte de la mente.
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