(ESHO FUNI)
SEGUNDA PARTE
La
unidad de persona y medio ambiente es una de las diez unidades o "no
dualidades" que derivan de la sistematización de Miao-lo en su Hokke Gengi
Shakusen. T'ien T'ai había expuesto los diez principios místicos de la
enseñanza teórica y los diez principios místicos de la enseñanza esencial del
Sutra del Loto. Más tarde, en el Hokke Gengi Shakusen, Miao-lo se refiere a
estos y explica las diez unidades o "no dualidades" luego de tratar
los diez principios de la enseñanza teórica y antes de referirse a aquéllos de
la enseñanza esencial. La sección del Hokke Gengi Shakusen que trata de estas
diez unidades o "no dualidades" se convirtió más tarde en un tratado
independiente denominado Jippunimon (Diez Unidades). Estas diez "no
dualidades" son:
I.
Unidad de cuerpo y mente (shikishin funi)
II.
Unidad de lo interno y lo externo (naige funi). El objeto de meditación se
divide en dos: el objeto interno o ámbito de la propia mente y el objeto
externo o el mundo fenoménico. La unidad de ambos significa que la propia mente
y el mundo fenómenico se poseen mutuamente gracias a los principios de ichinen
sanzen y de las tres verdades.
III.
Unidad de la naturaleza inherente de Buda y de la Budeidad manifestada a través
de la práctica (shusho funi): significa que la verdadera naturaleza o entidad
de todo fenómeno es esencialmente la misma que aquélla que uno manifiesta a
través de la práctica.
IV.
Unidad de causa y efecto (inga funi). "Causa" aquí significa
"mortal común" y "efecto" el Buda. Vale decir que la unidad
de causa y efecto significa que la naturaleza inherente de Buda en los mortales
comunes es la misma que la naturaleza de Buda que el Buda manifiesta.
V.
Unidad de lo puro y de lo impuro (senjo funi) o, lo que es igual, de
iluminación e ilusión. La mente impura, velada por la ignorancia es,
esencialmente, la misma mente pura basada en la iluminación.
VI.
Unidad de la vida y su medio ambiente (esho funi)
VII.
Unidad de uno y los demás (jita funi), en otras palabras, la unidad del Buda y
los mortales comunes, ambos entidades de ichinen sanzen.
VIII.
Unidad de pensamiento, palabra y acción (sango funi). El buda salva a las
personas a través de sus pensamientos, palabras y acciones. Debido a que cuerpo
y mente son esencialmente uno, también pensamiento, palabra y acción son
esencialmente uno.
IX.
Unidad de enseñanza provisional y verdadera (gonjitsu funi). El Buda predica
tanto las enseñanzas provisionales como la enseñanza verdadera -el único
supremo vehículo- según la capacidad de la gente y ambas enseñanzas provienen
de la mente iluminada del Buda: todas las enseñanzas provienen de la única ley
de Nam-myoho-renge-kyo...
X.
Unidad de beneficio (junin funi). Esto significa que, tanto el Buda como el
resto de las personas, en última instancia disfrutan de los mismos beneficios
de la Budeidad: no existe distinción esencial entre el Buda que conduce al
pueblo y aquéllos quienes reciben instrucción de ese Buda, en tanto que ambos
son entidad de Nam-myoho-renge-kyo...
De
esta manera, el concepto de unidad se aplica tanto a la relación entre cuerpo y
mente y a aquélla entre persona y naturaleza, entre distintas personas,
humanidad y sociedad y, en suma, entre todos los fenómenos del universo.
Unidad de la
Vida y su Medio Ambiente
¿Cuántos
seres humanos caben en nuestro planeta? Según las últimas cifras obtenidas por
el profesor del Museo Nacional de Etnología de Osaka, Naomichi Ishige, el
número equivale aproximadamente a tres o cuatro veces la actual población de
5500 millones, en otras palabras, unos 20.000 millones de personas. Pero los
problemas de la superpoblación son ya extremadamente serios y deben ser analizados
dentro del contexto de otros problemas, incluyendo aquéllos que son producto de
los deseos egoístas individualistas de muchos miembros de la humanidad, pero el
tema de la superpoblación es uno de los temas cruciales que debemos enfrentar
hoy en día y la solución a él sólo emergerá si la humanidad echa mano de su
sabiduría colectiva.
El
budismo explica la relación entre la vida humana y su medio ambiente utilizando
el concepto de esho funi, vale decir la unidad entre persona y medio ambiente.
La palabra esho está formada de las primeras sílabas de otras dos palabras: eho
que designa al medio ambiente o mundo objetivo del cual el ser humano depende
para su supervivencia y para sus actividades vitales y shoho, que designa un
ser viviente o mundo subjetivo.
Ni eho ni shoho pueden existir aparte de la
otra. Sho de shoho significa sujeto y e de eho, depender, significando que la
vida depende de su medio ambiente para su subsistencia. Funi significa el
principio de que la vida y su medio ambiente son al mismo tiempo fenómenos
independientes por un lado y, por otro, están profundamente identificados uno
con otro.
Funi es la abreviación de nini-funi (dos pero no dos) y funi-nini (no
dos pero dos). En suma, la vida y su medio ambiente son inseparables.
El
principio de ichinen sanzen incluye esta unidad de la vida y su medio ambiente.
En términos de los tres medio ambientes, shoho corresponde al medio ambiente de
los cinco componentes y al de los seres vivientes, y eho al medio ambiente del
medio ambiente externo. Ichinen sanzen revela que tanto shoho como eho son
inherentes en un único momento de la vida. En términos de la verdadera entidad
de todo fenómeno, la distinción entre el yo y el mundo objetivo pertenece a la
dimensión de "todo fenómeno" y su inseparabilidad esencial a la
"verdadera entidad".
Debido
a que la vida y su medio ambiente constituyen dos expresiones de la misma
entidad, shoho o el ser individual es formado e influenciado por eho o el medio
ambiente, y las condiciones de vida del individuo, por el contrario, también
pueden producir cambios en el medio ambiente. Nichiren Daishonin, en el Zuiso
Gosho trata acerca de esto cuando afirma que "las diez direcciones
constituyen el medio ambiente (eho) y los seres vivientes son la vida (shoho).
El medio ambiente es como la sombra y la vida como el cuerpo. Sin el cuerpo no
puede haber sombra. Del mismo modo, sin vida, el medio ambiente no puede
existir, aunque la vida sea soportada por su medio ambiente".
Todos
los problemas concernientes a la población y su medio ambiente deben ser
analizados bajo la premisa de que es tarea de la humanidad el mantener una
cierta armonía en nuestro planeta de manera tal que los ritmos naturales de la
Tierra no se vean perturbados. La relativamente joven ciencia de la ecología de
alguna manera se basa en el presupuesto de que todas las formas de vida sobre
la Tierra existen en una compleja interrelación y que el hombre, lejos de ser
la única criatura, es parte inseparable de un ecosistema más vasto: la totalidad
de la vida terrestre.
Las
implicancias de esta visión serían que la Tierra misma constituiría un único y
enorme organismo viviente. Hace más de treinta y cinco años atrás, Josei Toda,
segundo presidente de la Soka Gakkai y mi maestro de la vida, decía:
"La
Tierra misma es una entidad viviente. Y, si se satisfacen las condiciones
necesarias, surgirán en su seno las numerosas formas de vida". El creía
que la vida humana y la Tierra constituían una sola entidad viviente inserta en
la inmensurable vastedad del cosmos.
En este contexto, el nacimiento de una
nueva vida es mucho más que un bebé emergiendo del útero de su madre:
constituye un evento que forma parte de nuestro planeta y aún del Universo como
un todo.
Este
es un hecho que la ciencia moderna ha comenzado a comprobar. Jim Lovelock de
Inglaterra y Lynn Margulis de los Estados Unidos han elaborado una teoría que
es sorprendentemente afín a aquélla de Josei Toda. Esta teoría, ampliamente
respetada por la comunidad científica, sostiene que nuestra tierra constituye
lo que podría denominarse una "biósfera". Estos dos científicos
afirman que nuestro planeta, por naturaleza, realiza su máximo esfuerzo para
mantener un equilibrio haciendo ajustes en cosas tales como la composición
química de la atmósfera o la temperatura de la superficie terrestre.
Basando
estos argumentos en sus numerosas investigaciones, Lovelock y Margulis sacan
como conclusión que tales fenómenos sólo pueden ser explicados si consideramos
a la Tierra como una única entidad viviente. Ellos han denominado a su teoría
la "Hipótesis Gaia" tomando el nombre de la diosa griega que
personificaba la Tierra.
He
tenido la oportunidad de conversar con algunos astronautas y todos ellos me han
comentado que el contemplar la Tierra desde el espacio exterior constituye una
verdadera experiencia espiritual que modifica de manera permanente las propias
perspectivas. Tal vez no haya nada en la historia de nuestra especie que haya
alterado nuestra conciencia tanto como las primeras fotografías de la Tierra
tomadas desde el espacio.
Por supuesto que hoy en día estamos tan
familiarizados con tales fotografías que ya no nos impresionan tanto como al
comienzo, pero aquellas primeras fotografías marcaron un punto de inflexión
para la humanidad:
Los historiadores del futuro seguramente las considerarán un
símbolo del siglo XX. Aquellas fotografías, ampliamente utilizadas por los
partidarios de la abolición de las armas nucleares y la conservación del medio
ambiente nos hicieron conocer el acertado término de "Nave espacial Tierra".
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